
Un joven discípulo solicitó al Maestro Iluminado el asistir en silencio a las entrevistas que éste concedía a aquellas personas que iban en busca de su consejo y sabiduría.
La primera visita fue la de un hombre que preguntó:
—Maestro, ¿Dios existe?
—Sí —le dijo el Maestro como lacónica respuesta.
En la segunda visita una mujer también preguntó:
—Señor, ¿Dios existe?
—No —fue en esta oportunidad la contestación.
En una tercera visita un joven interrogó:
—Iluminado, ¿Dios existe?
En esta ocasión, el Maestro guardó silencio, y el joven se marchó sin una respuesta a la pregunta formulada.
El discípulo, desconcertado por la extraña conducta del Maestro, no pudo por menos que preguntarle:
—Señor, ¿Cómo puede ser que a tres preguntas iguales hayas respondido de modo diferente cada vez?
—Lo primero que has de saber —contestó el Maestro— es que cada contestación va dirigida a la persona que pregunta y por tanto no es para ti ni tampoco para nadie más. Y lo segundo es que he respondido de acuerdo con la realidad y no con las apariencias.
En el primer caso se trataba de un hombre en el que mora la divinidad pero que ahora vive un momento de oscuridad y duda, por eso he querido apoyarlo.
El segundo caso se trataba de una mujer beata apegada a las formas externas de la religión que ha descuidado a su familia por atender el templo, y por ese motivo es bueno que aprenda a encontrar a Dios entre los suyos.
El tercer caso se trataba sólo de alguien que ha venido a verme por curiosidad y sencillamente ha improvisado esa pregunta como podía haber hecho cualquier otra.

FUENTE: Los 120 mejores cuentos de las tradiciones espirituales de oriente. Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez. EDAF. Colección “Arca de la sabiduría”. Madrid. 1999. MÚSICA: Corte de POKITO A POKO -Chambao-
Muchas gracias Juan Miguel. Un fuerte abrazo.