EL UNIVERSO AFECTIVO (30). El control de la conciencia (Mihaly Csikszentmihalyi)

Tmp. máx. lect.: 11 min.

EL UNIVERSO AFECTIVO (30).
Emociones constructivas (Mihaly Csikszentmihalyi)
El control de la conciencia

Por Juan Miguel Batalloso Navas

Calidad de vida y disfrute

Csikszentmihalyi está convencido que la calidad de vida de cualquier persona es posible conseguirla mediante dos estrategias generales. Mediante el cambio de las condiciones externas con el fin de hacer posible la consecución de nuestros objetivos y metas, o a partir del cambio de nuestra experiencia sobre dichas condiciones para adecuarnos a ellas. Obviamente, o al menos así lo entendemos, estas dos estrategias generales no son contradictorias, ni incompatibles, sino que son incluso, complementarios dado que podemos al mismo tiempo cambiar las condiciones externas y adecuarnos a ellas o a los cambios que podamos realizar. No obstante y como puede verse a lo largo de todas las sugerencias que Csikszentmihalyi nos ofrece, el cambio hacia una mayor y mejor calidad de vida parece ser que depende exclusivamente de nuestra actitud y comportamiento individual y que la mejor alternativa para ser felices es cambiar nuestra manera de enfocar la realidad existencial en la que vivimos. En este sentido y dada nuestra experiencia personal, social y profesional, estamos francamente convencidos de que por muchas experiencias de flujo que hayamos tenido a lo largo de nuestra vida, o por muy equilibrada y madura que sea nuestra personalidad, sin la existencia de vínculos fraternos, altruistas, solidarios y compasivos difícilmente encontraremos ese sentido de la vida y ese bienestar mental del que nos habla Csikszentmihalyi. Lo que dicho en otras palabras y siguiendo el pensamiento de Paulo Freire, significa que tanto el cambio interior individual, como el cambio exterior social, están íntimamente vinculados. Por tanto, todo trabajo interior, deberá ir necesariamente acompañado de nuestro firme y permanente compromiso por mejorar o eliminar las condiciones materiales de existencia que hacen imposible la vida y el desarrollo de todos los seres humanos sin excepción

         A partir de aquí las sugerencias de Csikszentmihalyi, son perfectamente asumibles siempre que no olvidemos nuestra dimensión social y política y la necesidad de comprometernos para mejorar la sociedad y hacerla más fraterna, justa y humana. En cualquier caso, coincidimos con Csikszentmihalyi cuando afirma que «…la calidad de vida no depende directamente de lo que los demás piensen de nosotros o de lo que poseamos. Más bien depende de cómo nos sentimos con nosotros mismos y con lo que nos sucede. Para mejorar la vida hay que mejorar la calidad de la experiencia…» 1 Ref.Csikszentmihalyi, 1996, p. 55.

          Como muy bien aclara Csikszentmihalyi y ya lo descubriera Freud, no cabe duda de que la obtención de placer es un principio de nuestra actividad física y mental y por tanto la calidad de nuestra vida remite también a las posibilidades que tengamos para obtener placer. Sin embargo, satisfacer placeres nunca nos conducen a una conciencia ordenada y autodirigida, sino más bien a la dependencia de los apegos y a la espiral interminable de satisfacción de deseos de la que nos habla el budismo. En este sentido, Csikszentmihalyi prefiere hablar de “disfrute”, ya que:

«…Los sucesos capaces de hacernos disfrutar ocurren cuando una persona no solamente ha cumplido alguna expectativa anterior o satisfizo una necesidad o un deseo, sino también cuando ha ido más allá de lo qué él o ella se habían programado hacer y logran algo inesperado, tal vez algo que nunca habían imaginado. El disfrute está caracterizado por este movimiento hacia delante: por un sentimiento de novedad, de realización…» 2 Ref.Csikszentmihalyi, 1996, p. 56

         En consecuencia, para mejorar la calidad de nuestras experiencias de vida, es necesario encontrar aquellas actividades que nos permitan disfrutar, ser nosotros mismos y desarrollar todas nuestras posibilidades de creación y acción. Unas actividades que para Csikszentmihalyi necesariamente tienen que incluir ocho elementos:

