Cultura, Tradiciones y Fiestas (26M-15)

Lo siento, este también es de los largos, pero este es un tema tan complejo y tan atravesado por emociones colectivas y posicionamientos institucionales públicos, que no tengo más remedio que extenderme un poco ya que si no lo hago corro el riesgo de simplificar y al final no decir nada.

Dudar de que cualquier tradición es y funciona siempre como un medio de transmisión de la herencia cultural de nuestros antepasados, así como como un recurso para configurar y modelar la identidad de un pueblo o de un grupo social asegurando su sentido de pertenencia y permitiendo la cohesión social en torno a determinados valores y prácticas, es no entender absolutamente nada de los mecanismos con que operan los grupos, organizaciones e instituciones sociales para legitimarse y reproducirse. Es obvio entonces que las tradiciones deben ser respetadas y protegidas dado que es la herencia que hemos recibido de los habitantes que en el pasado compartían el mismo espacio social y cultural que nosotros compartimos ahora. Pero como tengo un peral frondoso me pregunto, ¿Todas las tradiciones deben ser igualmente respetadas, valoradas y protegidas? ¿Con que parámetros podemos analizar el valor de las tradiciones? ¿Y si resulta que las tradiciones que conservamos niegan, dificultan, obstaculizan o impiden el desarrollo de los Derechos Humanos Universales y el cuidado y sostenimiento de la vida en nuestro Planeta? ¿Debemos seguir respetándolas y protegiéndolas amparándonos en una supuesta pureza histórica o en una costumbre familiar o popular de nuestros antepasados? ¿Y si resulta que las tradiciones están siendo descaradamente utilizadas, manipuladas y sesgadas por las clases y grupos dominantes y poderosos de la sociedad para legitimar y perpetuar su dominio?

Dudar también de que pertenecemos a un espacio cultural y humano en el que la Semana Santa, las Ferias, las Romerías, el Patronazgo de vírgenes, santos y santas de la Iglesia Católica forman parte, lo queramos o no, de lo que entendemos como ser andaluz, es igualmente desconocer totalmente, no solo las características culturales que mayoritariamente los andaluces y andaluzas comparten, sino también ignorar el gran valor patrimonial, artístico, movilizador, turístico y económico que estas tradiciones suponen para el conjunto de Andalucía y de toda España. Sin embargo, lo que muchísima gente olvida o desconoce es el origen y la función ideológica y política de estas tradiciones, ya que de las tradiciones y su exageración y exacerbación surge el tradicionalismo que como el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua indica, es “1.). Doctrina filosófica y política que toma a la tradición católica como criterio y fuente de la verdad. 2. Sistema político que consiste en mantener o restablecer las instituciones antiguas. 3. Tendencia consistente en la adhesión a las ideas, normas o costumbres del pasado“.

La Semana Santa por ejemplo y toda la parafernalia de cultos, honores, procesiones, emociones, producciones artísticas y concentraciones masivas de personas, es evidente que es una tradición que poco a poco se ha ido de una u otra manera o en mayor o en menor grado, secularizando con el tiempo y ya no posee ese estricto carácter devocional mayoritario, sino que se ha transformado en mi opinión en un gran espectáculo de masas que desde luego tiene una importancia fundamental para la economía y el disfrute de las ciudades. Pero si agudizamos nuestra perspectiva y nos remontamos a los orígenes de esta tradición, vemos que nace, crece, se reproduce y se legitima a partir de los esfuerzos y estrategias que la Iglesia Católica a lo largo de siglos ha realizado para convertirse en la religión dominante mayoritaria e indiscutible de la población. Y si además a esto se añaden las alianzas que los Estados y las clases dominantes del pasado y del presente han realizado con la Iglesia para perpetuar y dar una naturaleza sagrada y divina a su poder, pues es evidente, al menos para mí, que dicha tradición lleva ya en su germen el tradicionalismo. Y el tradicionalismo tal y como lo hemos visto y vivido en nuestro país en el pasado siglo XX, fue el que nos trajo el fascismo, el nacionalcatolicismo y todas las formas de conservadurismo y de negación del progreso y el avance democrático y laico. ¿Cómo olvidar que fue ese tradicionalismo nacionalcatólico en “santa alianza” con terranientes, banqueros, militares y fuerzas políticas de derechas el que se sublevó y dio un golpe de Estado al gobierno democrático y legítimo de la IIª República y alimentó 40 años de dictadura? Esta evidencia histórica, hace que me pregunte por cuestiones que aunque no sean de interés y preocupación por la mayoría de la población, a mí me resultan de especial relevancia.

