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LA ALEGRÍA (6)
En el budismo
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Además de las diversas teorías de las emociones y los distintos tipos de emociones y sentimientos que nos han ofrecido los estudiosos de la Psicología de las emociones y sentimientos, existe una clasificación de las emociones de más de 2.500 años de antigüedad sumamente interesante y aprovechable para nuestro desarrollo personal y los fines que perseguimos con el estudio de la Alegría. Nos estamos refiriendo a la distinción que realiza el budismo entre emociones constructivas y destructivas.
Para el budismo, las emociones destructivas son aquellas que producen daño, dolor o sufrimiento tanto en las demás personas como en nosotros mismos, aunque también en nuestro medio ambiente natural, en todos los seres vivos y en nuestros entornos sociales. Básicamente las emociones destructivas del budismo son las mismas que las ofrecidas por las actuales teorías psicológicas de las emociones y sentimientos. A su vez, las emociones constructivas son para el budismo los “antídotos” para disminuir o eliminar el sufrimiento que ocasionan las emociones destructivas. En este sentido, la alegría, es efectivamente el antídoto de la tristeza, la melancolía, la pena, la angustia, la aflicción y el desconsuelo. No obstante, y antes de entrar a describir las aportaciones del budismo a la consecución de la alegría, hay que señalar que esta no es una emoción pasajera o efímera, sino más bien un sentimiento duradero y permanente que impregna todas las dimensiones del carácter singular de una persona. Carácter que como ya hemos señalado en otras ocasiones es el conjunto de rasgos de nuestra personalidad que se expresan en nuestra conducta cotidiana y cuyas características se adquieren por aprendizaje o por condicionamiento social y cultural. El carácter, por tanto, no es algo fijo e inmutable, sino que, por el contrario, puede modificarse, modularse y transformarse, aunque esto evidentemente requiera de un importante esfuerzo y trabajo interior.
A los efectos de comprender y controlar mejor las emociones y especialmente los estados de tristeza, ansiedad, estrés, desconsuelo o aflicción, el budismo y sus prácticas son a nuestro juicio una potente estrategia. Por ello y para contextualizar sus aportaciones y entender su significado más profundo y actual consideramos necesario hacer un recorrido básico por estas y la importancia que tienen para el despertar al desarrollo de nuestra mente.
El budismo es una de las grandes religiones del mundo junto al judaísmo, el cristianismo, el islamismo y el hinduismo. Como todas las religiones conocidas, el budismo según se trate de unas tradiciones u otras 2 Ref.En el budismo existen tres tradiciones con diferentes estilos, matices y formalidades. La más antigua de ellas, es la del budismo Theravada, también conocido como la enseñanza de los ancianos, centrado fundamentalmente en la vida monástica y en la que el papel de los laicos es escasamente significativo. La otra es la tradición Mahayana o también conocida como Gran Vehículo que surge de la necesidad de poner a disposición del público en general, las enseñanzas del Dharma. Si bien esta tradición reconoce los textos más antiguos de la tradición Theravada, sus textos se han ido sucediendo a lo largo del tiempo incorporando nuevas reflexiones sobre la doctrina original o Dharma. Así se han incorporado al budismo nuevos sutras o sermones de enorme importancia y belleza como son el Sutra del Diamante, el Sutra del Corazón, el Sutra del Loto, el Sutra Avatamsaka y muchos más. En cuanto a la tercera tradición del budismo es la que se conoce como Vajrayana, que a menudo se considera como una subdivisión del Mahayana. Surgió cuando el budismo llegó al llegó al Tíbet y se mezcló con la tradición religiosa tibetana Bön. El budismo Theravāda es dominante en Sri Lanka y el sudeste asiático, como en Camboya, Laos, Birmania y Tailandia. El Mahayana, que incluye las tradiciones de la tierra pura, el zen, el budismo nichiren, el shingon y la escuela tiantai (tendai), se encuentra en todo el este de Asia. El budismo tibetano, que conserva las enseñanzas Vajrayana de la India del siglo VIII, se practica en los países de la región del Himalaya, Mongolia y Kalmukia (Rusia). también tiene en mayor o en menor grado, una estructura de poder o de autoridad; un conjunto de espacios o templos; un sistema de creencias; una estructura sacerdotal y jerárquica; un sistema de ritos y símbolos, así como también un conjunto de escritos y tratados que dan soporte y fundamento a las creencias. Sin embargo, a diferencia de otras religiones, y he aquí la diferencia fundamental, el budismo no es una religión deísta, no necesita de ningún Dios o de ningún ser de naturaleza divina al que haya que temer o doblegarse, ya que considera que cualquier ser humano puede llegar a ser feliz sin necesidad de recurrir o pedir ayuda a entidades celestiales.
En el mismo sentido, el budismo no necesita de ningún tipo de creencia en seres divinos porque no es la fe en las figuras del más allá lo que da sentido a sus creencias. De hecho, para los budistas Buda o Siddhartha Gautama, no es ningún Dios, sino un ser humano muy desarrollado y evolucionado. A diferencia de las demás religiones, el budismo, aunque disponga de textos ancestrales escritos por diversos autores, no dispone de verdades reveladas por instancias supraterrenales. Tampoco es propiamente una filosofía al uso que ofrezca teorías abstractas, formulaciones, principios y normas estrictas que haya que aceptar y seguir. Si bien el budismo contiene numerosos elementos éticos, tampoco es un recetario de mandamientos o normas morales de conducta.
Aunque son numerosas las definiciones y conceptualizaciones de las que disponemos acerca de lo que es el budismo, desde nuestro personal punto de vista el budismo en realidad es todo un conjunto de enseñanzas procedentes de textos ancestrales, sobre cómo funciona nuestra mente y cuales son aquellas tendencias que originan nuestro malestar, sufrimiento o nuestra propia destrucción. De aquí que muchos autores lo consideren como una “ciencia de la mente”, entendiendo por ciencia, no lo que entendemos en Occidente, sino aquella actividad de observación exterior e interior que consigue detectar las insuficiencias y contradicciones de nuestros procesos de sentir, pensar, tomar decisiones y actuar. Una observación diagnóstica que va seguida de una propuesta terapéutica para conseguir armonía, equilibrio, sosiego, serenidad y, en suma, alegría y paz interior.
Para los budistas lo verdaderamente importante e indispensable, no es el conocimiento exhaustivo y erudito de los textos como sucede en las demás religiones. Por el contrario, para el budismo lo que verdaderamente importa es la práctica diaria decidida, continuada, sostenida y concretada con humildad en una forma de vida y de conducta. Una práctica, cuyo objetivo es conseguir liberarse del sufrimiento, generar compasión y llegar a alcanzar un estado de iluminación, discernimiento y paz interior que dé pleno sentido a la vida. En otras palabras, lo que el budismo intenta es ofrecernos recursos para que seamos capaces de “Despertar”, gozando de la vida momento a momento y practicando constantemente un tipo de atención que nos permita analizar, contrastar, evaluar y discernir que es realmente aquello que nos produce sufrimiento y cómo podemos liberarnos de él.
El budismo es a nuestro juicio una de las religiones que mejor ha sabido captar el funcionamiento de nuestra mente, de aquí que hoy podamos hablar de lo que se conoce como “Psicología budista”. Una Psicología que ha impregnado con sus aportaciones a otras, como la Psicología Humanista, la Psicología Transpersonal, la Psicología del Desarrollo de la Conciencia y también lo que hoy conocemos como “Terapias de 3ª generación” 3 Ref.«…Las terapias de tercera generación son una corriente de enfoques terapéuticos que surgen a finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Se caracterizan por enfatizar la importancia de la relación terapéutica, el uso de técnicas basadas en la aceptación, la atención plena y la cognición, así como la incorporación de valores y el compromiso con la acción. Son una evolución de las terapias cognitivo-conductuales y se caracterizan por la inclusión de elementos que buscan promover la aceptación, la atención plena y la conexión con los valores personales del paciente. A diferencia de las terapias de primera y segunda generación, que se centran en el cambio de los pensamientos y comportamientos problemáticos, las terapias de tercera generación buscan mejorar la relación del paciente con su experiencia interna, incluyendo sus emociones, pensamientos y sensaciones corporales. Entre las terapias de tercera generación más conocidas, se encuentran la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (MBCT), la Terapia Dialéctica Conductual (DBT) y la Terapia Focalizada en la Compasión (CFT), entre otras. Cada una de estas terapias tiene enfoques específicos, pero todas comparten el objetivo de ayudar a las personas a aceptar su experiencia interna, comprometerse con sus valores y tomar acciones significativas hacia una vida más plena y satisfactoria…» GUERRI, Marta. Terapias de 3ª Generación. En qué consisten. Psicoactiva, 2016
El budismo es en realidad todo un tratado de Psicología acerca de los deseos, las pasiones, las emociones, los sentimientos y el sufrimiento psíquico de los seres humanos. De aquí que para aprovechar sus enseñanzas no sea de ningún modo necesario afiliarse o hacerse miembro de sus organizaciones. Cualquier persona, incluso aunque se profese otra religión o no se crea en ninguna, puede hacer uso de las sugerencias y orientaciones del budismo para mejorar su bienestar físico y psíquico. En consecuencia, para iniciar el camino de una alegría estable y perenne, creemos necesario familiarizarse con los aspectos esenciales del budismo que iremos desarrollando en artículos posteriores. No obstante, debo advertir, que obtener o conseguir esa alegría perenne de la que nos habla el budismo para que forme parte de nuestro carácter, no significa en ningún caso, rechazar, reprimir o resistirse a nuestros estados de desánimo, tristeza, depresión y ansiedad, sino por el contrario aceptarlos y acogerlos como ya veremos más adelante cuando hablemos de la Terapia de Aceptación y Compromiso.
Continuará…
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
Referencia
Muy interesante y totalmente de acuerdo con la distinción entre las emociones destructivas que producen daño o sufrimiento en los demás como en nosotros mismos, y entre las emociones constructivas para disminuir o eliminar el sufrimiento que ocasionan las emociones destructivas. La alegría es fundamental para combatir la tristeza, la angustia o la aflicción .
Comentario de Ángeles Torres Ageitos, vía Facebook:
Muy interesante, creo que el budismo está de actualidad, tal vez porque responde a muchas de las necesidades que nos impiden vivir con cierta serenidad lo delicado de este momento, atrapados en un pensamiento negativo que genera una concepción muy pesimista de la realidad en la que estamos. Ejercicio y volver a la naturaleza,fortalecer los lazos con el ámbito natural, mantener un contacto de respeto con la vida en las múltiples formas en que está se manifiesta. Creo que es una psicología para ayudar a entrar en el mundo interior de cada uno y aprender a gestionar el modo de percibirnos y percibir la realidad, en un intento de asumir el bienestar como la liberación de nuestras propias limitaciones, esas que causan el sufrimiento , cuando no pueden alcanzarse afirmando que la paz interior, depende precisamente de este ejercicio mental que distingue entre los bienes buscados por ser deseados y los que solo esperan a ser descubiertos para alcanzar un estado de felicidad en la aceptación de uno mismo. Hay un conócete a ti mismo muy parecido a la filosofía occidental y una identificación con el epicureísmo desde la perspectiva del placer, en ambos casos, intelectual, por encima de consideraciones materialistas que ensombrecen el presente y desorientan en el desarrollo de la realización personal. Una terapia psíquica en la que la actividad mental , mantiene una estrecha unión con el organismo físico, al que hay que conducir para obtener el beneficio del equilibrio necesario para superar las contradicciones entre ambos. Como religión, si bien carece de un monoteísmo , creo que también lo mueve una trascendencia que lo convierte en un deísmo, aspirante a la inmortalidad a través de las reglas explícitas que propone. Esa teoría de la Encarnación en la que se identifica la resurrección con un ideal ético , mantenido en un ejercicio constante de abstinencia, nos lleva de nuevo a los principios básicos de la religiosidad, con muchos matices diferentes, pero con la misma plenitud buscada tras la muerte, la unión con la divinidad. Parece que en esta cuestión, los miedos dominan y la autonomía, no logra desenvolverse sin la creencia en que la muerte es tránsito para lo que hay detrás de ella
Un saludo .