Libros que marcan (9): LA OLA ES EL MAR

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Libros que marcan (9)
LA OLA ES EL MAR

Por Juan Miguel Baltalloso Navas

E n mi empeño por profundizar en viejas lecturas que han configurado la visión que hoy tengo del mundo y de mi propia existencia, me he encontrado esta vez con uno de los libros que más han influido acerca de eso que se conoce como “espiritualidad“. Se trata de “La ola es el mar” de Willigis Jáger (1925-2020), un monje benedictino y Maestro de budismo Zen que ha revolucionado y corregido con esta obra y otras de su autoría, el erróneo sentido que las diferentes religiones cristianas tienen de la espiritualidad y de la mística.

El libro fue editado por vez primera en el año 2002 y ha llegado a alcanzar al día de hoy hasta 20 ediciones. Se trata sin duda de un auténtico tratado de espiritualidad en el que se unen de una parte la espiritualidad de Oriente y Occidente, y de otra las evidencias que la investigación científica ha mostrado a lo largo de todo el siglo XX. Su idea central es que el ser humano (la ola) forma parte de una realidad inconmensurable (el mar) y que pot tanto, no podemos, a la luz de lo que la ciencia nos dice, concebir a Dios como algo externo a nosotros, que está ahí fuera para regir nuestro destino o para rendirle culto. En sus propias palabras:

“…Si nos imaginamos la Realidad primera como un océano inmenso, nosotros somos algo así como las olas de ese mar. Si la ola tiene la experiencia “soy el mar”, aún hay dos: ola y mar. Pero en la experiencia mística se traspasa también ese dualismo. El yo de la ola se diluye y en su lugar el mar se experimenta como ola. Se experimenta en la unidad de ambos y como unidad de ambos. Este paso no lo lleva a cabo el místico, sino que le sucede. Ya no mira la realidad como un ente frente a él; no la ve, por así decir, desde el exterior sino que la experimenta desde el interior…” 1 Ref.JÄGER, Willigis. La ola es el mar. Desclée de Brouwer. Bilbao, 2002

A partir de aquí. considero que la espiritualidad que propone Willigis Jäger es completamente coherente con los descubrimientos científicos que conocemos: desde la física quántica hasta los insondables misterios del Universo entero. Una espiritualidad mística, por cierto, que está al alcance de cualquier persona y que no se basa en teoría, credos y dogmas, sino en experiencias personales que sin necesidad de leer libros o participar en liturgias religiosas o laicas, está al alcance de cualquiera. Y es que la espiritualidad y la capacidad de experimentar y sentir momentos, acontecimientos y en general experiencias cumbre (Abraham Maslow) es una capacidad humana producto de nuestra evolución para así garantizar nuestra supervivencia.

Para Willgis Jäeger, el ser humano no es en absoluto el centro del mundo, y, por tanto, ni es el dueño de nada ni todo lo que existe tiene que estar referido a él (antropocentrismo). El mundo lo entiende como las infinitas manifestaciones, desde las galaxias hasta los seres microscópicos, de una “REALIDAD PRIMERA” y perenne que está en la base y es el sustento de todas esas manifestaciones. Por tanto, nosotros somos como olas de un mar que pertenece a un gran océano que siempre está, estuvo y estará ahí. En consecuencia, la vida humana no es más que una microscópica mota de polvo en una existencia cósmica que tiene por lo menos 16.000 millones de años y de la que después de millones de años, se formaron las galaxias, los planetas y posteriormente se produjo la emergencia de la vida y del ser humano.

