JMJ (2023) en Lisboa y “adolescencia prolongada” (1)

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JMJ (2023) en Lisboa y “adolescencia prolongada” (1)

Por Leandro Sequeiros San Román

Me decía una madre granadina: “si mi hijo fuera un chirimoyo, lo envolvería el papel de periódico para que madurase. Pero como no es un chirimoyo, no sé qué hacer con él”.

Se suelen denominar ‘centennials’ a aquellos jóvenes nacidos a partir del 2000 y que han vivido bajo el amparo de los dispositivos móviles. También conocidos como ‘generación Z’ serán, junto con los ‘millennials’, mayoría demográfica a nivel mundial en el año 2020. La mayor parte del millón y medio de asistentes a las JMJ (2023) en Lisboa, pertenecen a estos grupos. Según el sociólogo Javier Elzo, “se encuentran con una adolescencia prolongada, con un no saber que hacer en la vida, son niños más flojos emocionalmente que las generaciones anteriores. Y cuando esta adolescencia se prolonga en el tiempo ellos se van acomodando. Una vez llegan a la edad adulta se acaban adaptando a la vida, pero en el camino caen muchos”.

A muchos educadores, formadores, padres, sociólogos y psicólogos les preocupa el fenómeno de la llamada “adolescencia prolongada”. A diez años del “hagan lío“, el Papa Francisco llamó a los jóvenes a cambiar el mundo. Pero – desde mi punto de vista- en diez años los jóvenes han cambiado mucho. Según los sociólogos, los jóvenes (al menos los europeos) no quieren cambiar el mundo. Y se encuentran muy bien en esta sociedad del bienestar. Los estudios muestran que hay una “adolescencia prolongada” y han perdido la capacidad reivindicativa.

Aun así, Francisco volvió a reunir multitudes en Portugal, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud. Aunque el ambiente nos parecía excesivamente infantilizado, adolescente, solo emocional. – A 10 años de haber lanzado su icónico “hagan lío” en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, el papa Francisco volvió a reunir multitudes en un país de lengua portuguesa y tuvo cinco días de actividades con convocatorias que superaron las expectativas y durante las que llamó a los jóvenes reunidos en Lisboa, Portugal, a “cambiar el mundo” con inclusión y paz y preocupación por el ambiente. “No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños”, clamó el Papa en su primer día en Lisboa, en donde pidió a los jóvenes que “busquen y arriesguen”.

En línea similar, el Papa Francisco les habló luego a los universitarios en la Universidad Católica Portuguesa, a los que exhortó a hacer del mundo un lugar más justo e inclusivo. Pero no sé si estos mensajes fueron capaces de interiorizarlo para dinamizar grupalmente su vida.

El Papa (más papaíto y “abuelete” (“yayo”) que otra cosa), los instó a asumir riesgos y a rechazar la tentación de perpetuar únicamente el statu quo. ”Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. Necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad, necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual”, agregó. Pero no se si logró movilizar las voluntades…

Escribe el profesor Javier Elzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto: “Hay una sobreprotección en los chavales en ciertos aspectos como los cuidados, controles médicos de todo tipo, controles psicológicos o pedagógicos y la cantidad de cachivaches que tienen en su habitación. Pero paralelamente están más abandonados que los niños de otras épocas, es decir, el control está regulado y estereotipado, pero lo que les falta es la cercanía y el afecto de un encuentro mucho menos formalizado. En estos últimos 5-10 años se está produciendo una gigantesca transformación en la familia española; la madre ha salido de casa, pero el padre no ha entrado. Nunca como ahora nos hemos encontrado con hogares tan vacíos, en la que los adolescentes están realmente solos”.

Los riesgos de una adolescencia prologada

Son muchas las etapas que una persona pasa hasta alcanzar la etapa adulta. Desde que son bebés, pasando por su infancia, preadolescencia, juventud y al final la madurez, son pasos que hay que dar. Pero no todos tienen el mismo ritmo y en ocasiones alguien puede precisar de más tiempo para completar estos pasos a lo largo de su desarrollo. La gente de la calle se desentiende de los chavales. Antes si uno hacia una fechoría en la calle había un adulto que le llamaba la atención. Ahora no, se ha perdido el sentido de la responsabilidad colectiva. Una característica de esta sociedad es que los responsables educativos están delegando sus responsabilidades en instituciones, hay como una delegación y una queja continua (ponga más tutores, más especialistas, más inspecciones, más leyes…) para solucionar este o aquel problema. Ante cualquier hecho se busca las responsabilidades y se preguntan; y ¿qué hacen las autoridades? ¿Y las leyes?

