Por Jerónimo Sánchez Blanco ☛
¿Es actual el Mensaje de Navidad?
Dar una respuesta a esta pregunta, requiere varias consideraciones previas:
a).- En primer lugar vivimos en una sociedad donde conviven culturas muy diversas, con un pluralismo de creencias, ideologías y tradiciones históricas; en un mundo a escala planetaria, globalizado, en el que el progreso científico y los cambios tecnológicos están influyendo decisivamente en la educación de los ciudadanos y en los medios de comunicación. Todo ello, está conduciendo a una sociedad secularizada de modo creciente, en la que el lenguaje religioso ha de adaptarse a las nuevas realidades, como ya anunciara el Concilio Vaticano II.
b).- Es necesario y urgente, actualizar las formas del lenguaje religioso de la Navidad, resaltando la belleza literaria de los textos y su adecuación a los tiempos actuales y un lenguaje más comprensible para que lo puedan entender las distintas culturas que forman parte de la sociedad mundial. Esta adecuación, no significa homogeneizar el lenguaje por igual a todas las culturas, lo que requiere un esfuerzo considerable en el proceso de inculturación, sin perder el horizonte de la universalidad del mensaje navideño.
c).- Dada la extraordinaria presencia del pluralismo en la sociedad, por los factores antes indicados, que condicionan la globalización cultural, el lenguaje ha de tener presente los niveles educativos y actitudes frente al hecho religioso, según sea para fortalecer a los creyentes, persuadir a los receptivos, y ofrecer testimonio y respeto a los agnósticos e indiferentes. Para ello, es necesario delimitar los contenidos esenciales de la Navidad, de las formas literarias de su narración, que puedan suscitar la confusión y el rechazo del núcleo central del mensaje.
¿Cuál es el Mensaje fundamental de la Navidad?
a).- El nacimiento de Jesús, fue un acontecimiento que sucedió en un momento concreto, que recordamos todos los años, por el que el Hijo de Dios entró a formar parte de la historia de la Humanidad, y se hizo carne y espíritu; que conoció la fragilidad humana: el gozo y la alegría, la soledad, el hambre, el dolor y la muerte, como cualquier ser humano.
b).- Compartió su vida con los que sufrían, los pobres y los marginados de la sociedad y se rodeó de gente de diversa condición, ya fuesen hipócritas o virtuosos que asistían a la Sinagoga y cumplían las leyes de Moisés, o pecadores, publicanos, adúlteros y prostitutas, que no la frecuentaban, ofreciendo a todos la misericordia y el perdón.
c).- Sanó las heridas del cuerpo y del espíritu, devolviendo la vista a los ciegos, curando los cuerpos deformes de los leprosos, restableciendo la movilidad a los inválidos, la paz a los espíritus , y enjugó las lágrimas de las madres y familiares, devolviendo la vida a sus seres queridos. Dio testimonio de autenticidad, de amor, de fraternidad y compromiso, a través de su vida y sus palabras, especialmente con los más humildes y débiles anunciando el Reino de Dios y la salvación.
d).- Sin embargo, la Navidad no es sólo un relato del pasado, con mayor o menor rigor histórico, envuelto en bellas imágenes poéticas o míticas, que aconteció en Judea y Galilea. Es algo mucho más. La Navidad vino para quedarse en nuestra sociedad y en nuestras vida personal y familiar, que adolecen de graves carencias y lejos del espíritu que Jesús proclamó al anunciar a los discípulos de Juan el Bautista, los signos de la llegada del Reino de Dios: Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. Un horizonte lleno de esperanza, ilusión y compromiso para cristianos y para todos los hombres de buena voluntad.
Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
Vaya desde aquí nuestro más sentido agradecimiento por honrarnos con sus colaboraciones.