GUERRA y PAZ en UCRANIA (y 6). Consideraciones finales para la Paz

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Capítulo VI: Consideraciones finales para la Paz

Por Jerónimo Sánchez Blanco

PRIMERO.–  Desde  la perspectiva  histórica, el siglo  XX  ofreció  en su primera mitad,   dos  Guerras  Mundiales  (1914- 1918 )  y (1939-1945 )   que estremecieron   la humanidad   de  Oriente a Occidente, y cuyas consecuencias  no sólo fueron   millones de pérdidas de vidas humanas y daños materiales inmensos, sino también el diseño  de un orden político y económico  diferente  al hasta entonces  vigente. Han transcurrido  muchos  años  desde  el final de las dos Guerras Mundiales citadas, y nuevamente los medios de comunicación  los ciudadanos y las cancillerías de los distintos  gobiernos,  hacen  análisis  de cómo  en los últimos años  se han  vuelto a plantear   interrogantes  que  se dilucidaron en los campos de batalla  de  aquel entonces, recordando  el dilema  entre “ el hombre es un lobo para el hombre” de Thomas  Hobbes  y la  pretendida  “ paz perpetua”  de  Inmanuel Kant

SEGUNDO.- A resulta  de  la correlación de fuerza  militar y económica, los países  vencedores  impusieron  las condiciones de la rendición  a los vencidos, en    los acuerdos   que se firmaron  en el Tratado de Versalles (1919) . Aunque  quedan lejos aquellos acontecimientos,  conviene  recordar  que   finalizada  la   Gran Guerra del 1914, tuvo lugar  una verdadera  convulsión en Europa y en Oriente Medio, con la caída de  varios imperios: el ruso, el austro-húngaro  y  el imperio otomano, que han  condicionado   muchas décadas posteriores. Cabe   afirmar  que  al término de la  primera Guerra Mundial, se fortalecieron   los  sentimientos de identidad propugnados por los nacionalismos  pujantes   desde  finales  del siglo XIX.  Este  movimiento  nacionalista  afectó  seriamente  al imperio austro-húngaro  al  provocar el incendió de la guerra  en 1914, con el asesinato en Sarajevo, del archiduque Francisc Fernando  de Austria, designado sucesor  del emperador  austro- húgaro, Francisco  José I   y  la división  en  unidades políticas   de nueva creación ( Austria,  Hungria, Checoslovaquia, Yugosñavia);  y   al imperio ruso  que redujo su territorio  con nuevos Estados ( Estonia, Letonia,  Lituania, Finlandia ) y una Polonia  fortalecida  recuperando   parte de su territorio  arrebatado por el imperio ruso, muchas  décadas  antes;   finalmente a la caída  del imperio  turco  otomano, con la explosión del nacionalismo  árabe y la creación de nuevas unidades  políticas ( Siria, Líbano, Jordania, Irak, Libia, Egipto, Arabia  Saudí ) bajo los protectorados del  Reino Unido y de Francia y la consolidación de los  movimientos  nacionalistas  en   Bulgaria, Rumanía, Albania y Macedonia que se liberaron de la tutela  turco otomana. Todas estas circunstancias  llevaron   a un tablero  político  considerablemente más complejo, alumbrando  un nuevo orden político, que perdura  hoy día.

 TERCERO.-  Si   el nacionalismo  es una de las claves  para  explicar en buena medida,  las causas que están en el origen de  la Gran Guerra de  1914, también  es necesario  incluir  el movimiento  reivindicativo obrero  que se venia   incubando  desde finales del siglo  XIX y que adquirió  una dimensión  enorme  en Rusia, tras le revolución  bolchevique  de Octubre  de ese mismo año.  La subida  al poder  de los bolcheviques liderada  por Lenin  contra  el gobierno  moderado de  Kerensky, ejerció una influencia  notable  en  las convulsiones sociales de  los países europeoS, pues, aunque  la Rusia del Zar  Nicolás  II  había perdido la   guerra  frente  a los aliados,  la   ideología  de los  nuevos  dirigentes ( Lenin  Trostky  y Stalin ), anunciaba un orden  social  y  político   diferente  fundado   en  la  conquista   del  poder  por  el  proletariado  y dirigido  por  el  Partido  Comunista  integrado  por  los  soviets  y  en  la  supresión  de  las  “ libertades   burguesas” ya fuesen  políticas, económicas, culturales y religiosas, que   se acentuó   durante un largo  período,  con la subida al poder  de Stalin  hasta su muerte.

