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LA ALEGRÍA (14)
Atención correcta
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Desde que el padre del funcionalismo, el filósofo y psicólogo estadounidense William James (1842-1910) definiera la atención como «…la acción de tomar posesión realizada por el espíritu, en forma clara y vivida, de uno de los objetos o series del pensamiento que simultaneamos posibles…» 1 Ref.JATUFF, José. Atención selectiva y moral heroica. El vigor de William James frente a la crisis de Fin de Siècle. Areté. Revista de Filosofía. Vol. XXXII, 2, 2020 pp. 395-416. Disponible en: https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/arete/article/view/22848/21937 p. 398, las definiciones, conceptualizaciones e investigaciones sobre esta trascendental capacidad mental han sido muy numerosas.
Para la Asociación Americana de Psicología (APA), la atención es el:
En esta misma línea, para el doctor en Medicina y Psicología, Tomás Ortiz, la atención puede ser definida como:
Para los neuropsicólogos José A. Portellano y Javier García, la atención interviene en muchas funciones mentales como la memoria a corto plazo, la motivación, la memoria operativa o de trabajo y todas las funciones ejecutivas. Para estos autores:
En general y desde la Neuropsicología, existen dos formas o modalidades de atención: la atención pasiva y la atención activa. La atención pasiva es la que se produce o manifiesta de una forma totalmente involuntaria en respuesta a un estímulo novedoso o sorprendente como podría ser un ruido, un golpe, o cualquier otro acontecimiento. Por el contrario, la atención activa es la que se realiza de un modo totalmente consciente y voluntario exigiendo por parte del sujeto una focalización y una selección del estímulo al que dirige su atención.
Los procesos de atención son extraordinariamente complejos. Desde la Neuropsicología se han propuesto diversos modelos para afrontar dicha complejidad, siendo los más aceptados los llamados modelos multidimensionales. No obstante, lo que nos interesa destacar aquí es que, conforme nos ilustran todos los descubrimientos de la Neurociencia Cognitiva y de la Neuropsicología, la atención y los procesos atencionales juegan un extraordinario y fundamental papel en el aprendizaje, ya sea escolar o vital, como en la eficiencia de las funciones ejecutivas, además de en nuestra salud mental. Como dice la profesora y especialista en trastornos de la atención Paula Moraine:
Lo más trascendental de la atención reside en que esta “se mueve en el circuito de la acción” y, por tanto, su función ya sea focalizadora, selectiva y de sostenimiento y por tanto consciente, o inconsciente e involuntaria, alimenta todas y cada una de las funciones ejecutivas. Esta es la razón por la que «…cuando hay un déficit de atención, es decir, cuando una persona tiene dificultad para dirigir o mantener una operación mental, aparecen estímulos intrusivos que secuestran la capacidad ejecutiva de la inteligencia…» 6 Ref.MARINA, José A. La inteligencia ejecutiva: lo que los padres y docentes deben saber. Barcelona: Ariel, 2012, p. 40.
Así pues, gracias a la Neuropsicología hoy sabemos que la “atención” es uno de los procesos mentales básicos para la percepción objetiva de la realidad, así como también para los procesos de memoria y de construcción de conocimiento. La atención es básicamente un proceso cognitivo, es decir, una capacidad que está en la base y activa los procesos de conocer, recordar y aprender. Si no disponemos de atención, o nuestra atención es deficitaria o está disminuida, o también está distorsionada o distraída por estímulos que nos hacen perder el foco, no cabe duda de que no podemos aprender nada.
Mediante nuestra capacidad de atención, se ponen en funcionamiento tres procesos indispensables para aprender. Un proceso selectivo que pone el foco en un estímulo determinado del medio ambiente o de nosotros mismos. Un proceso distributivo de reparto de nuestra atención ante varios estímulos, lo cual requiere por nuestra parte determinados comportamientos de coordinación. Y finalmente un proceso de mantenimiento, que es el que ponemos en marcha cuando atendemos a un estímulo o a una tarea durante un determinado periodo de tiempo.
