Recordando a Ignacio Martín Baró (4). Clases sociales, carácter e ideología

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Baró El Salvador

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Por Juan Miguel Batalloso Navas

Ignacio Martín-Baró, además de ser conocido internacionalmente como teólogo de la liberación, es conocido también en el mundo académico de la Psicología Social y de forma especial en el orbe latinoamericano por ser el creador y el impulsor de la denominada “Psicología de la Liberación”. Martín-Baró tras un profundo estudio de la Psicología Social de su tiempo, observó que la Psicología en general y la Psicología Social en particular eran disciplinas que no contemplaban la notable influencia que las condiciones materiales de existencia de los seres humanos tenían en el carácter, la personalidad, las relaciones sociales, las concepciones del mundo y determinados trastornos mentales.

Una de sus obras más conocidas es “Acción e Ideología. Psicología social desde Centroamérica“, editada en 1983. En ella realiza un análisis psicosocial de la realidad histórica, social, cultural y situacional de El Salvador y de toda Centroamérica. Una realidad que desde la década de 1950 se había construido a partir de las dificultades y sufrimientos del pueblo como consecuencia de sistemas injustos y la esperanza de una liberación que dignificase al ser humano. Los temas tratados en esta obra tienen como objetivo desenmascarar los intereses ocultos que existen en los grupos de poder y como estos intereses se traducen en actitudes y en el carácter de las clases sociales oprimidas. En esta obra, Martín-Baró describe e interpreta la configuración social de las personas y de algunas formas básicas del comportamiento interpersonal. Muchas de sus páginas han sido escritas al calor de los acontecimientos, en medio del registro o cateo policial al propio hogar, tras el asesinato de algún colega o bajo el impacto físico y moral de la bomba que había destruido la oficina cercana a donde él trabajaba. Esas vivencias le permitieron adentrarse en el mundo de los oprimidos y palpar la verdad de su dolor en la óptica de una psicología social crítica, en donde la ciencia y la praxis se conjugan más allá del rigorismo academicista o de las abstracciones asépticas.

En el capítulo 2 de esta obra, titulado “La naturaleza social del ser humano” , describe y analiza el concepto de “carácter social” desde tres enfoques: como dato biológico, como circunstancia externa y como construcción histórica. Es en este tercer enfoque, en el que Martín-Baró se detiene a explicar que todo carácter social puede ser interpretado como “construcción institivo-interpersonal” para lo cual recurre a las aportaciones de Sigmund Freud y su teoría de la personalidad. Y también como “construcción cultural-interpersonal“, basándose en las aportaciones de la conocida antropóloga Margaret Mead. Y finalmente como “construcción grupal-interpersonal” . En este último sentido, nos dice:

“…Una forma concreta de enfocar el carácter social del ser humano desde esta perspectiva consiste en analizar las necesidades de los grupos y personas no como un dato previo, universal y jerarquizado biológicamente, sino como una construcción histórica. Cada grupo, cada hombre, a partir de un mínimo de exigencias para la conservación de la vida, va elaborando su estructura de necesidades como producto de su actividad concreta. Al actuar así y no de otra manera, al optar por este tipo de actividad y no otra, al escoger este particular estilo de vida, surgen las necesidades, es decir, la exigencia subjetiva de aquellos requisitos objetivos sin los cuales no se puede actuar así, realizar ese tipo de actividad, mantener ese estilo de vida….”1 Ref.MARTÍN-BARÓ, I.; 1983: 65.