CUARTO.  La Segunda  Guerra  Mundial   consolidó  y amplió el nuevo  orden mundial  iniciado  en la  Gran Guerra de 1914, dividido   en dos bloques ideológicos:  de una parte  las Democracias  Liberales  y de otra, las Democracias Populares. Las primeras   fundamentaron sus valores  en la Libertad y una interpretación  amplia de los derechos   de las personas ( pluralismo político,  consolidación de  la sociedad civil,, libertad  de  expresión e información, seguridad  jurídica  y libertades  económicas ).  Las Democracias  Populares se justificaron en nombre  de la Igualdad y en una visión limitada o restringida de los derechos  de las personas ( exclusión de las libertades políticas y del  pluralismo político, partido político único,  menor   protagonismo de la sociedad civil,  control y censura de la información,  arbitrariedad  del poder e  inseguridad jurídica  y libertades  económicas muy restrictivas  por  el colectivismo e intervencionismo del Estado). Esta división    fue posible  porque  los ejércitos  de la Unión Soviética liberaron  los territorios de Europa del Este, tras infligir continuas derrotas al ejército alemán, circunstancia  decisiva  para  que en la Conferencia de Yalta y Potsdam ( 1945), se impusiera  la ocupación  soviética  sobre los pauses del Este, (Polonia, Hungria, Alemania Oriental, Checoslovaquia,  Bulgaria, Rumanía, Yugoslavia )  y su orientación política.  Los  ejércitos  de EEUU, Reino Unido y Francia, liberaron del dominio  de Hitler, los territorios de la Europa del Oeste ( Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania Occidental y Austria ) y del  Norte de África, consolidando, al igual que el ejército soviético en el Este,  un espacio  político alternativo,  a las Democracias  Populares, caracterizado por la  Democracia  de orientación  liberal y socialdemócrata, ya señalada  anteriormente, defensora de las libertades  políticas y económicas.

QUINTO.- El estatus político   heredado de la Segunda Guerra Mundial,  entró en crisis   con  la caída  del muro de Berlin  en el otoño de 1989 y la desintegración de la URSS  en 1991. Unos años  después, tuvo lugar el ingreso   de la  mayoría  de los antiguos  aliados de la Unión Soviética, que formaron parte del Pacto de Varsovia y del  COMECON  o CAM,  en la  Unión Europea  y en la OTAN. La cuestión de fondo  que  la Federación de Rusia, debiera plantearse,  es  analizar las razones  por las  que sus viejos aliados que eran  Democracias  Populares,  desearon  alejarse de  Rusia  y solicitaron libremente su  entrada  en estas otras   instituciones  políticas y militares    occidentales;  y probablemente  encuentre  las causas del divorcio de sus  antiguos aliados ( confirmado  con  la invasión  rusa  en Ucrania ). Con el ingreso  de estos nuevos Estados en la Unión Europea, se  están  movilizando  ingentes cantidades de ayudas económicas y financieras de los  Fondos  Estructurales, los Fondos  de Desarrollo Regional, los Fondos  de Cohesión y los Fondos  de Reconstrucción aprobados  recientemente, en la modernización de infraestructuras, equipamientos  sanitarios, industrias  etc.(  basta  con visitar  actualmente  Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Hungria y Rumanía   para  comprobar   el esfuerzo de la Unión  Europea en esta tarea). A su vez, con la pertenencia  a estas nuevas instituciones, sus ciudadanos    tienen mas seguridad, mayores libertades  y bienestar  que  cuando  estaban   bajo  las directrices  de la Unión Soviética. A estas alturas del siglo XXI,  pretender  someter la voluntad de  los pueblos   eslavos del Este  europeo,  a los dictados   de Putin y del Kremlin,  es una pretensión  anacrónica y un despropósito  anclado en la ensoñación del  viejo  imperio   zarista  que desapareció  hace  100 años, y que  desea  restablecer a sangre y fuego.

