
No creo que a estas alturas del siglo XXI pueda haber alguien que cuestione la necesidad de la enseñanza, el aprendizaje y el disfrute de la Literatura en todas sus formas, así como de las Artes y Humanidades en general. Sin embargo, los tiempos de esta civilización tecnocéntrica, productivista, depredadora, mercantil y capitalista las han ido arrinconado y marginando poco a poco del curriculum establecido de todos los sistemas educativos del mundo. Ahora lo que las instituciones y organizaciones exigen, son trabajadores bien dotados de competencias profesionales y técnicas que contribuyan a lograr los primeros puestos en la guerra eterna de la competitividad económica. Lo de las competencias humanas, éticas y de búsqueda del sentido de la vida o simplemente la realización del gozo de existir y vivir, ya si eso, otro día. Y así nos va.
La Literatura, es pues indispensable y fundamental para cualquier programa o proyecto de desarrollo educativo y personal que se precie. Y es que la vida, es en realidad Literatura, es decir, misterio, magia, sueño, proyección, deseo, transposición, nostalgia, ilusión, utopía y en definitiva amor, que es lo mismo que decir Poesía. ¡Qué sería de nosotros sin la POESÍA!
En cuanto a mí, he de confesar que tuve una educación literaria desgraciada, sobre todo porque no encontré ningún profesor que me contagiara el amor por la belleza de la expresión escrita y su capacidad para transmitir deseos, sueños, sentimentos y emociones. Sin embargo y a pesar de aquella desgraciada educación (¿?) nacionalcatólica tuve alguna suerte, aunque no pude o no supe aprovecharla. Mi padre, que era un hombre sin ningún tipo de títulos escolares o académicos y que aprendió a leer ya de adulto, tenía en su mesita de noche dos libros que siendo muy jovencito intenté leer, pero que terminé por abandonarlos. Una circunstancia que siempre me producía una especie de curiosidad sorprendente: ¿como un hombre sin estudios andaba siempre leyendo aquellos dos libros?
Fue muchos años después cuando descubrí por mí mismo, que aquellos dos libros que mi padre leía, eran y siguen siendo dos obras de autores consagrados de la Literatura Española y Universal. Una era, “Don Quijote de la Mancha“ de Miguel de Cervantes y la, otra, una Recopilación de Poemas de Santa Teresa de Jesús. Y digo muchos años después, porque si algo hicieron aquellos profesores conmigo y con casi todos los estudiantes de bachillerato de mi generación, fue enseñarnos a odiar o a ignorar la Literatura. Para ellos, lo único importante era que aprendiésemos grandes retahílas de memoria de lo que era nada más que Historia de la Literatura mal contada, descontextualizada y fraudulentamente utilizada para adoctrinar ideológicamente a la juventud.
Pasó el tiempo y en mi incansable adicción a la lectura y a la música de autor de aquellos años de la década de los sesenta y setenta del pasado siglo descubrí el placer de sentir y gozar de la POESÍA a la que me acerqué gracias a aquellas canciones inmortales de Paco Ibáñez y Joan Manuel Serrat. Esta es la razón por la que me ha parecido de suma importancia, dedicar en este humilde sitio de KRISIS un espacio para la POESÍA de todos los tiempos y latitudes, aunque dedicaré una atención especial a esa Poesía de autores poco conocidos para el gran público y que de algún modo están relacionados con CAMAS (Sevilla) o sencillamente porque los conozco y los considero de un inmenso valor.
Ni que decir tiene, que les agradezco de todo corazón su colaboración y cooperación conmigo en la construcción de KRISIS. Y ya, sin más demora ofrezco aquí sus poemas, a los que puedes acceder directamente en este carrusel de imágenes.