Queda claro pues, que la práctica de la atención es de fundamental importancia, no solo para el aprendizaje, sino también para conocer nuestro medio ambiente, así como a nosotros mismos y a los demás. Sin atención no es posible conocimiento de ningún tipo. En consecuencia, corresponde a las instituciones educativas de la enseñanza obligatoria, realizar todo tipo de actividades y programas de entrenamiento para desarrollar la atención, algo que como es sabido, es casi inexistente en las prácticas escolares habituales. Por lo general, lo que sucede es que se presupone que todos los alumnos ya vienen con una dotación más o menos desarrollada de sus capacidades de atención sobre las que no es necesario intervenir. Así, es bastante habitual argumentar que el alumno no aprende porque nos presta atención, sin que se haga nada para desarrollar y mejorar su atención.
Sin embargo, el budismo aporta una perspectiva sumamente interesante en relación con la atención. El budismo parte de la evidencia de que todo lo que nos sucede, siempre ocurre en el momento o en el instante. Por un lado, el pasado es un recuerdo y el futuro una expectativa, pero, además, todo lo que existe y experimentamos en nuestra mente está en un permanente movimiento de creación y extinción. Así pues, aferrarse o apegarse al pasado, al futuro o creer que todos nuestros estados mentales son permanentes, indefectiblemente nos generará sufrimiento de uno u otro modo. Es necesario entonces para el budismo, encontrar una práctica o un comportamiento capaz de hacernos conscientes de nuestros apegos y capaz de observar nuestra mente momento a momento. Y esa práctica es la que conocemos como meditación, de la que existen numerosas modalidades.
Para el monje budista Ajahn Amaro la meditación es:
En consecuencia, la meditación budista es una práctica de atención que no está ligada a creencias, doctrinas, dogmas o preceptos y por tanto puede beneficiarse de ella cualquier persona independientemente de cuál sea su edad, género, creencias, condición religiosa o profesional.
Ese desarrollo de la serenidad, la claridad, la calma, el sosiego y en definitiva la paz interior y la alegría, no se alcanza porque dediquemos voluntariosa y esforzadamente un tiempo diario a meditar para después seguir haciendo lo mismo de siempre. Por el contrario, la práctica de la atención en todos los momentos del día y durante cualquier actividad que realicemos es incluso mucho más importante que el someterse a una disciplina o hábito aislado y desconectado de nuestro vivir y nuestras experiencias cotidianas. Par el monje y Maestro budista Thich Nhat Hanh, la práctica de la atención correcta obra realmente en nosotros “Siete Milagros”:
El Primer Milagro de la Atención es “estar presente y ser capaz de sentir” todo lo que nuestros sentidos y sensaciones nos ofrecen: el cielo azul; las nubes que pasan; el sonido de las hojas de los árboles al ser movidas por el viento; el olor a tierra mojada después de la lluvia; la sonrisa de un niño; la mirada de un anciano; el color y el olor de las flores; el sonido de la lluvia al caer o el de las olas cuando rompen en la playa, etc… Es decir, “ser capaz de sentir” todas aquellas vivencias o acontecimientos que por lo general siempre nos han pasado desapercibidos, ya se trate de vivencias en la Naturaleza o procedentes de la actividad que realizamos en un determinado momento o de nuestra comunicación y relación los demás. Se trata como dice el Maestro Hanh de un auténtico milagro, en el sentido de que nuestra percepción se amplía al mismo tiempo que se hace más fina y sutil permitiéndonos disfrutar de un estado de gozo indescriptible y del cual damos fe.