¿Debe un Ayuntamiento proteger la Semana Santa, las Hermandades o las Cofradías para que puedan mostrar públicamente sus expresiones de cultura y de fe religiosa? Indudablemente que sí, pero no porque se trate de un fenómeno religioso, sino porque es realmente un fenómeno de masas que proporciona identidad y cohesión social. Pero ¿Hasta dónde debe protegerlas si resulta que dichas tradición choca frontalmente en mi opinión, con el carácter laico que debe inspirar toda institución democrática y con la necesidad de separar el binomio Iglesia-Estado haciendo posible que desaparezcan las costumbres y normas de las viejas sociedades teocráticas? Una pregunta sin duda muy difícil y que tiene muchos ángulos, pero que puedo contestar simplemente diciendo que el límite está en aquel lugar en el que situemos la independencia y la obediencia del Ayuntamiento en relación a la promoción de valores democráticos como el laicismo y al derecho que asiste a cada ciudadano a que sus impuestos y contribuciones no se utilicen para promover creencias que corresponden al ámbito privado e íntimo de cada uno.

Pongamos un ejemplo sencillo. Me consta que de los Presupuestos Municipales han salido importantes cantidades de dinero para festejar, honrar y hacer visible con todo lujo de detalles, tanto la famosa Coronación de la Patrona de la ciudad, como para hacer crecer y desarrollarse a las Hermandades. Ahí está por ejemplo el hermoso local que el Ayuntamiento facilitó a la Hermandad de la Humillación, una Hermandad por cierto muy joven y cuya primera Junta de Gobierno data de 1993, lo cual desde luego es muy positivo como medida de apoyo a la protección de las tradiciones populares, pero claro, siempre y cuando se tenga esa misma o parecida generosidad y apoyo con otras asociaciones o grupos no ligados a la cultura religiosa y en Camas los hay.

En este punto y tras consultar los Presupuestos de 2017, he podido constatar por ejemplo, la diferencia de apoyo económico existente entre la que se proporcionó a una Asociación de carácter religioso, como lo es una Hermandad, y la que se ofreció a una Asociación laica de ayuda al refugiado, Asociación a la cual pertenecen diversos ciudadanos de Camas, aunque desde luego no tan numerosos y de tanto impacto social como las Hermandades. Aunque obviamente no debemos generalizar y creo convencido que esto cambiará en aras a una mayor equidad y solidaridad social, los datos son los datos

También me consta también que algunos de nuestros concejales no tienen ningún inconveniente en mostrar su adhesión pública a este tipo de eventos como la Semana Santa, algo que siempre justifican en función de que son actos culturales tradicionales. Por eso ahora que ando disoñando la Camas del siglo XXI, pues yo lógicamente preferiría que esas cantidades del presupuesto se destinaran a obras sociales de carácter institucional para eliminar las desigualdades sociales y que esas actuaciones de visibilidad pública desaparecieran, ya que el Ayuntamiento es la institución que nos representa a todos los que pagamos impuestos y tasas, a creyentes católicos, musulmanes, budistas, hinduistas, testigos de Jehová, etc. o a no creyentes, ateos o agnósticos. ¿Quiere esto decir que hay que negar el pan y la sal a todo lo que esté relacionado con la promoción de manifestaciones religiosas como la Semana Santa? No, ni mucho menos. Lo que quiero decir, es que si las autoridades públicas representan a una Institución que es de todos, deben actuar con más ecuanimidad e independencia absteniéndose de apoyarlas con su presencia institucional. Ahora bien, si privadamente, con sus amigos y familias, de forma sencilla y sin representar a nadie desean asistir, participar o cooperar con estas tradiciones tan ligadas a lo religioso, pues por mí como si quieren ir todos los días a misa y rezar a la imagen de su devoción por las mañanas, por las tardes o cinco veces al día como hacen los musulmanes.