ASINJA ofrece una hoja de ruta como propuesta

Desde la Asociación Interdisciplinar José de Acosta hemos hecho una propuesta publicada en ATRIO: una especie de hoja de ruta con cuatro itinerarios educativos que se entrecruzan interdisciplinarmente.

Desde nuestro punto de vista, la educación de nuestros adolescentes y jóvenes, sobre todo en la franja de edad entre los 14 y 18 años, es noticia. Y cada vez más. Los tutores, padres, educadores y profesores se quejan, con razón, de las dificultades que encuentran en las clases, los crecientes problemas de disciplina, el poco interés y escaso esfuerzo que muestran bastantes.

El sistema educativo español no contribuye a mejorar ni el nivel de competencias y de conocimientos ni el clima escolar apropiado para estudiar. En el seno de las familias y en las aulas de nuestros institutos y colegios afloran muchos problemas. No pocos se pueden achacar al sistema educativo, pero otros son también producto de la «cultura» juvenil imperante, del sistema de valores, creencias y actitudes de nuestros jóvenes. La tarea educativa de los padres y profesores es cada vez más difícil y, en muchos casos, ha de ir a contracorriente. Por eso, para educar habrá que conocer previamente cómo son nuestros jóvenes.

En un interesante estudio [¿Cómo son nuestros jóvenes?,   Felipe-José de Vicente Algueró, publicado en Nueva Revista, muestra el perfil genérico de muchos jóvenes en cuanto al nivel de conocimientos, el tiempo libre, las actitudes, valores y creencias.

Según el Instituto de la Juventud, se consideran jóvenes los ciudadanos entre 15 y 29 años. Esta franja de edad comprende, en España, casi 9.150.000 personas, es decir, el 22,4% de la población. La inmensa mayoría vive con su familia, en un espacio de convivencia que se hace cada vez más compleja e incluso difícil. En este ámbito se produce la transición a la vida adulta, proceso que, según muchos psicólogos, se ha prolongado en el tiempo. O, dicho con otras palabras, el proceso de madurez es más largo o el grado de «infantilización» de nuestros adolescentes, mayor. Es lo que se ha dado en llamar la “adolescencia prolongada”.

Preocupa el alto porcentaje del llamado «fracaso escolar»: casi un tercio de nuestros adolescentes no consigue ni tan siquiera obtener el título de graduado en enseñanza secundaria obligatoria, a pesar de los ímprobos esfuerzos de las administraciones educativas para ponérselo fácil.

También son preocupantes los datos sobre escolarización posterior a los 16 años. En España, el porcentaje de jóvenes que siguen estudios después de la ESO está entre los más bajos de la OCDE. A la temprana edad de 17 años, uno de cada cuatro jóvenes abandona los estudios, la mayoría sin ningún título ni calificación profesional elemental.

A los 24 años, sólo el 65% de la población de esta edad ha obtenido alguna acreditación de estudios pos-obligatorios (bachillerato, formación profesional o garantía social), cuando la media de la Unión Europea (25 miembros) está en el 76%. El abandono educativo temprano es uno de los problemas graves de nuestro sistema.

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LEANDRO SEQUEIROS SAN ROMÁN nació en Sevilla en 1942. Es jesuita, sacerdote, doctor en Ciencias Geológicas y Licenciado en Teología. Catedrático de Paleontología (en excedencia desde 1989). Ha sido profesor de Filosofía de la Naturaleza , de Filosofía de la Ciencia y de Antropología filosófica en la Facultad de Teología de Granada. Miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Zaragoza. Asesor de la Cátedra Francisco Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia de Comillas. Presidente de la Asociación Interdisciplinar José Acosta (ASINJA).Es autor además, de numerosos libros y trabajos que se ofrecen gratuitamente en versión digital en BUBOK.
    En la actualidad reside en Granada continuando sus investigaciones y trabajos en torno a la interdisciplinaredad, el diálogo Ciencia y Fe y la transdisciplinariedad en la Universidad Loyola e intentando relanzar y promover la Asociación ASINJA que preside. Un nuevo destino después de haber trabajado solidariamente ofreciendo sus servicios de acompañamiento, cuidado y asesoramiento en la Residencia de personas mayores San Rafael de Dos Hermanas (Sevilla).
    La persona de Leandro Sequeiros es un referente de testimonio evangélico, de excelencia académica, de honestidad y rigor intelectual de primer orden. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento más sentido por honrar con sus colaboraciones este humilde sitio de KRISIS..

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