El Segundo Milagro para Thich Nhat Hanh consiste en incorporar a nuestro interior la presencia de lo contemplado, es decir, hacer presente en nuestra mente los objetos a los que hemos prestado atención, darnos cuenta de que están ahí en ese instante. Y esto es algo de capital importancia para las relaciones humanas y especialmente para las relaciones amorosas ya sean de pareja, familiares o de amistad. Estar presente en nuestras relaciones significa en suma, tener la oportunidad de verse y contemplarse mutuamente en profundidad lo cual desencadenará sentimientos de comprensión y empatía. Por el contrario, si no estamos completamente presentes, es decir, si estamos pensando o haciendo otra cosa distinta a la de prestar atención y escuchar atentamente a la persona con la que nos relacionamos “todo será como un sueño”
El Tercer Milagro de la Atención es alimentar el objeto de nuestra atención, hacer posible un intercambio de sentimientos que vaya más allá de la pura contemplación. Experimentar una sensación de unidad integral con el objeto de atención. En este sentido y refiriéndose a la atención correcta mutua entre personas el Maestro Hanh nos dice:
El Cuarto Milagro de la Atención consiste para Thich Nhat Hanh en ayudar a la otra persona a aliviar o disminuir su carga de sufrimiento estando sencillamente presente junto a ella:
El Quinto Milagro de la Atención es
El Sexto Milagro de la Atención es la comprensión.
Finalmente, el séptimo milagro de la Atención
Continuará…
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
Referencia
Estoy totalmente de acuerdo con Hanh que practicar los Siete Milagros de la Atención nos ayuda a llevar una vida feliz y sana, a transformar el sufrimiento y aportar paz, alegría y libertad…
También sé por experiencia que la atención es básica para disfrutar observando la naturaleza , para conocer a otras personas y entablar amistad y empatía ( es muy triste oír decir a una persona ” no me prestas atención”). La atención, pues, es imprescindible para sentirse en contacto con la realidad, emocionarse, aprender ….
Muchísimas gracias, José, amigo, por tu reconocimiento, tu atención y por enriquecer tan brillantemente mis textos.
Comentario de Ángeles Torres Ageitos vía Facebook
A veces, hay palabras tan cercanas a la cotidianidad que asumimos en su definición conceptual tan cercana y conocida, tan descriptivamente nuestra que desconocemos la destreza para interpretar el lenguaje en otro contexto y desde nuevas perspectivas. Esto me sucede habitualmente con la poesía, quizás por deformación profesional, la objetividad en la exposición y la rigidez en la conceptualización, en el lirismo cadi mágico de la palabra simbólica, abierta a la comprensión más personal, sin complejos en su materialización porque es la palabra la que insiste en acentuar los cambios y matices, recibir el poema como una especie de mensaje exclusivo, tan particular como todas las interpretaciones posibles, según el momento, el estado.
De la atención, desde un punto de vista tan opuesto y diferente, la filosofía la ha estudiado tan detenidamente que no creo que haya ninguna teoría cognitiva sin que describa, formule y estudie la importancia de este componente fundamental de la mente, para el desarrollo efectivo de la consciencia y la conciencia humana. Creo que no podría hablar de ninguna teoría filosófica en la que no aparezca la atención. Es más, en mi opinión , la adaptación a la vida desde la manera más primaria hasta las manifestaciones más sobresalientes, aquí la antropología tiene mucho que decir, dependen de este ojo avizor, vigilante de lo que nos rodea y concierne, específicamente creado para contribuir al inmenso trabajo de distinguir entre las múltiples sensaciones, las que pueden orientar nuestras percepciones en lo que nos interesa o es necesario y con ello contribuir, al conocimiento y reconocimiento de la realidad en la que estamos inmersos. La filosofía empirista adecua, ordena y defiende el relato de lo cognoscible de acuerdo con la atención y la intencionalidad con la que dirigimos nuestra propia actitud. A veces, la falta de atención, utilizada como excusa, esconde una huida sobre la perplejidad que nos circunda y no nos gusta,o un ,en otro momento. Creo que cualquier interpretación conceptual tiene la capacidad de sorprendernos y atenuar las diferencias en forma y método. Este Budismo que disecciona con tanta maestría lo perceptivo en la intencionalidad, la consciencia en el comportamiento y aprendizaje para la vida, la necesidad de asumir la existencia de los otros para aspirar a la honestidad como pareja de nuestro compromiso existencial. Admiro profundamente a María Zambrano por haber abierto este camino a la complejidad del ser sin ningún espíritu dogmático ni exigencias perpetuas a la obediencia, salvo aquellas que no fracturen la delicadeza del sentir y la fortaleza en la lucha por la falta del sentido, tan perdido, y en ocasiones, menospreciado.
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