El hecho de que las autoridades apoyen y promuevan este tipo de tradiciones no es baladí, primero porque saben que estas antiguas costumbres populares son compartidas por muchísima gente y si desde luego quieren adquirir notoriedad, prestigio y fama, pues la oportunidad que se les brinda para recoger adhesiones y aplausos es algo muy útil para sus intereses de mantenerse en el poder. En esto consistió a mi juicio, la famosa y no menos errática declaración y decisión plenaria de nombrar a la Virgen, es decir a una imagen de culto privado, Alcaldesa Perpetua de Camas con lo cual se estableció ya para siempre una alianza entre el Ayuntamiento y las organizaciones religiosas católicas de nuestra localidad. Y digo para siempre, porque sería un gasto inútil de energía derogar aquella decisión que fue promovida, si no recuerdo mal, paradójicamente por el PSOE un partido histórico y heredero de las más fructíferas, valientes y dignas tradiciones de laicismo.

Por otro lado, no puedo dejar de señalar, que es en el seno de las organizaciones religiosas más tradicionales, donde nace, crece y se desarrolla el tradicionalismo y ya sabemos y el que no lo sepa debería observar y estudiar un poco más, que el tradicionalismo es la columna vertebral y los cimientos de todo lo que es el pensamiento conservador, de derechas y de ultraderecha. De hecho, es en estas organizaciones, con mayor o menor intensidad, donde nace, se promueve y se legitima el pensamiento y las organizaciones ultracatólicas, que sostienen a la conservadora jerarquía de la Iglesia Católica Española y por ende se oponen a todas los procesos innovadores que está realizando el Papa Francisco, un Papa que siguiendo la estela de Juan XXIII y Pablo VI me consta que está haciendo todo lo que puede y con mayor o menor acierto, implicándose y comprometiéndose en un proceso de transformación de una Iglesia eclesiocéntrica en una Iglesia cristocéntrica y más fiel a los valores éticos universales que contiene el cristianismo original de Jesús el hijo del carpintero.

¿Qué sugiero pues como disoñación o simple sugerencia de muy improbable consecución por el momento?

1. No proponer, ni ofrecer subvenciones a Hermandades o a cualquier tipo de organización que aunque tenga indudables valores culturales esté ligada a religiones e iglesias, ahora bien, con una importante excepción. Si dichas organizaciones acreditan, justifican y demuestran fehacientemente que la ayuda que solicitan del Ayuntamiento va a ser empleada efectivamente en obras sociales, pues que se les conceda, algo que aunque con matices me ha parecido extraordinariamente bien cuando se han ofrecido locales para almacenar alimentos que las obras sociales de las Hermandades gestionan. Y si la subvención que se pide es para mejorar e intensificar el ornato, las coronas, los pasos y demás elementos simbólico-litúrgicos pues que se lo paguen sus asociados, afiliados o adeptos de sus bolsillos.
2. Evitar todas aquellas apariciones públicas que en representación institucional se hacen en la Semana Santa o en cualquier otra festividad religiosa o acto litúrgico que las iglesias realicen. Y si los cargos públicos quieren ir, pues están en su total, completo y legítimo derecho, pero que por favor lo hagan o lo sigan haciendo, porque creo que ya algunos lo hacen así, como cualquier otro ciudadano particular o privado y desde luego desprovisto de pompa, poder, varas y otros artilugios de ostentación de autoridad. Y evitar también toda imagen pública en la que se asocie o estén unidas autoridades civiles y democráticas con autoridades eclesiásticas y autoridades militares, entre otras cosas porque estas dos últimas instituciones no son democráticas, ni se prevé que lo vayan a ser, lo cual lógicamente no es óbice que para cuando haya que establecer proyectos y acciones de cooperación en fines sociales pues se animen y realicen..
3. Desligar el uso y la utilización ya sea puntual, periódica o festiva, de todos los locales públicos para promover, presentar o celebrar rituales religiosos. De otra manera: evitar que el Salón de Plenos, la Biblioteca, las Escuelas sean utilizados para promover y realizar acciones de carácter religioso, lo cual no quita, que si hay que realizar exposiciones de las producciones culturales ligadas a la Iglesia se hagan. Y si hay algún cargo público con la mente tan corta como para impedir que contemplemos en un clima de cordialidad y aceptación de la diversidad los extraordinarios logros artísticos que la Iglesia Católica ha hecho posible para el disfrute de la humanidad entera, pues habrá que decirle que no confunda el tocino con la velocidad. Mi posición en este sentido creo que es coherente ya que si estoy convencido de que la enseñanza de cualquier religión debe salir de las escuelas públicas, hacerse en sus templos o en centros de propiedad eclesiática siendo pagada por sus fieles y adeptos, pues también pienso que toda celebración de carácter religioso o todo acto para su presentación o promoción, debe hacerse por esa lógica en los templos o en locales privados de las confesiones religiosas.