El capítulo 3 está dedicado a describir “Las estructuras sociales y su impacto psicológico” deteniéndose en analizar las relaciones sociales primarias, las relaciones funcionales y las relaciones estructurales. Sin marginar la importancia de estos dos primeros tipos de relaciones, Martín-Baró explica con detalle las relaciones estructurales que son aquellas que se establecen a partir de la pertenencia y el modo de vida a una determinada clase social, para lo cual se basa en el análisis que hace Carlos Marx de las clases sociales. En este sentido nos dice:

“…La forma más satisfactoria de examinar el influjo de las clases sociales en el psiquismo humano como variable estructural consiste en aplicar el enfoque dialéctico. Desde esta perspectiva y según la sexta tesis de Marx sobre Feuerbach, “la esencia humana no es una abstracción inherente al individuo aislado. En su realidad es el conjunto de las relaciones sociales” (Marx 1845/1974, pág. 667). La esencia humana no se encuentra, por consiguiente, en la individualidad heredada genéticamente, sino que se encuentra en las relaciones que configuran al individuo como persona humana. De este modo, aunque la realidad psicológica sólo adquiere concreción en los individuos, su origen está en la estructura social…” 2 Ref.MARTÍN-BARÓ, i.; 1983: 98

A partir de estos presupuestos y siguiendo las aportaciones de Erich Fromm 3 Ref.FROMM, Erich. Ética y psicoanálisis. México DF: F.C.E. 1953 y Wilhem Reich 4 Ref.REICH, Wilhem. Análisis del carácter. Barcelona: Paidós.1976, Ignacio Martín-Baró considera que de la misma forma que toda ideología se configura y concreta en una estructura política o en un régimen político determinado, toda ideología también configura, modela y regula el carácter y las actitudes de cualquier persona. En este sentido, nos dice:

«…la función del carácter consiste precisamente en preservar la unidad del individuo o la unidad de sentido frente a lo nuevo, organizando un mundo y cuidando, mediante esquemas preferenciales de reacción y regulaciones de orden compensatorio, su supervivencia (…) Si un régimen político, a nivel legal, puede necesitar, para hacer su juego, de la presencia de la oposición o, a nivel económico, de la estratificación social en clases, es evidente que la ideología, en cuanto psicologizada caracterológicamente en los individuos, necesita diferenciarse adecuadamente a fin de conseguir y mantener un equilibrio necesario para su subsistencia…» 5 Ref.BARÓ, Ignacio. Psicología de la liberación. Valladolid: Trotta.1998

Dicho con otras palabras: si las ideologías como estructuras culturales de significado y sentido configuran, legitiman y reproducen unas determinadas estructuras sociales y sus correspondientes regímenes políticos, las ideologías modelan y configuran también el carácter de las personas y su comportamiento habitual. No obstante, esta realidad no significa que todas las sociedades y todos los regímenes políticos se concreten en formas o sistemas de gobierno homogéneos. De hecho, ya se trate de dictaduras o de democracias y aunque la ideología que configura el fondo y la función de sus programas y medidas sea la misma, como es el caso de la aceptación del neoliberalismo en lo económico, sus concreciones, articulaciones y configuraciones son siempre diversas. Del mismo modo, el carácter individual de cada persona es diferente, aunque todos están en mayor o en menor medida influidos y condicionados por el carácter social que procede de la ideología dominante. En este sentido, asegurar y garantizar la legitimación y reproducción del carácter social es una de las funciones esenciales para el mantenimiento de todo régimen político y de la estructura socioeconómica en la que se basa. En consecuencia, descubrir los elementos ideológicos legitimadores y reproductores del (DES)orden social establecido, constituye no solo una de las tareas fundamentales de toda Psicología Liberadora, sino también de toda Educación Liberadora 6 Ref.FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.1975; La educación como práctica de la libertad. Madrid: Siglo XXI.1976; FREIRE, Paulo. La naturaleza política de la Educación. Barcelona: Paidós-MEC.1990

Para Martín-Baró el término ideología se utiliza de muy diferentes maneras que expresan a menudo realidades muy diferentes. No obstante cree que :

En términos muy generales, hay dos concepciones fundamentales sobre la ideología: una de tipo funcionalista y otra de tipo marxista. La concepción funcionalista entiende la ideología como un conjunto coherente de ideas y valores que orienta y dirige la acción de una determinada sociedad y, por tanto, que cumple una función normativa respecto a la acción de los miembros de esa sociedad. La concepción marxista (que tiene sus raíces en Maquiavelo y Hegel) entiende la ideología como una falsa conciencia en la que se presenta una imagen que no corresponde a la realidad, a la que encubre y justifica a partir de los intereses de la clase social dominante.

