Cuentan que había un rey a quien le gustaban mucho los dragones. Se hizo un gran experto en esta materia y su palacio estaba decorado con obras de arte que recreaban todo tipo de dragones, gran parte de sus joyas representaban dragones y su ropa estaba decorada con motivos de dragones.
En sus jardines manaban fuentes con dragones de piedra e instauró una gran fiesta llamada el Festival del Dragón. Incluso afirmaba que sería capaz de dar cualquier cosa con tal de tener la oportunidad de ver a un dragón si es que éstos hubiesen existido.
Una noche, un fuerte ruido lo despertó. Un enorme animal estaba introduciendo su cabeza por la ventana y, al abrir sus fauces, lanzó una llamarada que casi alcanzó al rey. Era un dragón.
El aterrorizado monarca llamó a gritos a su guardia, que acudió en tropel armada hasta los dientes.
—¡Matad a esa bestia! —ordenaba el rey fuera de control.
Al cabo de una cruenta pelea, el extraordinario animal yacía muerto a las puertas de palacio.
Desde ese momento, al rey dejaron de gustarle los dragones.
EL MAESTRO DICE: nadie puede escapar a sus acciones. Tal es el designio del Karma.

FUENTE: Los 120 mejores cuentos de las tradiciones espirituales de oriente. Recopilación de Ramiro Calle y Sebastián Vázquez. EDAF. Colección “Arca de la sabiduría”. Madrid. 1999. MÚSICA: DON’T DECORATE YOUR DREAMS -Música clásica china-
Gracias Juan Miguel. Un abrazo.
Muchas gracias a ti, por SER y por ESTAR. Sigamos !!!