  1. Disponer de habilidades, conocimientos y recursos personales que nos ofrezcan posibilidades de conseguir los objetivos y metas que deseamos.
  2. Ser capaces de enfocar la atención y concentrarnos totalmente en la tarea o actividad que hayamos decidido realizar.
  3. Tener metas claras y precisas que puedan ser evaluadas tanto en su proceso de consecución, como en sus resultados.
  4. Que el modo en que se consiguen las metas o la actividad implicada en la tarea permita una “retroalimentación inmediata”, es decir, que nos ofrezca pensamientos positivos que nos animen a seguir realizándola. Es decir, hacer uso de mensaje internos propiciadores de motivación y mantenimiento del esfuerzo.
  5. Actuar de un modo flexible y singular con la sensación de que lo hacemos sin esfuerzo, es decir, alejado de rutinas y costumbres que impidan la creatividad y la generación de nuevas ideas, al mismo tiempo que nos aísla de elementos distractores, prejuicios, preocupaciones y frustraciones pasadas o presentes.
  6. Tener control de la situación, tanto de las condiciones del contexto en que se realiza la actividad, como de los recursos de los que disponemos al mismo tiempo que se es capaz de evaluar la propia acción en el momento de su realización.
  7. Dejar al margen o apartar todas las ideas preconcebidas que tenemos de nuestra personalidad, ideas que irán cambiando a medida que vamos realizando actividades que nos proporciones estado de flujo, lo cual contribuirá a mejorar tanto nuestro autoconcepto, como nuestra autoestima.
  8. Perder o diluir la experiencia del tiempo, siendo capaces de experimentar el momento presente como un momento único y gratificante cuya sensación es un olvido del tiempo transcurrido, es decir, estar totalmente embebido e inmerso en la actividad que desarrollamos.

         No obstante, el elemento fundamental que caracteriza a las actividades que nos producen flujo, es que tienen que ser necesariamente desafiantes, es decir, no pueden o no deben ser tan sencillas que nos produzcan aburrimiento o cansancio, como tampoco tan difíciles o complicadas como para producirnos frustración o desánimo. Se trata por tanto de actividades que combinan el sentimiento de apuesta y la asunción de riesgos y dificultades con la conciencia de que tenemos un plan o una estrategia de acción para realizarlas. Como dice Csikszentmihalyi:

«…lo que hace disfrutar a las personas no es el sentimiento de tener el control, sino el sentimiento de ejercer ese control en situaciones difíciles. No es posible experimentar un sentimiento de control a menos que uno esté dispuesto a abandonar la seguridad de las rutinas protectoras. Únicamente cuando está en juego un resultado dudoso, y cuando uno es capaz de influir en ese resultado, la persona podrá saber si realmente tiene o no el control…» 3 Ref.Csikszentmihalyi, 1996, p. 70

La experiencia autotélica

         Otro de los conceptos que Csikszentmihalyi elabora para desarrollar su Teorías del Flujo, es lo que denomina “experiencia autotélica” que es la experiencia que tienen aquellas personas con motivaciones intrínsecas quienes por su naturaleza pueden mostrar un sentido de propósito y curiosidad. Algo que por cierto, es exactamente lo contrario a las experiencias basadas en motivaciones extrínsecas, cuya finalidad reside en factores externos al sujeto como podrían ser el dinero, el confort, el poder, el prestigio, etc.