En el capítulo 4 titulado “Los procesos de socialización“, Martín-Baró se detiene en explicarnos el papel que juega la clase social de pertenencia, la cultura, el lenguaje, los valores morales y las costumbres sexuales en la socialización de las personas. No obstante, y aunque describe y justifica cada uno de estos procesos, Martín-Baró concede una trascendental importancia a la pertenencia a una clase social, y así nos dice:

“…Ante todo, la socialización constituye un proceso de desarrollo histórico. Se trata de un proceso caracterizado siempre por su concreción temporal y espacial. No es un proceso mecánico, inmutable, prefijado genéticamente o dependiente tan sólo de determinismos biológicos, como podría ser la maduración: por el contrario, su carácter es definido por las circunstancias propias de cada situación histórica concreta. Así, el análisis de los procesos de socialización requiere examinar como variables fundamentales en qué sociedad, en qué clase social, en qué grupo, en que época, en qué situación, en qué coyuntura tienen lugar esos procesos (…) el estudio de la socialización tiene que prestar especial atención a la historia en cuanto contenidos concretos y, aunque es importante examinar cómo se transmite algo, más importante aún es conocer ese algo que se transmite. No es lo mismo transmitir un sentido de solidaridad comunitaria que un ansia de competencia individualista, aunque uno y otra se puedan adquirir mediante los mismos procesos de aprendizaje social…” 7 Ref.MARTÍN-BARÓ, I.; 1983: 115

En el capítulo 5, titulado “La interacción personal. Contexto y percepción“, nuestro autor analiza tres ámbitos en los que se configuran las relaciones sociales, además de los pensamientos, creencias, sentimientos, así como los prejuicios y estereotipos de las personas: el ámbito laboral o del trabajo; el del mundo interior y las propias percepciones y el de la percepción de los grupos sociales. Así y respecto al mundo laboral nos dice:

“…Al ingresar en el mundo del trabajo, la persona entra en el juego dialéctico de su realización o enajenación, de su expresión y desarrollo personal a través de su quehacer, o de su alienación instrumental como eslabón productivo al interior de un sistema despersonalizante (…) si en lugar de asumir el trabajo como expresión y proyección de su persona, el individuo tiene que integrarse al trabajo como un elemento instrumental más, como parte insignificante y sustituible de una cadena productiva, de una burocracia anónima, desaparece el carácter dotador de sentido del trabajo, que se transforma en fuente de alienación, de enquistamiento y de desintegración personal (no obstante) el planteamiento no es ante todo el de realización o alienación, sino el de la simple subsistencia: es necesario encontrar trabajo, cualquier trabajo, para poder subsistir. La búsqueda continua de empleo es la principal ocupación del salvadoreño medio y ciertamente su más profunda preocupación. Sólo después, para aquel que tiene trabajo se le plantea el problema del sentido laboral (…)Por encima de la determinación particular de cada contexto laboral está la determinación del sistema de producción dominante que, en nuestro medio, impone la producción y los intereses del productor como criterio último del quehacer social. El consumismo no es sino la consecuencia de la producción guiada por el lucro mayor en beneficio de aquellos pocos que controlan los medios productivos de la sociedad. La sociedad capitalista se organiza en función de lo que resulta mejor producir para lucrar más, así tenga que someterse a la población a una continua presión para que acepte en su vida innumerables objetos innecesarios. 8 Ref.MARTÍN-BARÓ, I.; 1983: 185-197

Respecto al mundo interior de nuestras percepciones y creencias, Martín-Baró señala que nuestros pensamientos están en gran medida condicionados por la percepción e interpretación que hacemos de los hechos de la realidad, así como de la idea que nos formamos de las demás personas. Una misma circunstancia puede llevar a una persona a un comportamiento completamente diferente al de otra. Todo depende de su percepción y del sentido que atribuya a dicha circunstancia. En este sentido, Martín-Baró se pregunta:

