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EL UNIVERSO AFECTIVO (17) ¿Qué es el miedo?
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Como he señalado en los artículos anteriores, la emoción más destructiva para los budistas y creo con convicción que para cualquier persona es sin duda alguna el apego o la vinculación emocional obsesiva y dependiente a objetos, personas y creencias. Su base reside en una profunda inseguridad y temor a asumir la responsabilidad de tomar decisiones y de aceptar sus consecuencias. En esta medida el apego se alimenta siempre del miedo.
Cuando el apego no se puede conseguir, cuando la persona no puede acceder o disfrutar del objeto de apego, ya sea de una cosa material, una persona o una creencia, desencadena un proceso intenso de frustración y a su vez de rabia. Es como la reacción que tienen los niños cuando se les suprime o se les quita el objeto que les proporciona placer. Sin embargo en los adultos, la imposibilidad de satisfacer un deseo y la consiguiente intolerancia a la frustración puede desencadenar explosiones de ira que incluso pueden terminar en violencia física y psicológica contra la persona objeto de apego. Este es el caso por ejemplo de los hombres y sus conductas de agresividad y violencia contra las mujeres que es lo que conocemos como “violencia de género”. Así el miedo a perder el objeto de apego o el hecho en sí de perderlo desencadena generalmente ira.
En el mismo sentido, las explosiones de ira, una vez ocurridas producen en la persona apegada un profundo sentimiento de culpa, que puede ampliarse a otros hechos y situaciones que la persona apegada haya realizado o protagonizado en el pasado. Es muy común por ejemplo, que en el caso de los hombres que ejercen violencia de género contra las mujeres, terminen por expresar un profundo e intenso arrepentimiento y dolor por lo que han hecho de modo que intentan por todos los medios pedir perdón a la mujer agredida. Se trata obviamente y en este caso, de una respuesta de culpa aparente cuyo fin es mostrar arrepentimiento para conseguir nuevamente el objeto de deseo o con el que está ansiosamente vinculado.
En definitiva, lo que quiero decir, es que el apego insano está en la base de las conductas de miedo, ira y culpa, de aquí que mi interés por analizar estas emociones destructivas con un poco de más detalle.
Como es sabido, el miedo es la respuesta que nuestro organismo realiza ante la inminencia o la presencia de un peligro, daño o situación que perjudica a nuestra supervivencia. En esta medida, el miedo posee sin duda un carácter adaptativo y positivo en cuanto nos alerta de peligros y amenazas. Sin embargo, el miedo puede ser también una emoción que se desencadena a partir de acontecimientos y estímulos irreales o imaginados de los cuales se derivan tanto conductas inapropiadas que nos generan sufrimiento, como también trastornos psicopatológicos.
El miedo es junto a la ira, una de las emociones que se conocen y se han estudiado desde los tiempos más remotos. Son numerosísimos los estudios que se han realizado desde las más diferentes perspectivas, ya sean filosóficas, espirituales, religiosas, psicológicas, ideológicas, políticas y por supuesto neurobiológicas. Así por ejemplo, desde la filosofía occidental, Epicuro (341 aC. – 271 aC.) creía que había cuatro tipos de miedos: el miedo a los dioses; el miedo a la muerte; el miedo al dolor y el miedo al fracaso en la búsqueda del bien. En el mismo sentido, la perspectiva filosófica del miedo ha sido analizada, entre otros, por autores como como Hobbes (1588-1679); Pascal (1623-1662); Kierkegaard (1813-1855); Nietzsche (1844-1900); Scheler (1874-1928) y Heidegger (1889-1976). 2 Ref.Un breve y excelente resumen de las aportaciones de la filosofía occidental al estudio del miedo se encuentra en el documento de María Estela Navarro Robles (2007). Reflexiones filosóficas sobre el miedo como un elemento fundamental desde un punto de vista social. Disponible en: https://cdsa.aacademica.org/000-066/1839.pdf
El miedo en el cerebro
Hoy día se conocen muy bien los mecanismos cerebrales que disparan mantienen y reproducen el miedo, tanto en animales como en humanos. Desde que en 1937 el neurólogo estadounidense James Papez (1883-1958) descubriera que la información recibida por los sentidos se transmitía por dos canales diferentes, uno cognitivo que asciende a la corteza cerebral, y otro, afectivo, que pasa a la amígdala, el hipocampo y otras estructuras límbicas, se han realizado numerosos descubrimientos. Así, por ejemplo, en los años sesenta del pasado siglo, el neurocientífico Paul McLean (1913-2007) formulaba su famosa “Teoría del cerebro triuno”. Teoría que considera la existencia de tres cerebros en uno: el cerebro reptiliano, la estructura más primitiva, encargada de funciones como la regulación del ritmo cardíaco, la respiración y la temperatura corporal; el cerebro límbico que es el responsable de las emociones y la motivación y, por último, el neocórtex, la estructura más evolucionada que se ocupa de las funciones cognitivas complejas como el pensamiento abstracto y el lenguaje. Así llegamos también a la Teoría de Joseph Ledoux que plantea que todo el cerebro entero es emocional y no solamente el cerebro límbico de McLean, dado que tal vez no haya un solo sistema emocional en el cerebro, sino muchos. 3 Ref.LEDOUX, Joseph. El cerebro emocional. Barcelona: Ariel Planeta, 1999, p. 113
En la actualidad, diversas investigaciones con ratones han demostrado que la formación de la memoria del miedo está asociada al fortalecimiento de las vías neuronales entre dos áreas del cerebro: el hipocampo, que responde a un contexto particular y lo codifica, y la amígdala, que desencadena un comportamiento defensivo, incluidas las respuestas de miedo. En estas investigaciones se señala también que la capacidad de nuestros cerebros para formar una memoria de miedo asociada con una situación que predice peligro es altamente adaptativa, ya que nos permite aprender de nuestras experiencias traumáticas pasadas y evitar esas situaciones peligrosas en el futuro. 4 Ref.NATIONAL GEOGRAPHIC-España. Así se genera el miedo en tu cerebro. 2022. Disponible en: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/asi-se-genera-miedo-tu-cerebro_15293
No cabe duda pues, de que la emoción de miedo está programada en nuestro cerebro, pero al mismo tiempo el miedo también se aprende. Para Ledoux, parte de nuestra memoria de los miedos es indeleble lo cual nos ayuda a estar preparados de antemano antes de que se dispare la emoción. Sin embargo, esta capacidad de aprender el miedo de forma indeleble puede ser muy perjudicial, en el sentido de que ese aprendizaje puede estar basado en peligros irreales, irracionales y puramente imaginarios.


Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
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