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Girard y Vattimo:u003cbru003ereligiones, poder y violencia (1)
Por Leandro Sequeiros San Román

El 19 de enero 2015, el neurofisiólogo y colaborador de Tendencias21, Francisco J. Rubia, estuvo en televisión española en el programa “Para todos los 2”. Fue entrevistado sobre el tema de las relaciones entre la violencia y la religión a propósito de los atentados yihadistas en París.
La opinión de Rubia, ya conocida por los lectores de Tendencias21, es que existe una vinculación estructural entre violencia y religión. Las religiones construyen imaginarios del mundo que incitan a comportamientos exclusivistas, integristas, reaccionarios y fundamentalistas. Y este imaginario exige imponerse a la fuerza al postular que es el único camino de salvación. Por tanto, todas las religiones tienen pretensiones exclusivistas y llevan dentro el germen de la imposición y de la violencia.
Esta noticia es una buena excusa para presentar un trabajo muy denso del que creemos que los lectores de Tendencias21 de las Religiones pueden tener información y criterios para formar su mente. El título es “¿Verdad o fe débil?” Reflexiones a propósito de un diálogo. El autor es el profesor de la Facultad de Teología de Granada, Pablo Ruiz Lozano, y está publicado en la revista Proyección. Teología y Mundo actual (número 254, julio-septiembre de 2014).
René Girard dialoga con Gianni Vattimo
En el año 2011 apareció en castellano la obra ¿Verdad o fe débil? Diálogo sobre cristianismo y relativismo (Paidós, Barcelona, 2011). Se trata de la recopilación de tres diálogos mantenidos por Gianni Vattimo y René Girard acerca de tres conceptos fundamentales en filosofía y con implicaciones para entender las tendencias de las religiones. Estos conceptos son la verdad, la secularización y el relativismo.
En estos diálogos entre Vattimo y Girard se toma como fundamento de la discusión las provocadoras tesis de René Girard sobre la violencia de las religiones y la particular interpretación que el filósofo italiano realiza de éstas. Además, el texto se completa con dos breves ensayos, uno de cada autor, que iluminan y aclaran la posición de ambos sobre las cuestiones debatidas en los diálogos.
El tema del encuentro entre Vattimo y Girard es particularmente interesante y oportuno en estos tiempos, tanto por la evolución que ha tenido la filosofía en las últimas décadas, como por debates mantenidos en el ámbito filosófico en el que se ha planteado el problema de la verdad, el papel de la secularización y su influencia en el cristianismo a propósito de los atentados yihadistas en Francia.
El punto de partida
El entonces teólogo e intelectual Josep Ratzinger ha defendido en artículos, libros, entrevistas y discursos el alcance destructivo de la secularización. Las frecuentes llamadas de atención de Benedicto XVI acerca de la influencia que está ejerciendo en la sociedad la secularización y su derivación, como es el relativismo, enlaza con la propuesta de Gianni Vattimo, quien, precisamente, propone recuperar la religión desde los presupuestos de la posmodernidad y la secularización, pero con unas implicaciones ciertamente relativistas. Girard, sin embargo, postula que las religiones son un obstáculo para una sociedad laica liberada de trabas religiosas violentas.

La hipótesis de Girard
Para el filósofo Ruiz Lozano, René Girard propone una lectura antropológica y sociológica del nacimiento de la religión y de lo sagrado a partir de la dinámica mimética del deseo humano.
Frente a la concepción solipsista del deseo que ha prevalecido a lo largo de la historia tanto en el ámbito filosófico, como en el psicológico, el antropólogo francés propone una relectura del hombre según la cual éste desea de manera mimética (la mimesis es objeto de estudio y presentación en casi todas las obras de Girad. Sin embargo, en las que aparece de manera más sistemática son: R. Girard, Mentira romántica y verdad novelesca, Anagrama, Barcelona 1985; y R. Girad, Los orígenes de la cultura, Trotta, Madrid 2006. En esta última obra matiza y aclara algunas cuestiones sobre la mimesis que parecían confusas para algunos de sus estudiosos).
Independientemente de las consecuencias y posibles lecturas que esta novedad pueda traer para la comprensión del hombre, especialmente en su desarrollo psicológico y en su cotidianidad, lo que más sorprende de su hipótesis es la importancia que ejerce en la explicación de la cultura y la historia humana.
