Cristóbal Colón y el descubrimiento de América (6)

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Cristóbal Colón y el descubrimiento de América (6)

Por José Melero Pérez

Escena 6- Llegada de Colón a Guanahani (S. Salvador)

Los historiadores no comprenden la mezquindad de Colón cuando está a punto de conseguir ingentes riquezas. Dice la leyenda que Rodrigo, indignado, pasó más tarde a Marruecos y se convirtió al islamismo. (En Sevilla, un monumento lo homenajea).

Llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó como «San Salvador», en el archipiélago de las Bahamas. Dos días permaneció Colón en la isla, y viendo que era minúscula, levaron anclas. Se dirigen a una isla que los indígenas llaman Cuba, pensando Colón que se referían a Cipango, descrita por Marco Polo. Pero tampoco en ella encuentra el oro ansiado, pero sí algo que le maravilla: una hierba que llaman tabaco y que los indios prenden para aspirar humo. Se trataba de uno de los descubrimientos que han influido más profundamente en los hábitos del hombre moderno.

De Cuba van a Haití, que bautizan con el nombre de La Española. Colón queda deslumbrado ante la belleza de aquella tierra y decide fijar en ella el punto de recalada para proseguir la búsqueda de Cipango (Japón) y Catay (China). Una noche, la corriente arrastra a la nao capitana hasta quedar encallada en la arena. Era el día de Navidad de 1492. La Niña no puede absorber la carga de La Santa María y La Pinta ha desaparecido con Martín Alonso. Decide Colón entonces fundar en aquella costa la primera ciudad cristiana del Nuevo Mundo. Construyen un fortín, donde trasladan los víveres y municiones de la nao encallada. El Almirante ve en este accidente una señal de Dios:” Conoció que Nuestro Señor había hecho encallar allí la nao porque hiciese allí asiento”. Así surgió el fuerte y villa de Navidad, donde se queda un grupo de hombres con víveres y munición. Luego decide volver a Castilla a dar a los reyes la nueva del descubrimiento.

Colón emprende el viaje de vuelta

El 4 de enero de 1493 Colón pone rumbo a España con la única carabela que le quedaba, La Niña. Casualmente localizan a la Pinta en un fondeadero. Ambas carabelas regresan juntas a España, pero una tormenta las vuelve a separar.  La primera escala la hace La Niña en la isla de Sta. María (Azores), luego divisa Cascais, en la costa portuguesa, y el 4 de marzo anclaba en Lisboa.

Pronto se corrió por la ribera el descubrimiento de nuevas tierras. Los Reyes de Portugal se enojaron porque gozaban del privilegio exclusivo, concedido por tres bulas papales del s. XV, de las navegaciones de descubierta. Consideraban, pues, como una intromisión la expedición castellana. El hallazgo de una ruta más corta y fácil hacia oriente suponía el triunfo castellano en la competencia por el dominio de las rutas comerciales. ( Y eso que no se había llegado a Asia ). La ocupación de las Canarias por Castilla estuvo a punto de provocar una guerra con Portugal. Colón le dijo a los reyes que hablaran con los de Castilla, porque él era solo un navegante, nombrado Almirante. La diplomacia se impuso y Colón pudo zarpar. Martín llegó antes a la Península de que lo hiciera Colón que llegó a Lisboa el 4 de marzo.  Alonso escribió a los Reyes dando noticia del descubrimiento, atribuyéndoselo a Colón. Martín, entonces, bordeó la costa con la intención de encontrarse con Colón en el puerto de Palos. El mismo día, 15 de marzo de 1493, con pocas horas de diferencia, llegaron al puerto desde donde partieron. Martín, muy enfermo, moriría poco después.

Escena octava: Recibimiento de Colón por los Reyes Católicos en el palacio del Tinell de Barcelona.

Colón estaba ansioso por presentarse a los Reyes, que en ese momento se encontraban en Barcelona, ya que los reyes tenían una corte itinerante. Y hacia allí se dirigió con su séquito, siendo recibido con todos los honores. Informados de las pretensiones de los reyes de Portugal prepararon naves de combate para hacer valer los derechos de Castilla. Pero para evitar la guerra con Portugal los Reyes Católicos pidieron al papa Alejandro VI que reconociera el derecho de Castilla sobre las nuevas tierras. El papa promulgó una bula en 1493, Intercaetera divinae. En virtud de la misma, concedía todo lo descubierto por Colón a la Corona de Castilla, con la condición de que los monarcas se dispusieran a propagar la fe cristiana. Posiblemente, la rapidez con que se hizo esta declaración estuviese propiciada por el regalo de una parte del oro americano a los monarcas en Barcelona que trajo Colón. También Roma recibió parte de ese oro que se utilizó para decorar los paneles en Santa María Maggiorre de Roma.

En la bula, Alejandro VI expresa su deseo de que “la fe católica y la religión cristiana sea exaltada sobre todo en nuestros tiempos, y por donde quiera se amplíe y dilate, y se procure la salvación de las almas, y las naciones bárbaras sean sometidas y reducidas a la fe cristiana”. También incluye palabras de admiración hacia Cristóbal Colón, un “hombre apto y muy conveniente” para la empresa que realizó.”

El papa, en esta bula, considera a los indígenas como pueblos bárbaros, término despectivo que conlleva no considerar a los indígenas como sujetos con derechos. También se desprende un desprecio hacia las culturas indígenas. El mensaje del papa es de una gran firmeza sobre la misión encomendada a los colonizadores – españoles y portugueses- respecto a las poblaciones indígenas del Nuevo Mundo. Debían ser “sometidos y reducidos a la fe cristiana”, palabras que chocan frontalmente con las palabras de Jesús: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva por toda la creación”. Esas palabras del papa fueron el pistoletazo de salida hacia una colonización en la que se cometieron muchos abusos.  Fray Bartolomé de las Casas fue el que denunciaría los atropellos realizados por los españoles.

Continuará…


JOSÉ MELERO PÉREZ, nació en Madrid el 15 de septiembre de 1941. Está licenciado en Psicología y en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona. Profesor jubilado. Actualmente escribe en su blog OJO CRÍTICO; en la sección “Entre Todos” de El Periódico. y en la revista electrónica “Religión Digital” a la que pertenece este artículo.
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