Hoy sabemos que los primeros homínidos, aquellos seres que se separaron de la línea evolutiva de los simios, aparecieron en la Tierra, hace nada menos que 7 millones de años. También sabemos que el “homo sapiens sapiens” apareció hace 300.000 años. Así, a partir de esta realidad podría decirse entonces que el ser humano acaba de aparecer ya que su antigüedad es prácticamente infinitesimal si la comparamos con la antigüedad del Universo, que tomando como referencia un año, se corresponde con 1/4 de segundo según nos detalla en Calendario Cósmico de Carl Sagan. No cabe duda entonces, que ante este gran misterio, tenga que adoptar, como dice el maestro Leandro Sequeiros San Román, una “mirada sobrecogida”

El libro está escrito en forma de una larga entrevista a través de la cual se van desgranando los más diversos y esclarecedores contenidos acerca del significado de la espiritualidad, la mística, la contemplación, los descubrimientos científicos, la realidad humana y la refutación de dogmas y orientaciones de la Iglesia católica incompatibles con las evidencias científicas actuales. No en vano, Willigis Jäger fue recusado y prohibido por el Vaticano por la conocida Congregación para la Doctrina de la Fe” cuando estaba dirigida por el Joseh Ratzinger, el conocido papa Benedicto XVI, que se encargó también de suspender a reconocidos teólogos y místicos como, Hans Kung, Leonardo Boff, Anthony de Mello y Jon Sobrino, entre otros.

Está estructurado en ocho capítulos insertos en dos grandes partes tituladas “Bases para una espiritualidad mística” y “La práctica espiritual de la mística” y precedidas por una clarificadora Introducción en la que el autor explica que las ideas religiosas actuales de la gran mayoría de creyentes están completamente desfasadas porque surgieron en una época en la que se creía que la Tierra era un disco y las estrellas agujeros en el firmamento. Urge, por tanto, no solo cuestionar los viejos relatos y dogmas religiosos con el fin de resituarlos, contextualizarlos y dotarlos de coherencia con las realidades del mundo actual y las evidencias que ha proporcionado la investigación científica. en este sentido Willigis Jäger cree que las ideas religiosas antiguas, aun siendo obsoletas, perduran porque las personas:

“…necesitan ideas religiosas. Les aportan sentido y esperanza, sin los que el ser humano no puede vivir, porque es característico de nuestra especie poder reflexionar sobre nosotros mismos. Reflexionar sobre uno mismo significa irremisiblemente reflexionar sobre el sentido de la vida, sobre el sufrimiento, la muerte, y la vida después de la muerte. Cari G. Jung se dio cuenta de este hecho con gran claridad. Una vez escribió: “Nuestras confesiones religiosas, con sus ritos y conceptos anticuados, reflejan, aunque justificadamente, una concepción del mundo que no suponía grandes dificultades en la Edad Media, pero que al ser humano de hoy se le ha vuelto incomprensible, a pesar de que un instinto profundo aún le sigue induciendo a aferrarse a ideas que están en conflicto con la cosmovisión moderna y que, tomadas en sentido literal, no se corresponden con el desarrollo mental que se ha producido en los últimos cinco siglos. Esto ocurre obviamente para no caer en el abismo nihilista de la desesperación”. Pero hoy en día precisamente esto sucede cada vez con mayor frecuencia. La antigua visión del mundo ya no vale y las personas se desesperan porque no saben realmente por qué viven(…)
Finalmente, somos manipulados constantemente tanto por la publicidad como por la selección de las noticias.Todo ello origina en muchas personas una gran inseguridad. Por eso, comienzan a buscar un nuevo orden de valores que pueda servir de base para una convivencia satisfactoria en este planeta….”2 Ref.Págs. 20-21

Así pues y en la tarea de buscar una espiritualidad coherente con nuestra condición humana y con las evidencias científicas que sea capaz de proporcionar a cualquier persona un verdadero y enriquecedor sentido de su vida, nuestro autor señala que este libro está dirigido especialmente a aquellas personas que alejadas de cualquier religión, credo o iglesia, siguen teniendo una profunda y permanente motivación (de mirada sobrecogida) por encontrar respuestas al misterioso milagro de su propia existencia. No obstante, para Jäger esto no significa que haya que despreciar el acervo de conocimientos y experiencias aportadas por las diferentes religiones.