Soy plenamente consciente de que este tema de disoñación es desde luego muy complejo, difícil y además puede levantar ampollas, pero debo señalar también en mi condición de ciudadano de Camas personalmente simpatizante y a mi modo creyente en el Jesús de la Liberación, que si verdaderamente este nuevo Ayuntamiento quiere caminar hacia el laicismo y rescatar los valores éticos e históricos del socialismo y el republicanismo, deberá necesariamente dar testimonio de ello aunque sea en detalles que pueden ser pequeños y pasar desaparcibidos al principio para no generar polémicas ridículas, pero que sumando esos detalles puede realmente configurarse a mi juicio, sin prisa pero sin pausa, una ciudad más laica y democrática e incluso para los creyentes cristianos o no cristianos más beneficiosa y útil para la expresión de su fe.

Por último y en cuanto a las Fiestas Patronales o la Feria Anual mis disoñaciones son:

1. Que el Ayuntamiento innove, que aporte novedades en las actuaciones artísticas y musicales de Feria que incluyan otros aspectos de la cultura popular andaluza o no andaluza con contenido más social y menos folklorista. Que se atreva a ofrecer cosas nuevas aunque al principio tengan un cierto riesgo, pero por favor si cada año van a traer otra vez a artistas del mismo perfil que María del Monte, la cual no me desagrada o a José Manuel Soto, el representante artístico de la ultraderecha pues mejor que se ahorren el dinero y lo inviertan en las escuelas de danza y música de Camas.
2. Que vayan poco a poco, con tolerancia, sin urgencias, pero con firme voluntad ir haciendo desaparecer sin estridencias ni prohibiciones, esa supuesta fiesta, supuesto arte y supuesta cultura que se llama tauromaquia, sencillamente porque estamos en el siglo XXI y porque hay que preservar cualquier forma de vida en el Planeta y porque además se trata de una tradición cruel y totalmente contraria a las políticas de protección animal que el Ayuntamiento intenta promover con los perros y con los gatos, pero con los toros y novillos no. Curiosamente en el Programa Electoral del PSOE de 2019 se proponen 3 medidas muy positivas para “Respetar los animales” pero por lo visto, los toros y novillos no se incluyen en este epígrafe.
3. Que siga apostando por la celebración de la Feria dando protagonismo y alegría a las capas sociales que más lo necesitan, ya sean de la infancia, la juventud, los inmigrantes de nuestra localidad, los enfermos y desvalidos, la personas de avanzada edad, los barrios, las asociaciones, algo que por cierto se ha venido haciendo siempre y por tanto no es una disoñación mía, sino una realidad..
4. Que busque y encuentre otros terrenos para la Feria más sostenibles y permanentes en el sentido de proporcionar oportunidades y recursos a los esforzados y resistentes caseteros para que tanto la Caseta Municipal como otras, sean reutilizables a lo largo del año para otros encuentros y eventos como así sucede en otros Ayuntamientos.

Ya sé que disoñar es fácil y que contentar a todo el mundo es imposible, pero si como preveo y espero que Camas va a ser capaz de apostar por un gobierno joven, capacitado, dialogante, colaborativo, unido y de izquierda, estoy convencido y aunque yo ya no podré verlo, que el siglo XXI de Camas será sin duda muchísimo mejor para nuestra ciudad y su ciudadanía. Pero claro, para ello hay solamente a mi juicio una condición: impedir con nuestro voto y con nuestra acción dialogante que los cuatro partidos de derecha de nuestra ciudad no obtengan la mayoría y si la obtuvieran, lo cual no creo que vaya a suceder, después no valdrían los lamentos y esas graciosas exculpaciones de “yo no fui“, “yo no creía que“, “no me pensaba que“, “yo con votar ya he hecho bastante“, etc . De cualquier manera y sean cuales sean los resultados, desde luego voy a seguir y seguir porque “la toalla no hay que tirarla ni pa Dios“. Así que SIGAMOS !!!