“…¿Qué es lo que lleva a una persona a fijar su atención sobre unos aspectos u otros de la realidad? ¿Cómo se llega a determinar el sentido de lo que se percibe o a vincular lo percibido con una u otra acción? ¿En qué medida lo que la persona percibe traduce intereses sociales de los que el individuo no es necesariamente consciente? ¿En qué medida la percepción llega incluso a encubrir o a presentar engañosamente sus últimas raíces sociales a la conciencia de la persona?…” 9 Ref.MARTÍN-BARÓ, I.; 1983: 190

Para contestar a estas preguntas, nuestro autor se sumerge en un profundo estudio acerca de los procesos de percepción social a partir de aportaciones procedentes de la Psicología Cognitiva y de la Teoría de la atribución causal. Estudio que le permite finalmente decir que:

“…Tanto el análisis de atribución como el modelo sobre el lugar del control de los refuerzos pueden ayudarnos a comprender ciertos flujos de los procesos perceptivos; pero, tomados en forma acrítica, conducen a una subjetivización de los procesos psicológicos y a ignorar el sentido último de los determinismos sociales. Hay que examinar el carácter ideológico de estos mismos análisis, que inducen a una comprensión de los procesos psicosociales donde lo que importa es la percepción subjetivista de la realidad más que la realidad misma. Al situar en la persona el eje de la actividad humana, este tipo de análisis contribuye al enmascaramiento de los determinismos sociales que surgen de un ordenamiento histórico concreto de la sociedad-y corresponden a los intereses de una particular clase social. Así, el análisis del conocimiento se cierra ideológicamente sobre el sujeto, como efecto de aquellos mismos determinismos que tendría que analizar y a los que contribuye a ocultar…” 10 Ref.MARTÍN-BARÓ, I.; 1983: 217-218

Como conclusión de todas estas evidencias y reflexiones de Ignacio Martín-Baró, baste recordar aquí la clásica, impresionante y radicalmente vigente afirmación de Marx y Engels en su obra “La ideología alemana”. Y es que en estos tiempos de profunda y escandalosa desigualdad social, de crisis civilizatoria y de genocidio (Gaza), de avance de las ideologías más retrógradas y conservadoras del (DES)desorden social establecido y de perniciosa influencia de los grandes medios de la “industria de la conciencia”, necesariamente tenemos que luchar y combatir por todos los medios a nuestro alcance cualquier forma de justificación, legitimación y reproducción de la ideología dominante, que como nos dijeran Marx y Engels y confirmara Martín-Baró, no es otra que la ideología de la clase dominante:

“…Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cadaépoca; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la produecién espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesario para producir espiritualmente.Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materialce dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas…” 11 Ref.MARX, Carlos; ENGELS, Federicho. La ideología alemana. Barcelona: Grijalbo. 1970, p. 50-51

Así pues, si queremos y aspiramos a un mundo, un país, una ciudad o un entorno social más humano, justo, pacífico y fraterno necesariamente tendremos que preguntarnos acerca de nuestro papel como divulgadores, transmisores y reproductores de ideología dominante. Hacer autocrítica y comprobar en que medida instituciones como la familia, la escuela, los ayuntamientos, las asociaciones, los partidos políticos, los sindicatos, los medios (IN)comunicación de masas, o las iglesias, son en realidad agentes de transmisión y reproducción de ideas y valores contrarios a la dignidad humana es algo esencial e indispensable para ir construyendo ahora y aquí, ese mundo o ese Reino de Dios en el que soñamos. Y es que por desgracia, la “lucha ideológica” ha desaparecido de las funciones pedagógicas, formativas y culturales de casi todas las organizaciones sociales, salvo en aquellas cuyo fin es legitimar y reproducir el actual (DES)orden social vigente.

Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ

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