Plantea también nuestro autor, que el humanismo que hemos conocido a partir de las ideas de la Ilustración y de la Revolución Francesa y que posteriormente se expresaría en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 ha fracasado estrepitosamente. Un fracaso que necesariamente nos obliga a replantearnos el verdadero sentido de la formación humana y de la educación, que, desde luego y a mi juicio, ya no puede seguir consistiendo en aumentar el producto interior bruto y en proporcionar individuos obedientes y sumisos a las directrices de los grandes multimillonarios que configuran el sistema capitalista de producción. Este libro pues y más allá de su contenido espiritual, pretende a mi juicio aportar razones para construir y desarrollar un nuevo tipo de humanismo capaz de enfrentar y solucionar las contradicciones, injusticias, guerras y genocidios de nuestro tiempo. Pero para ello y según Jäeger es necesario y sumamente indispensable comprender que:

“…Nuestro entendimiento está sesgado por un egocentrismo que amenaza a la vida misma. Nos encontramos en un callejón sin salida al que nos ha llevado la hipertrofia de la razón, junto con un narcisismo destructor. A la vista de este hecho veo tan sólo una solución: no alcanzaremos el humanismo auténtico a través de los mandamientos, sino a través del conocimiento y de la experiencia mística de unidad con todos los seres. Tenemos que avanzar hacia nuestra fuente auténtica, nuestra naturaleza verdadera, nuestro núcleo divino, o como lo queramos llamar. Toda moral impuesta desde el exterior parece estar condenada al fracaso. A pesar de ello debemos intentar explicar a nuestros hijos cómo pueden vivir de manera aceptable dentro de la sociedad. Tenemos que establecer reglas que van desde el semáforo de tráfico hasta la responsabilidad social, pero la verdadera transformación del ser humano se origina en la profundidad de su ser….”3 Ref.Págs. 23-24

En definitiva, lo que Willigis Jäger viene a decirnos es que tenemos que hacer todos los esfuerzos necesarios para acceder a un nuevo tipo de “espiritualidad mística” que está más allá de religiones, credos, dogmas, liturgias y cosmovisiones. Es decir, se trata de una espiritualidad transconfesional, transreligiosa y transpersonal, dado que:

“…La realidad que tomamos por real no es la realidad real. La realidad real se nos revela tan sólo cuando abandonamos nuestra consciencia egóica cotidiana y entramos en una esfera más alta de la mente. Ésta se podría denominar consciencia transpersonal, a diferencia de la consciencia personal de la esfera egóica (…)todo creyente tiene que aceptar el hecho de que existe un nivel de consciencia que transciende su visión religiosa del mundo. Si se da cuenta de esto y, en una situación determinada de su vida, le surge la pregunta sobre el sentido de la vida, entonces estará preparado para encaminarse por el sendero interior, que no es otro que el espiritual(…) La espiritualidad transconfesional no se refiere a una religión, sino a una religiosidad más allá de las religiones. Y esa religiosidad es un rasgo básico de la naturaleza humana; es nuestra tendencia más íntima a abrirnos hacia la totalidad y lo uno. Esa tendencia la compartimos con todos los seres vivos, pues es la fuerza impulsora de la evolución. Hasta ahora se manifestaba en las diferentes religiones del mundo porque durante milenios no ha existido ninguna separación entre religión y espiritualidad. Pero ahora estamos viendo que esta energía religiosa se desgaja de las religiones tradicionales. Cada vez me encuentro con más personas que no profesan ninguna religión pero que son muy religiosas. He aquí para mí el indicio del avance de la evolución de la consciencia.”4 Ref.Págs. 47, 66, 77

