El pasado 23 de junio, Javier Perez Royo, Pura Sánchez y Gerardo Pisarello, en un coloquio organizado por el Ateneo Republicano de Andalucía, se plantearon la cuestión de que, más que criticar el viaje de los Reyes, Felipe y Leticia, por Canarias, Andalucía etc., se trataría de ver si era el momento de cuestionar la Monarquia. Hoy dicha cuestión es mucho más acuciante, tras la fuga de España de Juan Juan Carlos I a Estoril, justo cuando la Fiscalía del Supremo ha iniciado actuaciones para investigar en nuestro país, delitos presuntos de corrupción y fraude investigados ya en Suiza. ¿Es momento ya de cuestionar la Monarquía? ¿Es hora ya de hacer un Referendum sobre la forma de Estado? La respuesta de los socios de Gobierno no puede ser más diversa.
El socio mayoritario del Gobierno, el PSOE, “respeta la decisión de Juan Carlos I” y destaca la ejemplaridad de Felipe VI, mientras UnidasPodemos pide debatir ya el modelo de Estado en España, tras la fuga de Juan Carlos: “Que el pueblo decida”, propone.
¿Es que el pueblo no decidió al votar la Constitución de 1978? Es lo que conviene aclarar.
El 23 de julio del 1969, el príncipe Juan Carlos había sido designado sucesor suyo por el dictador Franco, mediante la aprobación en las Cortes franquistas de la Ley de sucesión de Franco en la persona del Principe Juan Carlos. No fue nombrado su padre Juan, el hijo de Alfonso XIII, el depuesto rey por la República el 14 de Abril del 1931, que podía teóricamente tener más derechos y que, curiosamente, vivía entonces en Estoril, donde se encuentra ahora, según algunos Juan Carlos, aunque otras fuentes dicen que está en la República Dominicana, en casa de sus amigos Fangul.
A los dos días de la muerte del dictador Franco, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos juró los principios del Movimiento, siendo proclamado Rey por las mismas Cortes franquistas, que anteriormente lo habían designado Rey sucesor del dictador. Cinco dias más tarde, el 27 de noviembre de 1975, sería coronado Rey por el Cardenal Tarancón, Primado de España, en la basílica de San Jerónimo en Real de Madrid. La oposición de izquierdas clandestina, sobre todo el PCE, se opuso a esta autoproclamación, a la que nos unimos las Comunidades Cristianas Populares, criticando la actuación de Tarancón y de la Conferencia Episcopal Española. Juan Carlos como Jefe de Estado puso a Adolfo Suárez como Jefe de Gobierno, quitando a Arias Navarro. El equipo formado por Suárez, con miembros reformistas del régimen franquista como: Torcuato Fernández Miranda, Fraga, Areilza, Silva Muñoz, Garrigues Walker, Martín Villa etc., fueron los que hicieron la Transición democrática con ayuda del PSOE de Felipe y el fracaso del PCE de Carrillo.
Los tres momentos claves de esta Transición de la Dictadura a la Democracia fueron, según los historiadores: el primero la Ley de Reforma Política, aprobada por las Cortes franquistas el 18 de noviembre de 1976 y sometida a Referéndum el 15 de diciembre de ese año. Pero hay que aclarar, que dicho Referéndum no gozaba de legitimidad democrática, porque dicha Ley era un producto de unas Cortes franquistas, no de unas Cortes democráticas constituyentes. Por ello, el PCE propuso que primero se legalizaran los partidos de la oposición aún clandestinos y, entre todos, se formara un gobierno provisional que elaborase una Constitución y convocase unas Elecciones generales libres. Pero los reformistas del régimen y, sobre todo, el PSOE de Felipe no lo aceptaron.Dividida así la oposición clandestina y aún no legalizada propuso la abstención en la votación de dicho Referéndum y perdió.
Suárez, con la TV en sus manos y la canción del grupo Vino Tinto: Habla pueblo, habla, ganó por mayoría. Los historiadores dicen que Suárez tuvo intención de proponer también en este Referéndum, seguro del triunfo, la votación sobre la Monarquía, pero desistió temeroso de la oposición, no de la clandestina, la del PCE, PSOE y otras formaciones, sino la de los franquistas de toda la vida, llamada el Bunker (Primo de Rivera, Girón de Velasco, Blas Piñar etc). La oposición real, la clandestina, estaba más preocupada por traer la Democracia, que la forma de gobierno.
El segundo momento fueron las Elecciones generales del 15 de junio de 1977. Legalizados los partidos en febrero del año 1977, menos el PCE que tuvo que esperar al 9 de abril, al Sábado Santo Rojo, tuvieron poco y escaso tiempo para prepararse, ante la maniobra astuta de Suárez de convocar rápidamente las Elecciones Generales el 15 de junio de ese año . Eso explica, en parte, el triunfo de la UCD, con 165 diputados, 118 el PSOE, 20 el PCE y 16 Alianza Popular. De estas Cortes saldría el mandato de la elaboración de la nueva Constitución española, que sería el tercer momento.
Los siete padres redactores de la misma son; 3 por la UCD: Miguel Herrero, Gabriel Cisneros y Jose Pedro Pérez LLorca: 1 por el PSOE: Gregorio Peces-Barba; 1 por el PCE, Jordi Sole Tura y 1 por Minoría Vasco-Catalana, Miguel Roca. Dada esta correlación de fuerzas favorable a la derecha, con la aquiescencia del PSOE, se admitió sin oposición el Titulo II De la Corona, siendo reconocido, en al art 57 del mismo titulo, a Juan Carlos I como legítimo heredero de la dinastía histórica, pese a que nunca fue elegido por el pueblo español. El pueblo español votamos favorablemente la Constitución, el 6 de diciembre de 1978, que puso fin a la Transición española.
Ahora podemos contestar a la cuestión propuesta al principio. Cierto es que el pueblo español votó favorablemente la Constitución, en la que en su art. 57 se reconoce como Rey a Juan Carlos I, que abdicó en su hijo Felipe VI. Pero esta legítima Constitución es fruto de una Transición no tan legitima, como aparece sobre todo en el primer momento, es decir en la propuesta antidemocrática del Referéndum de la Ley de Reforma Política y parcialmente en la poco clara convocatoria de las Elecciones Generales del 15 de junio de 1977. Todo esto no invalida a esta Transición, que no es tan ejemplar como nos la han pintado, pero ¿No es el momento hoy de cuestionar a la Monarquía, que es el punto más oscuro de toda esta Transición? Fue puesta por el Dictador, la eligieron las Cortes franquistas, nunca el pueblo, bendecida por la jerarquía de la Iglesia Católica, no la llamada por Casaldáliga, Iglesia Popular.
Ante la fuga de Juan Carlos, de aquel que fue elegido por el dictador, no por el pueblo, aunque legitimo por la votación de la Constitución, yo creo que hoy si cabe la propuesta de Unidas Podemos, de debatir ya el modelo de Estado en España, y “Que el pueblo decida y hable” hoy libremente.


Articulo cedido para Krisis por su autor.
Antonio Moreno de la Fuente.
Miembro de las Comunidades Cristianas Populares.
Sevilla, 5 de agosto de 2020.
