Tmp. máx. lect.: 13 min.

EL UNIVERSO AFECTIVO (4)
Las leyes de la emoción
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Nico Frijda (1927-2015), fue un psicólogo holandés, profesor de la Universidad de Ámsterdam que dedicó toda su vida al estudio de las emociones humanas. Creó y desarrolló una teoría multifocal de las emociones en la que destaca el concepto de “tendencias a la acción” afirmando que las emociones se originan a partir de un acontecimiento del medio externo o interno que es significativo y de valor para el sujeto que la experimenta. Para este brillante psicólogo e investigador, conocido en todo el mundo por su magna obra “The Emotions” (1988), las emociones aparecen y se rigen por una serie características, principios o leyes que son los siguientes 1 Ref.FRIJDA, Nico. The Laws of Emotion. American Psychologist. 1988.Fridja, 1988.
Ley del significado situacional
Las emociones surgen en respuesta a las estructuras de significado de una situación dada. Dichas estructuras de significado están relacionadas con tendencias de acción. En consecuencia, las emociones que experimentamos dependen del significado y la valoración que atribuyamos a un acontecimiento determinado. Así, las emociones aparecen y se transforman en acciones, en función de las percepciones e interpretaciones que hagamos de dicho acontecimiento. Para Frijda, en la aparición de las emociones las personas no necesitan ser explícitamente conscientes de las estructuras de significado porque estas hacen su trabajo, independientemente de que el sujeto lo sepa o no.
Ley del interés
Las emociones surgen en respuesta a acontecimientos que son importantes para las metas, motivos e intereses del individuo. Si las emociones orientan las acciones en función de la estructura de significados del sujeto, uno de los significados más determinante para que las emociones se desencadenen es el interés en relación a nuestros objetivos específicos o generales. En general, la ley de la preocupación o el interés se mantiene y es de considerable valor en la comprensión de las emociones. Las emociones forman la materia prima en la exploración de las preocupaciones de un individuo.
Ley de la realidad aparente
Las emociones son generadas por acontecimientos evaluados como reales y su intensidad es proporcional al grado en que así sea. Esto quiere decir que nos emociona aquello que consideramos “real”, en el sentido de significante. Esta ley se aplica a los acontecimientos ocurridos que se consideran reales cuando en realidad no lo son. También se aplica a eventos que son reales pero que no se toman en serio. Lo que sea que se encuentre meramente en el futuro puede ser tomado a la ligera o ignorado, por sombrías que sean las perspectivas. La información simbólica en general tiene un impacto débil, en comparación con el impacto de las imágenes y de los eventos realmente vistos. Por ejemplo: en nuestro caso, la amenaza real del cambio climático tiene escaso impacto en las emociones de las personas, dado que no hemos visto de forma directa el impacto de este en nuestras vidas. Saber significa menos que ver. Las palabras significan menos que el tono de voz. Sentir significa mucho más que saber.
Ley del sentimiento comparado
La intensidad de una emoción depende de la relación entre un acontecimiento y algún marco de referencia respecto al cual se evalúa tal evento. Las personas tenemos la tendencia a comparar nuestras experiencias actuales, con las pasadas o las propias con las ajenas. El marco de referencia es a menudo el estado de cosas prevaleciente, pero puede también ser una expectativa, como lo es en las condiciones para el alivio, decepción, o la mejora de la alegría por el suspense. La intensidad de las emociones está en función de la relación que se establece entre el fenómeno y el suceso que se está evaluando y comparando.
Ley de la habituación
Los fenómenos de la habituación afectan incluso a condiciones placenteras o adversas. La efectividad de una fuente de placer disminuye a medida que se produce una habituación y también podemos llegar a habituarnos a situaciones altamente negativas. Los placeres continuos desaparecen. Las dificultades continuadas pierden su conmoción. Si una fuente de gratificación o aversión es continua y logra que el sujeto se habitúe a ella, la consecuencia será que el efecto, de dicho estímulo, disminuya.
Ley del cambio
Las emociones son generadas, no tanto por las condiciones favorables o desfavorables, sino por los cambios esperados en esas condiciones. Cuanto mayor sea el cambio, más fuerte será la emoción. Haber superado la incertidumbre resulta en un placer de magnitud considerablemente mayor que la producida por el mismo evento sin desafío previo o suspense.
