


III
Los filósofos de Grecia
En la antigua Grecia, las distintas corrientes de pensamiento ofrecieron paradigmas que divergían entre sí, para explicar la existencia del dolor y del sufrimiento, ya fuesen los estoicos, los discípulos de Platón o los de Aristóteles. Todos ellos, no obstante, tenían en común, algunas cuestiones que pueden contribuir a la reflexión, en la sociedad actual.
En primer lugar, diferenciaron entre el dolor o sufrimiento físico, que tiene su origen en la enfermedad y la muerte, de una parte, y el dolor o sufrimiento moral, de otra, que tiene su origen en las decisiones y actos adoptadas por los seres humanos. El dolor y el sufrimiento físico forma parte de la naturaleza constitutiva del Universo y singularmente de los seres vivos, en el que estamos integrados y del que somos una partícula muy pequeña del mismo; y además, estamos sujetos a las leyes físicas y bioquímicas que rigen el ciclo de la vida. Por el contrario, el dolor y sufrimiento moral está íntimamente ligado a la libertad de los hombres, en sentido genérico, que condiciona las relaciones entre los individuos y grupos sociales; en definitiva, sujetos a las leyes y a las formas de la organización social, económica y política que deciden los pueblos y sus dirigentes.
En segundo lugar, tanto la escuela estoica, la platónica como la aristotélica, se centraron principalmente, en dar una respuesta al sufrimiento moral, desarrollando la Ética, que regula la conducta de las personas, proponiendo la practica de la virtud, la justicia, la convivencia y la paz . En este contexto cultural, surgió el sistema político de la Democracia en Atenas en la época de Pericles, frente a los sistema alternativos de la Aristocracia y la Tiranía, de la que era exponente la ciudad de Esparta, organizada para la guerra. Para afrontar esta modalidad de sufrimiento, consideraban necesario, fortalecer la voluntad, el control de los sentimientos y de los sentidos, distanciándose de los bienes materiales, de los placeres y de las apariencias; enaltecían el camino de la templanza, la moderación, la racionalidad, el amor y vivir de acuerdo con las leyes de la naturaleza, y el camino de la justicia. Así lo señala Platón (427- 347 a.C) en su obra El Banquete:
Desde la Ética, para los filósofos griegos, los seres humanos, podían asumir el sufrimiento físico que conlleva la condición trágica de la existencia, de su vulnerabilidad y fragilidad; aceptando con entereza y fortaleza, las leyes físicas y bioquímicas del Universo, y su apertura al conocimiento, a la virtud, a la belleza y al misterio de la vida. Aristóteles, en su obra Ética a Nicómaco, nos ofrece su visión de la virtud:
Asimismo identifica, de una parte, la justicia con la ley:
Y de otra, considera que la justicia es perfecta.
IV
Dramaturgos griegos y la tragedia
En la literatura del siglo V a.C., los autores dramáticos de la Grecia clásica: Esquilo, Sófocles y Eurípides, canalizaban las creencias populares y la presencia de los dioses de la mitología, en la trama humana. De este modo plantearon en sus tragedias, entre otras cuestiones, la relación y supeditación de las leyes humanas a las leyes de los dioses, dentro de la mitología griega. Para Esquilo y Sófocles, los hombres han de obedecer a las leyes de la naturaleza y a la de los dioses, conforme a la mitología griega, antes que a las leyes de los hombres, en tanto que Eurípides, más racionalista, duda y cuestiona la opimión de los otros dramaturgos. Así, Sófocles (496-404 a.C.) pone de manifiesto en su obra Antígona, que debieran prevalecer las leyes de los dioses sobre las leyes de los hombres. A la pregunta que formula Creonte, rey de Tebas, a Antígona, hermana de Polinices, cuyo cuerpo muerto, fue enterrado por Antígona a las afueras de la ciudad, desobedeciendo la orden de Creonte, de no enterrarlo:
Antígona: No fue Zeus, en modo alguno, el que decretó esto, ni la Justicia que cohabita con las divinidades de allá abajo; de ningún modo fijaron estas leyes entre los hombres. Y no pensaba yo que tus proclamas tuvieran una fuerza tal, que siendo mortal, se pudiera pasar por encima de las leyes escritas y firmes de los dioses. No son de hoy ni de ayer, sino de siempre estas cosas y nadie sabe a partir de cuando pudieron aparecer…»5 Ref.Sófocles. Antígona. Pag. 190. Alianza Editorial. Madrid 2005.
Asimismo, en la antigua Grecia, Esquilo y Sófocles, argumentaron, que el sufrimiento físico y moral que afligía a la humanidad, era el castigo de los dioses por transgredir los hombres las leyes divinas, al ser culpables de ofender a los dioses. Especialmente Esquilo, muy cercano a las creencias religiosas populares y a la mitología griega, hacía extensiva la culpabilidad no sólo a los autores directos de la transgresión u ofensa, sino también a los ascendientes y descendientes de ellos. Sin llegar a la radicalidad de Esquilo, Sófocles presenta en su obra “Edipo Rey” escrita e inspirada en la peste que asoló Atenas en el siglo V, la tesis de que la ofensa a los dioses, y la declaración de culpabilidad conlleva el castigo. La trama de su obra es investigar las causas de las desgracias del pueblo de Tebas, afligido por la peste y por esta circunstancia el rey Edipo, envió a Creonte, al templo de Apolo, para consultar al oráculo de Delfos. Preguntado por Edipo, responde Creonte:
Edipo: ¿Con qué clase de purificación?. ¿Cuál es el carácter de la desgracia?.
Creonte: Con el destierro o reparando una muerte con muerte de nuevo, puesto que esta sangre es la que está sacudiendo la ciudad.»6 Ref.Sófocles. Edipo Rey. Pág.237. Alianza Editorial. Madrid 2005.
A continuación, el enviado a Delfos, se dirige a Edipo y le informa que el origen de la tragedia y de los males que padece la ciudad es el asesinato de Layo, anterior rey de Tebas, como causa de los males que padece la ciudad; y señala a Edipo como culpable del asesinato, sobre el que ha recaer el castigo de los dioses.
Respecto de la figura del dramaturgo Eurípides (480-406 a.C.), se aprecia en él, la sensibilidad y la complejidad de una personalidad, que duda y cuestiona las certezas de la sociedad, muy próximo, en cierto modo a la mentalidad moderna. Así nos lo presenta el filólogo y especialista en la cultura clásica, Carlos García Gual (1943) al referirse a Eurípides:
Referido a sus últimas tragedias, añade Carlos García Gual:
En definitiva, para los dramaturgos griegos, en diferentes grados, no existen fronteras entre los hombres y los dioses para explicar la existencia del dolor y del sufrimiento en la humanidad. Sin duda, sobre el hombre que se desvía de las leyes de los dioses y del camino de los justos, recae el estigma de la culpa y el castigo de los dioses. Este marco cultural acerca de la causa desencadenante del sufrimiento humano, influirá en la posteridad.
Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
Vaya desde aquí nuestro más sentido agradecimiento por honrarnos con sus colaboraciones.
Referencia