
El primer ministro del rey era un hombre de visión clara y gran ecuanimidad. El rey, por ello mismo, tenía enorme confianza en su ministro.
A menudo el ministro decía ante un acontecimiento o circunstancia: «Será para bien.»
Pero he aquí que un día el rey estaba utilizando un cuchillo y se rebanó por completo uno de los dedos de la mano.
El primer ministro, que en ese momento estaba presente, declaró sin perder la calma: —Será para bien.
El monarca montó en cólera. ¿Cómo podía ser para bien que se hubiera cortado un dedo y una de sus manos quedara mutilada para siempre?
Indignado y decepcionado, el monarca ordenó que metiesen en la cárcel al primer ministro.
El ministro dijo: —Será para bien.
Días después el reino fue conquistado por un reino vecino. El monarca del reino invasor ordenó a los sacerdotes que sacrificasen al monarca sometido a los dioses. Iban a matarlo en sacrificio cuando descubrieron que le faltaba un dedo, por lo que tuvieron que desistir del sacrificio ritual, toda vez que no se puede sacrificar a los dioses un cuerpo imperfecto.
Entonces el monarca vencedor dijo:
—En tal caso, sacerdotes, sacrificad al primer ministro.
Pero como el primer ministro estaba en prisión, nadie logró dar con su paradero.
Pasadas unas semanas, fuerzas leales al monarca destronado reconquistaron el reino. Entonces el rey se dio cuenta de que su primer ministro había tenido razón. Gracias a su mano mutilada y a que el ministro estaba encarcelado, ambos habían salvado sus respectivas vidas.
El rey llamó al ministro y lo abrazó.
—Perdóname —le dijo—; quiero que de nuevo detentes tu cargo. Pero el ministro replicó:
—Señor, todo es tan contingente, tan inestable, que he decidido dedicar el resto de mi vida a la práctica de la meditación y a la búsqueda de lo Sublime. El monarca contestó:
—Será para bien.
El ministro repuso satisfecho:
— Habéis aprendido la lección.

FUENTE: CALLE, Ramiro. Antología de cuentos de la India y el Tibet. EDAF. Colección “Arca de la sabiduría”. Madrid. 1999. MÚSICA: GOVINDA, GOVINDA, HARI, HARI (Mantra del niño divino interior)
Sobre la música que acompaña
La pieza musical de 3 minutos y 34 segundos que acompaña este cuento es el mantra “GOVINDA, GOVINDA, HARI, HARI” interpretado por la cantante Snatam Kaur
Como ya he señalado en notas anteriores, un “mantra” es una palabra sánscrita que tiene como objetivo relajar e inducir a un estado de meditación en quien canta, recita o escucha. La palabra está conformada por dos expresiones “man” que significa “mente” y “tra” que expresa “liberación”. El mantra “GOVINDA, GOVINDA, HARI, HARI” se conoce como “el mantra del niño interior”. Se trata de un canto de alabanza al dios hindú Govinda, que es el nombre con el que se conoce al dios Krisha cuando era niño, siendo Kishna una de las diversas encarnaciones de Visnú
Así pues, al pronunciar o cantar GOVINDA se está haciendo referencia al dios que todo lo sostiene, que todo lo mantiene, que todo lo asegura porque está ahí siempre como el Universo en proceso permanente de expansión y garantía de vida. Es como la fuerza o energía universal que todo lo atraviesa y hace posible la existencia de seres.
El término HARI hace referencia a la energía vital que está presente en cada ser vivo y que se renueva a cada instante como efecto de los procesos de nutrición, respiración e interacciones con nuestro medio. Representa la frescura del instante, la singularidad del momento o de la vida apreciada como un presente continuo cuyo valor únicamente puede vivirse en el ahora de cada instante.
Como todos los mantras y dependiendo de las características y sensibilidad emocional de la persona que lo canta o recita, sus efectos son beneficiosos en cuanto que proporciona:
- Desconexión de las preocupaciones y limpieza de nuestra mente de pensamientos tóxicos o inútiles.
- Acceso a un estado emocional de paz, tranquilidad y alegría con todo y con nada.
- Ánimo, fuerza, valor y energía para afrontar las adversidades.
- Acercamiento a nuestro “niño o niña interior” y el reconocimiento de que somos seres de paz, bondad, transparencia y pureza al mismo tiempo que seres de imaginación, sueño, utopía y esperanza.
“Será para bien” es la misma lección que aprendí en mi vida como una de las mejores. Me esfuerzo de corazón cada día por transmitirla a los que me rodean y que yo lo expreso con esta frase: “Todo tiene sentido”. Un fuerte abrazo Juan Miguel.
Un gran abrazo y muchas gracias por tus comentarios Rafael. Como bien sabes, cualquier ser humano con un mínimo de conciencia se da cuenta de que aprender a “bien vivir” supone asumir y afrontar dificultades, comprendiendo que estas forman parte insustituible de nuestro desarrollo. Es más, a estas alturas de mi vida creo, que cada dificultad encierra en si misma una facilidad o una posibilidad que cuando se está en plena dificultad no se ve, pero cuando se presenta otra, o simplemente pasa el tiempo, surge como por azar una posibilidad insospechada de desarrollo. A esto Edgar Morin lo llama “ecología de la acción”, las religiones como el hinduismo y el budismo lo llaman “Ley del Karma”. Puedes ver un texto sobre este asunto aquí: https://batalloso.files.wordpress.com/2018/12/MI-Karma_Fe_Bendición.pdf