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ADVERSIDADES Y CONQUISTAS DEL FEMINISMO (3)
Obreros y mujeres en la primera Revolución Industrial
A mi nieta Paula y su compromiso con el Feminismo
En Inglaterra se sitúan los inicios de la primera revolución industrial, en la segunda mitad del siglo XVIII. En este período hubo cambios tecnológicos, económicos y sociales de gran relevancia, que se iniciaron bajo la influencia del liberalismo político y económico: el crecimiento de la población, las innovaciones en la agricultura y aumento de la producción agrícola, avances técnicos con las maquinas de hilar y tejer y con la máquina de vapor, aumento del comercio y modernización de los medios de transportes, Dió comienzo el tránsito de una sociedad rural y agrícola a una sociedad progresivamente urbana, con movimientos migratorios que permitieron disponer de abundante mano de obra para atender las necesidades de un mercado laboral en expansión. Estos procesos de cambio, unido a la guerra de independencia de las colonias americanas en los años 1775-83 y a la guerra contra Francia que había abolido la monarquía de Luis XVI, alejaron a la mayoría de la sociedad inglesa del proceso revolucionario francés, favorable a las críticas que hizo en 1790, Edmund Burke (1729- 1797), en “Reflexiones sobre la revolución francesa”, Sin embargo, la revolución francesa, suscitó el apoyo de otros sectores minoritarios, cuya figura más destacada fué Mary Wollstonecraft ( 1759- 1797), Nacida en Londres, y aunque no participó en la revolución francesa, compartió las inquietudes relativas a la marginación de la mujer en la vida política y social en Inglaterra. Escribió “ Vindicación de los Derehos de los Hombres “ en 1790, y “ Vindicación de los Derechos de la Mujer “ en el año 1792, en las que refleja la discriminación que sufrian las mujeres en la sociedad inglesa.
Varias décadas posteriores, en Inglaterra, en plena revolución industrial, irrumpió la presencia del Cartismo, movimiento político que agrupaba a amplios sectores sociales, que reclamaban el derecho a ser electores y poder elegir a los representantes del Parlamento, sin ser excluidos como lo habian sido hasta entonces, por carecer de nivel económico y propiedades. Asimismo, que el sufragio fuese secreto y los representantes políticos fuesen retribuidos por su trabajo, y de este modo evitar la discriminación de amplios sectores de la población. En el transcurso de los años 30, el Cartismo adquirió capacidad para movilizar a sus seguidores, y sus dirigentes presentaron una Carta al Parlamento exponiendo sus reivindicaciones, que no fueron atendidas en la reforma electoral de 1832, aunque se amplió el número de electores reduciendo las condiciones para serlo.. Sin embargo, el amplio rechazo a sus peticiones llevó a la división entre dirigentes moderados y violentos a causa de las distintas estrategias a seguir en sus reivindicaciones. Esta experiencia que fué más allá de las reivindicaciones laborales fracasó en la década de los años 40.
En Francia, superada la etapa radical del Terror con la ejecución de Roberpierre y de otros dirigentes jacobinos, asumió el poder Napoleón en el Consulado y posteriormente como emperador, y continuó la guerra de los paises que formaban parte de la alianza de las monarquias absolutistas contra Francia, hasta la celebración del Congreso de Viena en 1815, con la derrota de Napoleón En este nuevo período que se abría con la caida de Napoleón, las monarquias absolutas europeas: Francia, España, Rusia y Austria, constituyeron la Santa Alianza, con el apoyo de Inglaterra, e impusieron el orden y la paz del antiguo régimen y el rechazo de las ideas de igualdad y libertad del liberalismo. Asimismo, se vieron obligadas a ordenar las fronteras de sus territorios, al tiempo que su estabilidad política era cuestionada por los movimientos políticos liberales europeos y de las antiguas colonias en América Central y del Sur. Así sucedió en Francia en la revolución de 1830 con la caida del rey Carlos X y la llegada del rey Luis Felipe de Orleans con el apoyo de los liberales, que dió paso a las innovaciones de la revolución industrial en la economía francesa.
En España, Fernando VII en 1814 abolió la Constitución Española aprobada en las Cortes de Cádiz en el año 1812 y restableció la monarquía absoluta, fortaleciendo el movimiento independentista de las colonias españolas y contagiando a la colonia portuguesa de Brasil. La última década de su reinado se caracterizó por la represión de cualquier atisbo de liberalismo; ya fuese la ejecución de los generales Rafael del Riego, Torrijos, Lacy o de Mariana Pineda y el exilio de muchos liberales. El intento de las Cortes de Cádiz de instaurar un sistema político liberal en la Constitución de 1812, fracasó por decisión de Fernando VI, cuya deslealtad a quienes defendieron sus derechos en las Cortes gaditanas, frente a Jose´Bonaparte, constituyó una auténtica traición a la Nación española. Tras su muerte en 1833, los liberales que hasta entonces habian sido perseguidos por Fernando VII, apoyaron la causa de su hija Isabel II frente al Carlismo. En esta nueva etapa, llegaron las primeras innovaciones de la revolución industrial a la industria textil española, así como el inicio de las reformas de la propiedad agraria, con la desamortización de los bienes propiedad de las ordenes religiosas y de los obispados.