Ley de la asimetría hedónica
El placer es siempre contingente con el cambio y desaparece si su satisfacción es continua. El dolor, en cambio, puede persistir cuando persisten condiciones adversas. Las leyes de la habituación y el sentimiento comparativo operan sólo dentro de ciertos límites. Esta ley predice un balance negativo para la calidad de la vida, a menos que intervengan el autoengaño y la autodefensa. La ley de la asimetría hedónica es una severa y amarga ley. Las emociones existen para el bien de señalar estados existenciales que no deben ser respondidos o que ya no necesitan respuesta y acción. Una vez que haya sonado la señal de “no se necesita más acción“, el sistema de señalización se puede apagar, no hay más necesidad de ello. La mente humana no ha sido hecha para la felicidad, sino para ejemplificar las leyes biológicas ciegas de la supervivencia. Por otro lado, los resultados de la ley no son inevitables. La adaptación a la satisfacción puede ser contrarrestada siendo constantemente consciente de lo afortunada que es la condición de uno y de cómo podría haber sido de otra manera, o en realidad era de otra manera antes, reavivando el impacto a través del recuerdo y la imaginación. La felicidad duradera parece posible y se puede entender teóricamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no viene naturalmente por sí misma, requiere esfuerzo.
Ley de la conservación del momento emocional
La ley del cambio, o al menos la ley de la habituación, muestra una restricción adicional. Una de sus consecuencias al parecer, es que las emociones disminuyen con el tiempo. Esta suposición, o una de sus formas, se expresa en el adagio común de que “El tiempo sana todas las heridas”. Ese adagio, sin embargo, es falso. El tiempo no cura heridas. Por el contrario, lo que cuenta para la habituación es la exposición repetida al evento dentro de los límites de la asimetría de adaptación. Es la repetición la que lo hace, cuando lo hace, no el tiempo. Esta ley viene a decirnos que los eventos conservan su poder para provocar emociones indefinidamente, a menos que se contrarresten con exposiciones repetitivas que permitan la extinción o habituación, en la medida de lo posible. La pérdida de un hijo o de una esposa o esposo nunca parece convertirse en un evento neutral. Las emociones surgen cuando los estímulos que se asemejan a los estímulos originales son encontrados o cuando son despertadas por imágenes “no deseadas” en pesadillas o incluso mientras estamos despiertos. Así sucede, por ejemplo, con el estallido inesperado de lágrimas cuando, muchos años después nos tropezamos con una carta, un juguete o una prenda de vestir que pertenecía a un niño que murió. O también el enrojecimiento de nuestro rostro cuando la sangre que corre hacia la cara al recordar un acto vergonzoso cometido hace años. Las experiencias emocionales tienden a ser frescas, tan conmovedoras y articulables como lo fueron en la ocasión original, o tal vez, incluso más. Ciertos viejos dolores simplemente no envejecen, solo se refieren a eventos antiguos.
Ley del cierre
Las emociones tienden a estar cerradas a juicios que relativicen su impacto y a las demandas de otras metas que no sean las que conciernen al sujeto que las experimenta. Esta ley no es tan explícita como las anteriores. Ella explica que las emociones tienen un carácter absolutista, es decir, se viven al máximo, por lo que no admiten juicios que degraden su intensidad. Por ejemplo, cuando por enojo una persona se propone golpear a otra, no habrá argumentos que valgan, para evitar la acción, a menos que la misma persona modifique su estructura de significado y considere las consecuencias. Las emociones tienden a reflejar este carácter absoluto en calidad y tiempo: “Podría matarlo” o “No puedo vivir sin ella”. El cierre de la emoción se manifiesta no sólo en el absolutismo del sentimiento, sino también en el hecho de que las emociones no conocen probabilidades. No sopesan las probabilidades, lo que saben, lo saben con certeza. Cuando una persona está celosa, ella misma crea escenas de infidelidad y sufre por las imágenes creadas por ella misma. Cuando uno no está seguro de si el ser querido estará en la cita, uno prepara el discurso de reproche sobre el teléfono por adelantado. El carácter absoluto de los sentimientos y el pensamiento se refleja por lo que la gente hace. Tienden a actuar sobre este carácter absoluto. La preparación para la acción de la emoción tiende a ocupar el centro del escenario. Tiende a anular otras preocupaciones, otros objetivos y otras acciones. Tiende a anular las consideraciones de idoneidad o a largo plazo.