El deseo mimético y el chivo expiatorio
Una de las características del deseo mimético es que se define por ser un deseo que provoca imitación y, por tanto, rivalidad entre sujetos que desean lo mismo. Esta rivalidad puede derivar fácilmente en violencia, especialmente si no hay mecanismos que impidan la escalada de esta.
En los animales, donde también se da la mimesis, existen estructuras instintivas, como los “dominance patterns” que controlan la violencia. Sin embargo, en el caso del hombre, y más en concreto, en el proceso de hominización, es muy posible que la pérdida de instinto en el hombre haya tenido que ser sustituida por estructuras culturales capaces de resolver el problema que supone la violencia mimética 1 Ref.Cf. R. Girard, El misterio de nuestro mundo, Sígueme, Salamanca 1982, 102-107.
La respuesta a esta necesidad es ofrecida por Girard a través del mecanismo del chivo expiatorio. Toda la hipótesis sobre el origen de la cultura y la religión se sustenta sobre este mecanismo. En La violencia y lo sagrado describe desde una perspectiva etnológica y antropológica el origen de la religión fundamentándolo sobre este mecanismo.
Este término, “el chivo expiatorio”, se refiere al mecanismo que se produce en un grupo social durante una escalada mimética que deriva hacia la violencia y cuya resolución es la canalización de esa violencia hacia un individuo del grupo. El mecanismo del chivo expiatorio se sitúa principalmente en el origen de la sociedad, pero no en exclusiva. El proceso se podría describir así: si consideramos un grupo humano (los primeros serían homínidos) en el que la relación entre ellos derivara a una situación conflictiva y violenta, sería factible que por alguna circunstancia encontraran un modo de acabar con la violencia y no terminar autoaniquilados.
Es posible que, en el momento de máxima violencia, en la lucha de todos contra todos, cuando ya nadie se acuerde de qué fue lo que originó la batalla, que, por imitación mimética de esos mismos deseos, se unan todos en torno a un mismo deseo: culpabilizar a un individuo y centrar sobre él toda la violencia que estaba dispersa en el seno del grupo. Si llega a producirse tal hecho, asesinarán a esta víctima y en el mismo momento en que acaben con ella, acabarán con la pesadilla que amenazaba a toda la comunidad.
El fin de la violencia, resultado de esta muerte, les impresionará de tal modo que todos los supervivientes quedarán convencidos de que la causa de todos los males era la víctima, pues al acabar con ella ha vuelto la paz. Pero, también, pensarán que la causa del apaciguamiento será la víctima, pues con su muerte ha renacido la paz. Es esta convicción y el modo como afecta a la comunidad lo que hace que esa víctima se convierta en referente máximo de todo lo nuevo que aparece en la comunidad. Hasta el punto, que esa referencia hace coincidir en la víctima las características de lo sagrado.
Así, si la comunidad no quiere recaer en la violencia, entenderá que debe evitar hacer aquello que le llevó antes a ella. Y si, por alguna razón, están en peligro de que vuelva a ocurrir, tratarán de imitar el mismo proceso que los llevó a la paz. Este doble modo de acción es lo que en religión se llaman prohibiciones y ritos.
Además de este supuesto origen histórico de lo religioso, el mecanismo se constituye, podríamos decir, en el punto cero de la historia propiamente humana. El surgimiento de la humanidad a partir de una crisis violenta y radical se convierte en factor estructural del hombre, porque desde él surgen todos los elementos necesarios para la aparición de la cultura, que lo conforma.
Evolución humana y violencia
Al situar el mecanismo expiatorio en el origen humano, Girard identifica el proceso social con la aparición cultural: identifica la crisis social con la indiferenciación; por el contrario, la resolución de la crisis es vivida como estructuración. Lo sagrado no sólo es sagrado, es el primer significante diferencial. Y a partir de él se establecen todas las distinciones necesarias para la elaboración simbólica, pues lo sagrado es el principio máximo que distingue lo que es bueno de lo que es malo, lo que es dentro de lo que es fuera, etc.
El criterio desde el que se realiza cualquier diferenciación es la relación o no con la violencia. Todo lo que sea la violencia o recuerde la violencia corresponde a lo sagrado y está en función de ello. A partir de la religión, surge todo lo que llamamos cultura. Mediante la relación que se establece con lo sagrado se crea un saber que permite diferenciar, sustituir e identificar, es decir, recrear todo lo necesario para estimular el desarrollo de la conciencia humana y, consecuentemente, la cultura. 2 Ref.Cf. R. Girard, El misterio de nuestro mundo, 59-96. En una obra reciente, el profesor Ángel Barahona sintetiza en un par de páginas, cómo pudo haber sido este proceso por el que se pudo pasar del pensamiento concreto al pensamiento simbólico. Cf. Á. Barahona, René Girard: de la ciencia a la fe, Encuentro, Madrid 2014, 193-194.
