LA ALEGRÍA (4). En el cristianismo: Antiguo y Nuevo Testamento

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LA ALEGRÍA (4)
En el cristianismo: Antiguo y Nuevo Testamento

Por Juan Miguel Batalloso Navas

«…Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas…» 1 Ref.Mario Benedetti

En el cristianismo la alegría es el resultado de vivir conforme a los principios espirituales y éticos que lo configuran y sobre todo es la consecuencia de la confianza íntima que inspira la relación con Dios. Se trata por tanto de una alegría que va muchísimo más allá de las experiencias momentáneas o accidentales de alegría, aunque no las excluye.

En la Biblia, existen numerosas referencias a la alegría como estado y también como actitud vital. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, son conocidas las referencias a la alegría de

Isaías 61,10: «…Desbordo de gozo en el Señor, | y me alegro con mi Dios: | porque me ha puesto un traje de salvación, | y me ha envuelto con un manto de justicia, | como novio que se pone la corona, | o novia que se adorna con sus joyas. 11Como el suelo echa sus brotes, | como un jardín hace brotar sus semillas, | así el Señor hará brotar la justicia | y los himnos ante todos los pueblos…»2 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/isaias/ Acceso: 31 ene. 2024

Jeremías 15,16: «…Si encontraba tus palabras, las devoraba: | tus palabras me servían de gozo, | eran la alegría de mi corazón, | y tu nombre era invocado sobre mí, | Señor Dios del universo…» 3 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/jeremias/ Acceso: 31 ene. 2024.

Proverbios 12,13: «…Quien trama el mal provoca amargura, | quien fomenta la paz produce alegría…»4 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/proverbios/ Acceso: 31 ene. 2024.

Si bien, en el Antiguo Testamento, no existe ningún libro específicamente dedicado a reflexionar o a interpretar la alegría de la experiencia de Dios, hay uno en el que la alegría se cita numerosas veces. Y este es el Libro de los Salmos, en el que respecto a la alegría se nos dice:

Salmos (4, 7-9) «…Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha, | si la luz de tu rostro ha huido de noso-tros?». 8Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más ale¬gría | que si abundara en su trigo y en su vino. 9En paz me acuesto y enseguida me duermo, | porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo (…) Salmos (50, 10-14) Hazme oír el gozo y la alegría, | que se alegren los huesos quebranta¬dos. 11Aparta de mi pecado tu vista, | borra en mí toda culpa. 12Oh Dios, crea en mí un corazón puro, | renuévame por dentro con espíritu firme. 13No me arrojes lejos de tu ros¬tro, | no me quites tu santo espíritu. 14Devuélveme la alegría de tu salvación, | afiánzame con espíritu generoso…»5 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/salmos/ Acceso: 31 ene. 2024.

Las citas anteriores ponen de manifiesto que la alegría para los cristianos está asociada a la confianza, la relación, la adoración, la alabanza y la gratitud con Dios. Así, la alegría es como una gracia o un regalo o don divino que resulta de la comunión con Dios y el cumplimiento de sus Mandamientos. Por tanto, la alegría se sitúa mucho más allá o más al fondo de las alegrías circunstanciales o externas, entendiéndose como el resultado de una actitud y una vida guiada por la fe y la confianza en Dios.

En cuanto al Nuevo Testamento y los Evangelios, las referencias a la alegría son todas circunstanciales o referidas a estados de ánimo momentáneos. Sin embargo, tanto en el Evangelio de Juan y en los Hechos de los Apósteles la alegría no solo está relacionada con otras emociones, sino que además es el resultado de un comportamiento o de una determinada actitud. Así por ejemplo en el evangelio de Juan se dice:

(15, 11-13) «…Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. 12Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. 13Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (…) (16, 22-24) También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. 23Ese día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. 24Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa…» 6 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/juan/ Acceso: 31 ene. 2024.

A su vez en las epístolas de San Pablo y San Pedro se nos dice:

Corintos 2 (9, 7) «…Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría…» Pedro 1(4, 13-14) «…Al contrario, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. 14Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros…» 7 Ref.Disponible en: https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/2-corintios/ y https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/1-pedro/ Acceso: 31 ene. 2024.

A partir de estas citas podemos decir entonces que al igual que en el Antiguo Testamento, en el Nuevo, la alegría va también más allá de las circunstancias externas que la provocan y está fundamentada en la fe, la esperanza y sobre todo en el amor del que nos habla Juan en la cita referenciada. En suma, y en nuestra opinión, la alegría de fondo, la alegría como actitud interior en el cristianismo está ligada indisolublemente al amor y al compromiso expresado en las Bienaventuranzas tal y como me enseñó mi entrañable amigo Fernando Camacho Acosta..

Continuará…

Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ

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2 thoughts on “LA ALEGRÍA (4). En el cristianismo: Antiguo y Nuevo Testamento

  1. Un artículo muy positivo al resaltar la alegría como una virtud vital y una actitud cristiana según la Biblia. En el Evangelio la alegría se manifiesta con todo su esplendor en la resurrección de Cristo. Por eso, en los tres primeros siglos del cristianismo , los cristianos desecharon la cruz como representación del cristianismo y prefirieron la figura del pez que nada alegremente por el mar . Así lo manifestó Jesús . ” Quiero misericordia ( alegría ) y no sacrificio”. Fue Constantino quien implantó la cruz en el siglo IV y adulteró el cristianismo originario. ( Escribiré sobre ello ) Desde entonces, la Iglesia consideró la cruz como la figura representativa del cristianismo, enalteciendo en consecuencia el sufrimiento y el sacrificio . No tiene, por tanto, nada extraño, que las procesiones de Semana Santa enaltezcan la pasión y muerte de Jesús, y que su Resurrección pase desapercibida. La doctrina de la Iglesia, en consecuencia, es extremadamente dura y hasta cruel con los creyentes por varios y múltiples motivos: por el celibato obligatorio de los clérigos, por la prohibición absurda de los medios anticonceptivos, por el no a la eutanasia, por el no al divorcio aunque la relación sea insoportable especialmente para la mujer maltratada por un marido machista , por el no a las relaciones homosexuales consideradas “irregulares”, por el no a las relaciones prematrimoniales, por el no a……… Y para más inri, amenaza con el castigo más cruel que pueda imaginar una mente sádica : el infierno eterno para aquellos que no sigan el camino impuesto por la Iglesia sin arrepentirse. Cuenta la Historia que el primer rey borbón, Felipe V, era un ferviente cristiano católico. Todas las noches, antes de acostarse, se confesaba con su confesor personal para dormir tranquilo , sin preocuparse de ir al temido infierno si moría mientras dormía.

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