Aunque la libertad de industria y abolición de los gremios fué aprobada por las Cortes de Cádiz en 1813, sin embargo, se retrasarón las autorizaciones para crear asociaciones y sociedades obreras en defensa de sus intereses. La oposición de los políticos liberales y de los patronos de la industria, al reconocimiento de las asociaciones de obreros, lo era porque consideraban que éstas eran contrario a la libertad de trabajo y a la libre contratación, fundamentos del orden público, al ser centros de agitación social a través de las huelgas. Sin embargo, a partir de 1838, se irá moderando la represión sobre las asociaciones obreras y consta que en 1840 fué constituida en Barcelona, la Asociación Mutua de Tejedores y también la Sociedad de Tejedores, que no sólo reclamaban mejoras salariales, reducción de jornadas y garantias frente al despido, dadas las consecuencias de la implantación de los telares y maquinas de hilar, sino también protección frente a la enfermedad, accidente, el paro y la vejez. Tras decretar las autoridades gubernativas la disolución de la Mutua de Tejedores por las huelgas y actos violentos en Barcelona en el año 1841, los obreros de la industria textil consiguieron una nueva autorización para constituir le Sociedad de Protección Mutua de Barcelona en la primavera de 1842, aunque la caida del Gobierno liberal presidido por el general Espartero dió paso a la disolución de las asociaciones obreras con la llegada del general Narvaez y un Gobierno conservador en el año 1844 hasta 1854. En estos años el proceso de de modernización de la industria textil con las instalaciones de maquinas de vapor, se acentuó al tiempo que las organizaciones obreras actuaban en la clandestinidad. Las tensiones sociales culminaron con la huelga general en Cataluña los dias 2 a 7 de junio de 1855, como protesta por la decisión del capìtan general de Cataluña a finales de Junio de ese mismo año de someter a control a todas las organizaciones obreras. En las manifestaciones que tuvieron lugar en esos día las pancartas y las peticiones reivindicaban el derecho a la libre asociación obrera, trabajo frente a la sustitución de la mano de obra por las máquinas de hilar y de tejer ( selfactinas), mejoras salariales y jornada de trabajo de 10 horas.
De lo anteriormente indicado, se constata que la inestabilidad de las monarquías absolutas europeas continuó hasta el triunfo de la revoluciones liberales en Francia, España, Italia y Alemania en la década de los años 30. Frente a las medidas represivas de las monarquias europeas, los movimientos populares e intelectuales, fueron convergiendo en torno a las ideales de la revolución francesa y el naciente sentimiento nacionalista, perdiendo visibilidad las reivindicaciones del movimiento feminista. En esta etapa, con el impulso del liberalismo, se observaron las primeras consecuencias sociales y económica de la revolución industrial en los sectores de la industria textil, tanto de hilar como de tejer: la sustitución de la mano de obra por el maquinismo. La conflictividad social por causa de las reivindicaciones laborales, las huelgas, los cierres patronales y la represión sobre las incipientes organizaciones obreras, se acentuaron en la década de los años 30, y condujo al estallido de la Revolución de 1848, a la proclamación de la 2ª República en Francia y a la publicación del Manifiesto Comunista ( 1848). En opinión de Carlos Marx:
En esta etapa, el conflicto de la desigualdad entre hombre y mujer en las distintas esferas de la vida socil, económica y política, perdió relevancia y pasó a un segundo plano, al formar parte ambos de la clase trabajadora. Los conflictos eran protagonizados por la clase social obrera y la clase de los patronos, como consecuencia de la revolución industrial con la creación de grandes fábricas y concentración de obreros. De otra parte, la condición de la mujer y de los niños se integraban en el proceso de producción abaratando los costes de de trabajo:
La Revolución Industrial en la segunda mitad del siglo XIX
Para entender los acontecimientos desde 1850 a 1900, sonviene situar el contexto en el que se desenvolvieron. La revolución industrial entró en una nueva fase por el impulso de las innovaciones tecnológicas que se sucedieron. La primera revolución industrial estuvo ligada a la máquina de vapor que movia la industria de hilados y de tejido, las locomotoras, las vagonetas que arrastraban el carbón de las minas. Las primeras décadas del siglo XIX se caracterizaron por el gran desarrollo tanto en Eruropa como en Estados Unidos del ferrocarril y de la locomotora de vapor, que permitió mayor movilidad de mercancias y personas. Aunque las primeras lineas de ferrocarril en Inglaterra lo fueron Liverpool- Manchester ( 1830) la primera prueba se hizo de Darlington a Stockton ( 1825 ). En Francia se iniciaron algunos pequeños ferrocarriles próximos a las minas en la década de los años 20 y finalmente se construyeron varias lineas en la década de los años 30: Saint Etienne-Lyon ( 1832), Paris-Saint Germain ( 1835). En España el primer ferrocarril fué Barcelona-Mataró (1848),
La nueva revolución industrial introdujo otras fuentes de energia, ya fuese el petroleo con el motor de combustión, la electricidad, el acero y la modernización de la siderurgia, el telégrafo, el teléfono y las grandes obras de infraestructuras urbanas, Serán los años siguientes cuando las inversiones en el ferrocarril se extienda por toda la geografia europea, con la aprobación de leyes que concedian las concesiones a largo pazo a sociedades privadas. Asimismo, junto a la los ferrocarriles, el desarrollo de la construcción de barcos, cuya fuerza la originaban las calderas alimentadas por el carbon, contribuyeron al crecimiento de la industria del acero, material que se utilizó para la construcción de miles de kilómetros de railes y para la construcción de los casco de los barcos. Este apogeo no hubiese sido posible sin la activa participación de las nuevas entidades bancarias y financieras que ampliaron los mercados e instrumentos financieros captando dinero de los inversores mediante empréstitos a largo plazo que posteriormente invertian en estos sectores económicos.