Es muy importante señalar que en el proceso de evolución y desarrollo de la humanidad este origen de lo simbólico determina toda la construcción cultural. La dinámica mimética y el mecanismo del chivo expiatorio no sólo son un modo de ser del humano y un acontecimiento del pasado, sino que se convierten en instrumento hermenéutico a través del cual se podría descubrir el origen violento de la humanidad y los peligros que entrañan.
Toda la cultura, porque toda tiene el mismo origen violento y religioso, está marcada por la violencia. El mismo discurso filosófico es reflejo de las pasiones, del deseo, si bien, en este caso se encuentra siempre disimulado a través de conceptos filosóficos. A lo largo de la historia, la religión y la cultura secularizada que ha nacido de ella ha sido un reflejo distorsionado y camuflado de la violencia original.
Cristo, violencia y religión
Sin embargo, René Girard introduce un nuevo elemento que completa su tesis. Cristo a través de su vida y muerte desvela el mecanismo del chivo expiatorio y la dinámica de la mímesis violenta.
El pensador francés se esfuerza en demostrar que en los evangelios se reconoce la continuidad entre la revelación que se efectúa en ellos y las religiones anteriores; que en Jesús se produce un rechazo pleno de la violencia, que Dios no tiene nada que ver con la violencia de los hombres; y que la muerte de Jesús, pese a ser análoga a las muertes anteriores de las víctimas expiatorias de todas las religiones, es estructuralmente diferente, pues en vez de confirmar el mecanismo del chivo expiatorio, lo revela.
La clave de esta transformación ejercida por Jesús es hacer consciente lo inconsciente, mostrar la falsedad de una estructura religiosa: eficaz, pero esclavizante. La muerte de Jesús es revelación porque, aunque es un intento más de victimización expiatoria, es un proceso que se hace desvelando la inocencia de la víctima y mostrando el engaño sobre el que se ha constituido toda la cultura desde la fundación del mundo 3 Ref.Cf. R. Girard, El misterio de nuestro mundo, Sígueme, Salamanca 1982. En esta obra añade a la perspectiva ofrecida en La violencia y lo sagrado el papel de la tradición judeocristiana en la revelación del mecanismo expiatorio. Algo que necesita ser completado con la tesis presentada en El chivo expiatorio 4 Ref.Anagrama, Barcelona 1986. En estos tres libros podemos decir que se sintetiza toda la hipótesis del autor francés en lo que se refiere a lo religioso. Si bien, en otros textos, se matizan y se aclaran algunos elementos.
El papel que tiene la encarnación de Jesús es romper el nexo entre violencia y religión. Y es esta perspectiva la que interesa a Gianni Vattimo para proponer su lectura débil de la metafísica.
Continuará…

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LEANDRO SEQUEIROS SAN ROMÁN nació en Sevilla en 1942. Es jesuita, sacerdote, doctor en Ciencias Geológicas y Licenciado en Teología. Catedrático de Paleontología (en excedencia desde 1989). Ha sido profesor de Filosofía de la Naturaleza , de Filosofía de la Ciencia y de Antropología filosófica en la Facultad de Teología de Granada. Miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Zaragoza. Asesor de la Cátedra Francisco Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia de Comillas. Presidente de la Asociación Interdisciplinar José Acosta (ASINJA).Es autor además, de numerosos libros y trabajos que se ofrecen gratuitamente en versión digital en BUBOK.En la actualidad reside en Granada continuando sus investigaciones y trabajos en torno a la interdisciplinaredad, el diálogo Ciencia y Fe y la transdisciplinariedad en la Universidad Loyola e intentando relanzar y promover la Asociación ASINJA que preside. Un nuevo destino después de haber trabajado solidariamente ofreciendo sus servicios de acompañamiento, cuidado y asesoramiento en la Residencia de personas mayores San Rafael de Dos Hermanas (Sevilla).
El presente artículo fue publicado en la Revista digital ATRIO el pasado 30 de agosto de 2023
La persona de Leandro Sequeiros es un referente de testimonio evangélico, de excelencia académica, de honestidad y rigor intelectual de primer orden. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento más sentido por honrar con sus colaboraciones este humilde sitio de KRISIS..
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