Patriotismo (II)
Continuo este tema del patriotismo destacando lo que ha dicho uno de los más prestigiosos y reconocidos psicólogos del siglo XX: Abraham Maslow. Este hombre, fundador y promotor que fue de una corriente o escuela psicológica denominada “Psicología Humanista” es el autor de una Teoría de la Motivación Humana que concretó en la llamada “Pirámide de las necesidades” y viene a decir básicamente, que al igual que necesitamos el alimento y el aire para sobrevivir biológicamente, existen también otras necesidades para vivir y sobrevivir psicológicamente y tener unos mínimos de salud mental. Maslow dice que una de las necesidades psicológicas de los seres humanos es sentirse acogido y seguro, para lo cual es necesario también sentirse miembro y pertenecer a una familia, a una comunidad o a un grupo de referencia y de pertenencia. Es lo que en sus propios términos él denomina “necesidades de seguridad y de afiliación“.
Pues bien, este sentimiento de pertenencia o afiliación a una familia, un barrio, una ciudad o un país, que es algo psicológicamente natural porque nos ayuda a sentirnos seguros y a perder el miedo a la soledad, a la incertidumbre y a fortalecemos gracias al reconocimiento y el afecto que recibimos, es a mi juicio y desde el punto de vista psicológico, el que está en la base de ese sentimiento que conocemos como “Patriotismo“. Por eso, cualquier persona, salvo aquellas que hayan vivido en condiciones miserables y en ambientes de violencia, generalmente recuerdan con cariño y nostalgia su hogar comunitario, su calle, su barrio o su pueblo.
No obstante, este sentimiento natural puede también producir efectos no deseados y negativos, porque de la misma manera que una comida copiosa un día puede llevarnos a una indigestión y si la hacemos todos los días nos llevará a la obesidad y a enfermedades cardiacas, un atracón de sentimientos de pertenencia nos llevará necesariamente a la ceguera de creer que nada hay mejor que mi hogar, mi barrio, mi ciudad o mi país y que no hay nadie como nosotros que sienta tan intensa y profundamente el amor y la pasión por la comunidad. Si este atracón de sentimientos de pertenencia, resulta que me lo doy todos los días y a todas horas, porque además está estimulado y premiado socialmente, la ceguera parcial de un día que es muy fácil de curar viendo y conviviendo en otros lugares, se convertirá en una ceguera total que me incapacitará para comprender que la especie humana es una, que existimos, vivimos y nos alimentamos de un mismo planeta y que todos los seres humanos sea cual sea su procedencia, etnia, sexo, cultura y condición somos exactamente iguales en dignidad y derechos. En otras palabras: la exacerbación, intensificación y superproducción de sentimientos de pertenencia nos hará ciegos a la diversidad planetaria, internacional, nacional o local y por consiguiente nos conducirá a aquel concepto de Patria que mis profesores de Formación del Espíritu Nacional querían inculcarme por encima de todo. Nos conducirá en suma al identidismo y al fascismo, que por su propia naturaleza es ciego a la diversidad, a la razón y a la convivencia entre diferentes. Por eso el fascismo desde un punto de vista psicológico funciona, no con la razón, sino con la emoción; no con la aceptación de diferentes puntos de vista, sino con la imposición de un pensamiento único que solamente se sostiene con elementos emocionales; no con la comprensión de la complejidad de las sociedades y de la propia condición humana, sino con el simplismo de consignas y eslóganes que lo que realmente ocultan es un complejo de inferioridad, de victimismo y de extraordinario miedo a la libertad, como diría Erich Fromm.
En un conocido trabajo del prestigioso investigador de psicología política Daniel Bal-Tar titulado “Patriotismo como creencia fundamental de la pertenencia al grupo“, su autor textualmente nos señala que “…La palabra patriotismo viene del término griego pater que significa padre. Indica un sentimiento basado en la lealtad al padre. Derivada del término pater surge el término griego patriotes que significa compatriota y el término patria que se refiere a patria o país (…) En su forma fundamental el patriotismo se refiere a la adhesión de los miembros del grupo hacia sus grupos y el país en el que residen. Adhesión, en su definición, implica un sentimiento de unión entre una persona y su grupo y país. El patriotismo, por tanto, puede probablemente encontrarse en todos los grupos etnográficos que tienen una adhesión a un lugar geográfico específico. Esta adhesión, que refleja fuerzas motivacionales y se asocia con evaluaciones y emociones positivas, se expresa a través de creencias de amor, lealtad, orgullo o preocupación. Estas creencias se aprenden y sobre ellas se forman reacciones motivacionales y emocionales. Es decir, los miembros del grupo quienes tienen creencias del tipo «Amo a mi país y a mi pueblo», «Estoy orgulloso de mi pueblo», también desarrollan los sentimientos emocionales y evaluativos de adhesión. En coherencia con esta perspectiva, el patriotismo debería ser visto solamente como una reacción motivacional-emocional, pero globalmente, va acompañado de creencias que expresan la adhesión. Estas creencias, por un lado, sirven como antecedentes de la motivación y emoción y, por otro, posteriormente como su expresión, explicación y justificación. El patriotismo se expresa por medio de las creencias…”
A partir de esta clarificadora definición de lo que es el patriotismo desde un punto de vista psicológico y social, deseo destacar tres aspectos que me parecen de fundamental importancia.