SEXTO.- La voluntad de poder  del nacionalismo  ruso  viene reiterándose   en sus pretensiones imperiales y no duda  en interferir y coartar la voluntad libremente expresada de otros pueblos, que también tienen   conciencia de su identidad  nacional, sembrando  la división y la discordia, generalmente creando  grupos minoritarios ( en las República de  Donestk y Lugansk  o en los territorios de las Repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia  en Georgia)   que desestabilizan a países   mas pequeños y vulnerables,  con  informaciones falsas o   manipuladas. Nada tiene  que ver  con el deseo  legítimo de  preservar  la paz   dentro de sus fronteras  sin necesidad de practicar el matonismo con  su maquinaría militar, vulnerando las normas básicas  de la  Carta de  Naciones  Unidas (1945) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). En esta crisis  provocada por la Federación de Rusia  con la invasión militar de Ucrania, se ha evidenciado  lamentablemente,  las dificultades  para   que  Naciones Unidas  a través de su Consejo de Seguridad, hubiese  aprobado decisiones  de  condena  de esta invasión y  exigir  con toda firmeza   la retirada  del ejército ruso, al ser vetada  la resolución de condena  por la  propia  Federación  de Rusia aunque la mayoría  de sus miembros  eran partidarios de su aprobación. Es la parálisis  a la que se ve sometido  el Consejo de Seguridad por causa  del derecho de veto  que tienen reconocido  los  miembros permanentes  del mismo, en la Carta  fundacional de  Naciones Unidas desde  el año 1945.

SÉPTIMO.- Sin duda alguna, la Comunidad Internacional  ha intervenido  en este conflicto desde  el principio por medios diplomáticos  a través  de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OSCE),  en coordinación  con Naciones  Unidas, con escaso éxito. La OSCE  se constituyó  de conformidad  con la Carta de las Naciones Unidas, en la Conferencia  sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa  que se celebró  en Helsinki  en el año 1975 y  cambió   su estructura  y naturaleza tras la desintegración de la URSS, firmando la Carta de París  en 1994 en la que participan 57  países de la Unión Europea, EEUU, Canadá,  además de Rusia y otros  de Asia  Central y del Norte de Africa. La finalidad de la OSCE   es en la actualidad  mejorar la dimensión  político militar, la humana,   la dimensión  económica y medioambiental y contribuir  a la prevención de conflictos, gestión de de crisis y postconflictos en el área  territorial de sus miembros, con especial atención al terrorismo, los movimientos migratorios ilegales,  el trafico  de armas,  el narcotráfico, el trafico de personas y otros. Su mediación permitió firmar  los  acuerdos de Minsk I  y Minsk II, en los que se contemplaban   medidas encaminadas   a detener  la guerra del  Dombás en Ucrania, pero la interpretación   divergente que  han hecho  de estos acuerdos  las partes en conflicto,  y el incumplimiento de los  términos  aprobados  han llevado  al momento actual. Recuperar la voluntad  de estos acuerdos decretando  el alto el fuego y su aplicación bajo la interpretación  y mediación de la OSCE sería  un buen  camino  para la Paz. 






Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
Vaya desde aquí nuestro más sentido agradecimiento por honrarnos con sus colaboraciones.

One thought on “GUERRA y PAZ en UCRANIA (y 6). Consideraciones finales para la Paz

  1. Magnifica la síntesis y explicación de mi buen amigo Jerónimo Sánchez; pero me parece demasiado optimista su apelación final para lograr la paz. Putin no tiene el más mínimo interés ni intención en reconducir la situación y ha conseguido, además, atenazar a Occidente con la posibilidad de usar el famoso “botón nuclear”.

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