Otro sector que desempeñó un papel muy importante en las últimas décadas del siglo XIX, fué el urbanismo que transformó las antiguas ciudades, que se adaptaron a las nuevas necesidades de las grandes urbes, construyendo edificios de gran altura y puentes con el empleo del acero, ensanchando y transformando las calles en avenidas. Así sucedió en la modernización de ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco en Estados Unidos, o en Paris, durante la década de los años 50, bajo el imperio de Luis Napoleón III. Las grandes obras de infraestructuras y urbanas que se realizaron en Paris, creó la imagen de esplendor del reinado de Luis Napoleón III ( 1851-1871) y alejó las tensiones sociales y políticas que afloraron en la Revolución de 1848, con la creación de miles de puestos de trabajo. Los dirigentes de los gobiernos que acompañaron a Luis Napoleón III, desde que éste fuese elegido presidente de la República francesa en 1848, y posteriormente con el golpe de Estado que dió en 1851 aboliendo la República y proclamandose emperador vitalicio de Francia, entendieron que la causa de la inestabilidad política y social, tenia su origen en la falta de trabajo y en las duras condiciones de la vida de los obreros. Los antecedentes de esta política económica se situaban en las medidas que el Gobierno de la II República salido de la Revolución de 1848, adoptó con la creación de los Talleres Nacionales, a través de los cuales se dió formalmente trabajo a miles de obreros franceses en París y en otras ciudades. La conflictividad social se redujo notablemente. Como símbolos en los años posteriores cabe citar la Estatua de la Libertad en la desembocadura del rio Hudson en Nueva York, construida en Francia con aportaciones y donaciones que se organizaron desde 1875 y que la obsequió al pueblo norteamericano, con ocasión del centenario de la Declaración de la Independencia, aunque le entrega e inauguración se hizo en 1886, con varios años de retraso. Lo fué también la construcción del rascacielo Building Tower en el año 1889 en Nueva York y en París la Torre Eiffel inaugurada en 1889 con ocasión de la Exposición Universal de 1889, otro símbolo de la época de auge y esplendor que vivió la sociedad de su tiempo.
Una vez más, los avances de la tecnologia impulsaron el crecimiento económico, destruyendo los puestos de trabajo vinculados a las antiguas técnicas y creando nuevos empleos que demandaban mano de obra mas cualificada, para atender el mercado de trabajo. Los movimientos migratorios alcanzaron niveles importantes a escala internacional ( especialmente desde Europa hacia Estados Unidos de América) y en el interior de los paises europeos. Este proceso no fué armónico ni pacífico, sino sometido a tensiones sociales y graves conflictos laborales, a medida que las asociaciones y sociedades obreras, reclamaban su legalización, mejoras salariales, reducción de jornadas, estabilidad en el empleo y cobertura frente a los riesgos de enfermedad, accidentes de trabajo y vejez, así como poder ser electores y votar, frente el sufragio censitario restringido a las clases económica altas. En este periodo la mujer trabajadora fuera del hogar era empleada en el sector textil, en la agricultura, lavanderias, cocinas y limpieza, con unos salarios inferiores a los del hombre y trabajaba jornadas superiores con frecuencia, según los testimonios de la época.
Este conjunto de circunstancias impulsó el movimiento obrero, que adquirió un gran protagonismo, en el Congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) reunido en 1866 en la ciudad de Ginebra, al que acudieron representantes de muchas sociedades y asociaciones obreras de diferentes paises europeos. Como antecedentes cabe citar el desarrollo, de sociedades y asociaciones obreras, que le habían precedido. y la celebración del Congreso Obrero de Barcelona el año 1865, inspirado en las ideas de Pí y Margall.

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Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas, ex-Profesor de Historia Económica Mundial y Doctrinas Económicas y Ex Diputado Constituyente.
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