Ley de control sobre las consecuencias
Todo impulso emocional provoca un impulso secundario que tiende a modificarlo en vista de sus posibles consecuencias. El principal efecto es la moderación de la respuesta. Su mecanismo principal es la inhibición de esta. Los estímulos para el control son las señales de posibles consecuencias adversas de desinhibir la respuesta como represalias, reprobación o aborto espontáneo de planes. La inhibición se desencadena por la anticipación de las consecuencias adversas de la respuesta. Para Frijda, este principio es de suma trascendencia social en cuanto que proporciona una base para explicar ciertos aspectos del comportamiento de masas. Según la Teoría de la desindividuación, el entusiasmo masivo, el éxtasis masivo, y la violencia masiva son consecuencia de la disminución del autocontrol y de centrar la atención en un líder y un objetivo común. Estos fenómenos de masas son el resultado de una disminución en el control debido a la ausencia de estímulos que señalan consecuencias adversas de respuesta y a la presencia de estímulos que indican aprobación de la expresión de impulsos.
Ley de la carga más ligera
Las estructuras de significado situacional pueden ser elegidas de manera que disminuya la intensidad emocional, prevengan la aparición de emociones, o hacer que los eventos parezcan más tolerables o agradables. La estructura del significado situacional que dicta la emoción es en parte moldeada y transformada por sus propios resultados y consecuencias. La ley de la carga más ligera nos dice que siempre que se pueda ver una situación en formas alternativas, existe una tendencia a verla de una manera beneficiosa para el sujeto. Así se minimiza la carga emocional negativa o el grado en que una situación es dolorosa y difícil de soportar. El control de las emociones no está dictado completamente por señales externas. En la medida en que esté dominado por señales externas, esas señales mismas son, dentro de los límites, a discreción del sujeto. Uno puede enfocarse ahora en esto, después en lo otro de cualquier aspecto de la realidad. La estructura de significado que el sujeto elabora sobre las situaciones en las que se encuentra ofrece un margen de maniobra para el control emocional.
Ley de la mayor ganancia
La ley de la carga más ligera se mezcla con la ley de la mayor ganancia. Siempre que una situación se puede ver en formas alternativas, existe una tendencia a verla de una manera que maximiza la ganancia emocional. Las emociones producen ganancias que difieren de una emoción a otra. La ira intimida e infunde docilidad. El miedo ahorra los esfuerzos de tratar de superar los riesgos. Los sentimientos de culpa por las fechorías cometidas confieren alta posición moral. El dolor proporciona excusas, confiere el derecho a ser tratado con consideración, y emite llamadas para obtener ayuda. A menudo, cuando se llora de angustia o enojo, uno lanza un ojo para signos de simpatía o apaciguamiento. La anticipación de tales consecuencias se puede argumentar, pertenece a los factores que generan una situación particular de una estructura de significado en lugar de otra, y por lo tanto trae una emoción particular en lugar de otra en existencia. El mecanismo involucrado es transparente. Uno se enfoca, por ejemplo, sobre la idea de que otro tiene la culpa para permitir la aparición de una ira que hace que el otro se centre en lo que él o ella está haciendo. El mecanismo funciona en los celos, y los efectos coercitivos se perpetúan mucho en las peleas matrimoniales.
Finalmente, y como nota aclaratoria de la diferencia entre las emociones y otros términos semejantes o relacionados con estas, hay que señalar lo siguiente:
- SENTIMIENTO. Los sentimientos son el componente subjetivo de las emociones. En realidad, son emociones que se prolongan en el tiempo sin la intervención del acontecimiento que las originó.
- PASIÓN. Las pasiones son sentimientos de intensidad muy elevada cuya duración puede ser indefinida ocupando un lugar fundamental en la jerarquía de valores del sujeto.
- ESTADO DE ÁNIMO. Llamado también humor o emoción de mayor duración e intensidad, pudiendo llegar hasta horas, días, semanas e incluso años.
- TEMPERAMENTO EMOCIONAL. Estructura de rasgos emocionales estables del individuo procedentes de variables psicobiológicas o innatas.
- CARÁCTER EMOCIONAL. Tendencia a actuar emocionalmente procedente del aprendizaje.
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
Referencia