- El patriotismo es una creencia, es decir, una idea o pensamiento que se considera como verdadero y como toda creencia, es una idea que se produce como consecuencia de nuestro original modo de percibir la realidad y el mundo asociado a nuestras experiencias individuales y sociales, pero también como efecto del aprendizaje sociocultural, es decir de aquellas normas, costumbres y tradiciones que conforman una cultura específica. Repito, es una creencia, no es por tanto una verdad científica, sino una idea inventada o generada por nosotros mismos, que en principio tiene como función garantizar la satisfacción de nuestras necesidades individuales de seguridad y afiliación así como a necesidad grupal de unidad, cohesión, convivencia y colaboración. En este sentido el patriotismo tiene sin duda un valor positivo en cuanto permite satisfacer necesidades individuales y grupales de carácter psicológico y social.
- El patriotismo es una creencia emocional, nace, crece, se desarrolla y se alimenta permanentemente de emociones que terminan por transformarse en sentimientos. Esto significa en principio y en términos del eminente neurólogo español Francisco Mora que es “una reacción conductual y subjetiva proveniente de una información proveniente del mundo externo o interno (memoria) en el individuo que se acompaña de fenómenos neurovegetativos“. Así pues, al tratarse de una “reacción subjetiva“, que puede ser espontánea (emocional) o duradera (sentimental), no puede en rigor ser catalogada como objetiva, precisa, uniforme y por tanto ser considerada como una verdad absoluta, ya que cada individuo, según sus creencias y su modo particular de experimentar las emociones y sentimientos la percibirá y la sentirá de un modo u otro.
- Al ser el patriotismo una creencia emocional y por tanto subjetiva y condicionada por el contexto sociocultural e histórico en que cada individuo vive, aprende y se desarrolla, no puede a mi juicio, en ningún caso, imponerse como criterio de verdad absoluta, ya sea en forma de dogma, de norma, ley o propuesta política, cuanto más en un mundo en el que la comunicación, los movimientos demográficos y el mestizaje de culturas ha alcanzo grados de expansión inimaginables hace tan solo medio siglo. No es de recibo pues, ni está justificado en modo alguno objetiva o científicamente, que ningún individuo, grupo, organización o institución pueda definir con rigor y precisión lo que es el patriotismo y mucho menos que esa definición sea patrimonializada como la única verdadera y que por tanto hay que imponer necesariamente a los demás. Una práctica evidente que utilizan sin rubor los partidos políticos de derecha y ultraderecha (PP, Cs y Vox) haciéndonos creer que son ellos y únicamente ellos los que tienen autoridad moral para decir que es la Patria y el patriotismo.
Lo dicho anteriormente no significa, claro está, que los sentimientos y creencias patrióticas no puedan ser compartidas, porque de hecho siempre han formado y seguirán formando parte de las culturas de los pueblos. Sin embargo, no podemos olvidar que este elemento de la cultura colectiva es la que históricamente en numerosas ocasiones se ha utilizado para que los grupos dominantes y poderosos legitimen, justifiquen y ejerzan su poder. De aquí que en nombre de la Patria se hayan realizado las obras y los hechos más heroicos, pero también las guerras, invasiones, colonizaciones y los más crueles y denigrantes hechos de inhumanidad. Y es que cuando los sentimientos patrióticos se sitúan por encima del bien y del mal o se elevan a categorías absolutas indiscutibles, lo que en realidad se hace es manipular, seducir y confundir a la población para que se someta a los intereses y objetivos de los grupos poderosos y de las clases sociales dominantes.
Consecuentemente con lo anterior y dado que la derecha y la ultraderecha (PP, Cs y Vox) no solamente se apropia del concepto de Patria y patriotismo haciéndonos creer que sus creencias son verdades absolutas, sino que además intentan por todos los medios a su alcance, que estas ideas exciten y amplifiquen los sentimientos naturales de pertenencia presentándolas como un asunto de buenos (patriotas) y malos (antipatriotas) dándonos a entender que todo aquel que no comulgue con sus creencias pues no es patriota. Y como prueba ahí tenéis a Albert Rivera, el que decía ser de “centro” diciendo que hay que votarle por “obligación patriótica”. En suma, no podemos permitir que nos impongan mediante falacias emocionales que el único patriotismo posible es el que representa el pensamiento conservador, de derechas y de ultraderecha y no podemos permitirlo, porque es en esa visceralidad arrebatadora e impulsiva, ciega a cualquier forma de racionalidad de la que se alimenta el fascismo en todas sus formas. Por eso y una vez más me pronuncio CONTRA CUALQUIER FORMA DE FASCISMO-especialmente en Camas-. Si te identificas con esta reflexión, replica, difunde y súmate a la Plataforma Ciudadana de Camas contra el fascismo.
Un artículo muy clarificador de lo que se entiende por patriotismo en su vertiente positiva de pertenencia a un grupo donde reina la amistad, la tolerancia, la solidaridad, y en su vertiente negativa , la de la derecha y ultraderecha, donde reina la intolerancia , fruto del pensamiento único. Un abrazo, José.