         Para Mihaly Csikszentmihalyi en la vida ordinaria de cualquier persona, muchas de las actividades que se realizan son por lo general de tipo instrumental, rutinario y las hacemos, bien guiados por la fuerza de la costumbre, o por obtener determinados beneficios o metas de tipo extrínseco. Sin embargo, aquellas actividades que realizamos en base a que su único fin es realizarlas sin que sean medio para conseguir cualquier otra cosa, son las actividades autotélicas, siempre que hayan surgido desde nuestro propio interior:

«…Muchas personas sienten que el tiempo que pasan en su trabajo está, esencialmente, malgastado; no están integradas en él y la energía psíquica que invierten en ello no sirve para fortalecer su personalidad. Algunas personas también creen que el tiempo libre se malgasta. El ocio nos ofrece un respiro del trabajo, aunque generalmente consiste en absorber información pasivamente sin emplear ninguna habilidad ni explorar nuevas oportunidades para actuar. Como resultado la vida pasa en una secuencia de experiencias ansiosas o aburridas sobre las cuales la persona no tiene ningún control. La experiencia autotélica, o flujo, eleva el transcurso de la vida a otro nivel. La alienación da paso a la involucración, el disfrute reemplaza al aburrimiento, la impotencia da paso al sentimiento de control y la energía psíquica trabaja para reforzar la personalidad en lugar de perderse al servicio de unas metas extrínsecas. Cuando la experiencia es intrínsecamente gratificante la vida está justificada en su presente, en vez de ser el rehén de un hipotético beneficio futuro…» 4 Ref.Csikszentmihalyi, 1996, p. 78

         Finalmente, Csikszentmihalyi se pregunta acerca de cuales serían las condiciones y prácticas educativas necesarias para promover el desarrollo de personas y actividades autotélicas y estas son sus recomendaciones (Csikszentmihalyi, 1996, p. 98):

  1. Claridad. Tanto los niños como los adolescentes necesitan saber y sentir lo que sus cuidadores, familiares y personas significativas esperan de ellos. Y necesitan igualmente recibir los estímulos y las ayudas necesarias para fortalecer su autoestima e ir poco a poco afirmando su seguridad y su autoestima.
  2. Centramiento. El sentimiento propio de ser escuchados, atendidos y ayudados en sus actividades, iniciativas y proyectos. La necesidad de sentir de que las personas significativas con las que conviven están realmente interesadas por ellos y todos los aspectos que les preocupan y ocupan.
  3. Elección. Niños y adolescentes necesitan igualmente sentir que son respetados en sus decisiones, ofreciéndoles siempre la oportunidad de elegir aquellas alternativas más acordes con sus intereses, aunque estos contravengan los deseos e inclinaciones de los demás. Sin olvidar, claro está, la necesidad o el deber de estar dispuestos a afrontar las consecuencias, así como las dificultades y contrariedades que les puedan surgir en la consecución de sus metas.
  4. Compromiso y confianza. Todo ser humano, de una manera o de otra, más tarde o más temprano, termina por comprender que su vida, sus decisiones y sus actos, son siempre una apuesta que comporta riesgos y dificultades que únicamente pueden ser enfrentados a partir de la responsabilidad personal y la confianza en sí mismo.  La necesidad del compromiso y del esfuerzo individual es una de las condiciones esenciales para la consecución de cualquier objetivo o meta y esto requiere una conciencia permanente, tanto de nuestros recursos y posibilidades, como de la situación existencial en la que estamos inmersos y de la que participamos.
  5. Desafío. Cualquier problema, conflicto o dificultad de cualquier ser humano puede ser enfocado básicamente de dos maneras. Una consiste en situar la motivación y las posibilidades de conseguir los objetivos en factores externos que o bien no podemos controlar, o no están a nuestro alcance, con lo cual acabamos por desanimarnos y frustrarnos de antemano, abandonando la necesaria persistencia en el esfuerzo. La otra manera consiste en confiar en nosotros mismos, en nuestra capacidad para generar posibilidades y sobre todo en nuestro íntimo e intrínseco interés por disfrutar realizando las tareas afrontando por nosotros mismos las dificultades que se presenten. En consecuencia, tanto padres, como educadores y personas significativas deberán siempre ofrecer oportunidades a los jóvenes para que afronten objetivos, metas y tareas cada vez más exigentes y complejas.

Si te ha gustado esta entrada y deseas recibir las novedades de KRISIS en tu email, rellena el formulario…

Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ

Referencia[+]

Me encantaría que hicieras un comentario. Muchas gracias.

Descubre más desde KRISIS

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo