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Viene del post anterior…

LA ALEGRÍA (7)
Las 4 nobles verdades del budismo
Por Juan Miguel Batalloso Navas
En el post anterior señalé que el budismo, más que una religión al uso de las que conocemos en el mundo occidental es en realidad un conjunto de actitudes vitales que desde mi particular punto de vista y al menos a mí, me ayudan a regular mis emociones destructivas y sobre todo a adquirir estados de ánimo cargados de sosiego, calma, serenidad y paz interior. Y todo esto sin que tenga la obligación ni la necesidad de ser budista o de aceptar todas sus doctrinas dado que soy de los que creen con firme convicción que “Ni en dioses, reyes, ni tribunos esté el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor” como así reza la letra de la Internacional.
En cualquier caso, no puedo negar que agradezco sumamente haber tenido la posibilidad de descubrir a través de mi propia experiencia de vida, que los principios esenciales del budismo son sumamente beneficiosos para mi desarrollo personal, para la regulación de mis emociones y para aprender a vivir plenamente el momento presente. Esto no quiere decir, claro está, que haya conseguido ese estado permanente de alegría que persiguen y muestran muchas de las personas que profesan y practican el budismo en toda su extensión. Por mi parte, lo que intento es comprobar o verificar con mi experiencia personal si los principios budistas me proporcionan elementos para comprenderme mejor a mí mismo y al mismo tiempo aceptar la extraordinaria complejidad de la condición humana.
El primero de los principios budistas que siempre me motiva a encontrar sentido a las cosas que hago y me suceden a lo largo del día, es el denominado “Las cuatro nobles verdades“, un principio que constituye, digámoslo así, el núcleo fundamental y transversal de las enseñanzas del budismo. Este principio o aserto procede del primer sermón que Buda -Siddharta Gautama- ofreció a cinco de sus discípulos después de haber alcanzado la Iluminación, así como también de su último discurso antes de su muerte. Este sermón es conocido como el Sermón de Benarés y ha sido recogido e interpretado en numerosísimos textos por las diversas tradiciones del budismo. El primer texto procede del llamado Canon Pali 1 Ref.El Canon Pali o Tripitaka es la colección de textos que el budismo Theravāda considera como Palabra del Buda (buddhavacana). Su antigüedad data del siglo I en Sri Lanka. El Canon Pali contine tres colecciones de textos que son: 1) El Vinaya Piṭaka, la Colección de la disciplina, que contiene las reglas establecidas para la guía de monjes y monjas y las regulaciones prescritas para el funcionamiento armonioso de la orden monástica. 2) El Sutta Piṭaka, la Colección de los discursos, que contiene los suttas, los discursos del Buddha y los de sus discípulos lideres, así como trabajos edificantes en verso, narrativas en verso y ciertos trabajos de naturaleza explicativa. 3) El Abhidhamma Piṭaka, la Colección de la filosofía, una colección de siete tratados que someten las enseñanzas del Buddha al rigor de la sistematización filosófica. FUENTE: Sobre la importancia del Canon Pali en el budismo. Disponible en: https://www.letraskairos.com/sabiduria/sobre-la-importancia-del-canon-pali-en-el-buddhismo Acceso: 23 jun. 23.
Desde mi particular punto de vista, estas «cuatro nobles verdades» son sin duda, una de las grandes joyas de la sabiduría perenne. Y es que el budismo, no es una religión teísta al uso, sino más bien toda una concepción fenomenológica de la existencia humana y sobre todo un gran tratado de autoconocimiento y de procedimientos para alcanzar serenidad, sosiego y paz interior. Estas cuatro nobles verdades son muy sencillas y accesibles para cualquier persona, independientemente de que se sea creyente o ateo. Originalmente pertenecen al texto 56.11. del “Dhammacakkappavattana Sutta” conocido como “Discurso de la puesta en movimiento de la rueda del Dhamma” 2 Ref.Colección de discursos agrupados temáticamente. Dhammacakkappavattana Sutta. 56.11. Discurso de la puesta en movimiento de la rueda del Dhamma. Disponible en: https://suttacentral.net/sn56.11/es/baron?reference=none&highlight=false Acceso: 23 jun. 2023.
2. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Origen del Sufrimiento. Es este deseo que genera nueva existencia, que asociado con placer y pasión se deleita aquí y allí. Es decir, el deseo sensual, el deseo por la existencia y el deseo por la no existencia.
3. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad de la Cesación del Sufrimiento. Es la total extinción y cesación de ese mismo deseo, su abandono, su descarte, liberación, no dependencia.
4. Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Sendero que conduce a la Cesación del Sufrimiento. Simplemente este Óctuple Noble Sendero; es decir, Recto Entendimiento, Recto Pensamiento, Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención y Recta Concentración.
Estas sencillas “verdades” que tienen más de dos milenios de existencia son desde mi punto de vista de un valor inmenso para nuestro desarrollo personal. Y es que, verdaderamente ningún humano puede escapar a la vejez, a la enfermedad y a la muerte o si se prefiere, nadie está libre de forma absoluta del dolor y el sufrimiento. Sin embargo, si nos quedamos exclusivamente con estas “verdades” nominales sin llegar hasta el fondo de lo que realmente significan, estamos de algún modo excluyendo de antemano cualquier posibilidad de vivir una vida plena y feliz, objetivo que es imposible de alcanzar si no nos “damos cuenta” del daño mental que nos producen las cuatro palabras más tóxicas para el desarrollo personal: siempre, nunca, todo y nada. Claro está entonces, que si en los tiempos que corren no aprendemos a vivir en la inseguridad, la incertidumbre, la vulnerabilidad y el cambio permanentes, intentando ser más resilientes 3 Ref.La resiliencia o entereza es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos y más consilientes 4 Ref.La Consiliencia es la disposición voluntaria de unir los conocimientos y la información de distintas disciplinas para crear un marco unificado de entendimiento, estaremos destinados irremisiblemente al sufrimiento.
¿Podemos aceptar entonces esa tradición católica de que nuestro mundo es “un valle de lágrimas” del que únicamente podremos salir mediante nuestra “subida al cielo” después de la muerte? De ningún modo y de ninguna forma. A nuestro juicio es exactamente todo lo contrario a pesar de que esa expresión se sigue utilizando para consolarnos con ese inexistente cielo de ultratumba, desactivando el potencial transformador y de esperanza activa que cualquier ser humano puede concretar para liberarse de sus dolores y sufrimientos del presente. No obstante, no podemos olvidar, que desde luego hay lágrimas de muchas clases y las más hondas, profundas, invisibles y hasta incluso silenciosas han correspondido y siguen correspondiendo siempre a los desposeídos, pobres, excluidos, marginados y oprimidos, que como sabemos son mayoritariamente las mujeres.
Así pues, lo que el budismo viene a decirnos con suma sencillez es que tanto el dolor como el sufrimiento que lo acompañan están siempre en nuestra mente y que, por tanto, si somos capaces de controlar y ser verdaderamente dueños de nuestra mente, no necesariamente “todo” va a ser sufrimiento. A lo cual obviamente hay que añadir lo que popularmente dice el refranero español al respecto: “No hay mal que cien años dure “. Una evidencia que también es corroborada por el budismo y su conocido “principio de impermanencia”.
Pero que tiene que ver todo esto con la consecución de un estado más o menos permanente de alegría. Pues creo que es bastante sencillo. Se trata simplemente de comprender y aceptar sin lamentarse, que hay fenómenos en la vida de los humanos que no podemos evitar como son la vejez, la enfermedad y la muerte. Es decir, que, si los comprendemos, las cosas son como son y si no lo comprendemos, tanto peor para nuestro equilibrio y paz interior porque las cosas siguen siendo como son. ¿Dónde está la clave? Pues a mi juicio en la aceptación incondicional y por supuesto el compromiso de vivir plenamente momento a momento.
Por otro lado, pensar que la felicidad o la alegría se consiguen eliminando, reprimiendo o suprimiendo todos y cada uno de nuestros deseos, es algo a todas luces absurdo e imposible. No creo que el budismo proponga eliminar todos nuestros deseos y convertirnos en unos sacrificados ascetas, entre otras razones porque la vida humana es deseo y necesidad. Por eso a mí me parece que lo que el budismo plantea para conseguir más alegría y paz interior es darnos cuenta de que somos en gran medida esclavos de deseos o necesidades innecesarias y artificiales. Es obvio que somos seres interdependientes, pero cuando nos dejamos arrastrar por dependencias ya sea a objetos, personas, creencias, rutinas, hábitos u organizaciones realmente no podemos gozar de nuestra libertad. Esta es la razón por la cual considero que para cultivar nuestra alegría interior debemos analizar escrupulosamente nuestros apegos y decidir cuáles son los apegos que debemos dejar ir, que debemos soltar con el fin de conquistar mayores grados de autonomía, dignidad personal y en definitiva de bienestar emocional. Como diría Anthoy de Mello: debemos y tenemos que aprender a disfrutar con todo y con nada
Continuará…
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
Referencia
El sufrimiento, la enfermedad y la muerte forman parte de la vida . Hay que asumirlo para evitar sufrir por lo que resulta ser parte inherente de nuestra naturaleza. Pero la vida no es solo es eso, es mucho más : innumerables situaciones que nos benefician, estados altos de ánimo , decisiones que nos favorecen , y un largo etcétera que hacen que la vida valga la pena vivirla plenamente en cada momento. El consuelo de la religión de sufrir aquí y ser felices en el más allá es un engaño imperdonable que nos impide vivir aquí con todas sus consecuencias: positivas y negativas.