En suma, Willigis Jäeger cree que

En el camino espiritual se da una irrupción a la vida. Es como la floración del cerezo: ayer estaba todavía pelado y de repente, de la noche a la mañana, se abren miles de flores y luce un blanco purísimo. Nadie puede producir algo así, pues viene del interior. Asimismo, la experiencia de la Realidad plena es la irrupción de la vida desde el interior. Hay un proverbio chino que viene al caso: “Le dije al almendro que me hablara de Dios. Y comenzó a jlorecer”. Esto es lo que el ser humano debería poder decir también de sí mismo: comencé a ser totalmente humano. En el fondo no se trata de otra cosa que de nuestra plenitud como seres humanos. Hemos nacido como personas para poder crecer y madurar hacia una existencia más amplia. Éste es el motivo real de nuestra existencia aquí. La verdadera falta que se comete es pasar por alto este deber de nuestra vida. Puede que se trate de lo que la Biblia llama el pecado contra el Espíritu Santo…” 5 Ref.Pág. 196

Finalmente, y al referirse a la muerte nos dice:

“…La experiencia mística auténtica conlleva el conocimiento de que en el fondo la muerte no existe: lo que muere no es más que la forma en la que lo verdadero se manifiesta. Nacer y morir no son otra cosa que el principio y fin de una manifestación determinada de la Realidad primera. Pero ella misma no es afectada. En cada instante se consuma el nacer y morir en la evolución. Dios es el ir y venir. También esta forma humana que tenemos se quebrará. Carece de importancia si mantiene o no alguna identidad con las formas viejas. Lo único que se encarna siempre de nuevo es la Realidad primera que denominamos Dios. Desconoce el cambio, el tiempo y el espacio. Tiempo y espacio se originan debido a las formas que van y vienen. ¿Me permite contarle un breve relato?
Una anciana estaba planchando un montón de ropa cuando el ángel de la muerte se le acercó, diciendo: “Ya es hora. ¡Ven!”. La mujer contestó: “Bien, pero primero tengo que terminar de planchar la ropa. ¿Quién lo haría sino lo hago yo? Y luego tengo que guisar, porque mi hija trabaja en la tienda y necesita comer cuando llegue a casa” El ángel se marchó. Después de un tiempo volvió de nuevo. Se encontró con la anciana cuando ésta salía de casa. El ángel dijo: “¡Ven, que ya es hora!”. Y la mujer contestó: “Pero primero tengo que ir a la residencia de ancianos, donde hay una docena de personas que me están esperando, olvidadas de sus familias. ¿Cómo podré abandonarlas?”. El ángel partió. Después de cierto tiempo el ángel volvió nuevamente diciendo. “Ya es hora. ¡Ven!”. La anciana contestó: “Si, ya sé. Pero, ¿quién llevará a mi nieto al jardín de infancia si ya no estoy yo?”. El ángel suspiró: “Bien, esperaré mientras tu nieto no sepa andar solo”. Unos años más tarde, hacia la noche, la anciana estaba sentada, sintiéndose muy cansada y pensaba: “En realidad, ahora podría venir el ángel; después de tanto trabajo, la bienaventuranza tiene que ser hermosa”. El ángel apareció. La mujer preguntó: “¿Me traes la bienaventuranza?” El ángel, a su vez, le preguntó: “¿Y donde crees que has estado todo este tiempo?
Este cuento enseña que que la Realidad verdadera siempre es. Solamente existe la danza intemporal que la vida consuma en la evolución. El sentido de la danza no consiste en su terminación, sino en la danza misma. El sentido de la danza consiste en vivir la vida de Dios momento tras momento. Pero esto nadie puede saberlo mediante su razón, únicamente puede experimentarlo directamente en la experiencia mística. Cuando ella se da, el miedo a la muerte desaparece. ¿Por qué motivo deberíamos tener miedo a la muerte si sabemos que nuestra naturaleza auténtica ni nace ni muere? ¿Por qué debería tener miedo de que mi barco se hunda si Dios es el mar en el que me hundo?…”6 Ref.Págs. 213, 214

Libro LA OLA ES EL MAR

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Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ

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