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MEGACRISIS (1)
Introducción

Por Juan Miguel Batalloso Navas

Hace más de veinte años el conocido y prestigioso teólogo Leonardo Boff nos decía que la sociedad de nuestro tiempo y la crisis de civilización por la que atravesamos posee un triple carácter. Es al mismo tiempo una crisis social, laboral y ecológica ^{2 Ref.}BOFF, Leonardo. Ética planetaria para el Gran Sur. Madrid: Trotta, 2001..

Social porque se había configurado una profunda separación planetaria entre dos grandes bloques sociales. Por un lado, un tipo de humanidad opulenta, demográficamente minoritaria, que controlaba los procesos científico-técnicos, económicos, políticos y culturales. Por otro, la mayoritaria y vieja humanidad que intentaba vivir con un nivel de consumo razonable, o simplemente en la pobreza, en la marginación o en la exclusión.

Laboral porque las nuevas tecnologías y la permanente innovación no solamente estaban creando nuevos perfiles formativos para las profesiones cualificadas que los sistemas educativos todavía no acababan de satisfacer. Pero a su vez, lo que se estaba exigiendo de las nuevas clases trabajadoras era una obediente descualificación, sobre todo cuando se constataba el crecimiento del desempleo en todo el mundo. Por ello el problema era doble. Por un lado, el de cómo garantizar el pleno empleo y por otro como conseguir que el cada vez más disponible tiempo de ocio pudiera servir para el desarrollo y la realización de todas las capacidades humanas.

Ecológica porque los límites del crecimiento habían sido ya rebasados, habiéndose puesto seriamente en peligro la sostenibilidad del Planeta. Al haber abierto la caja de Pandora y ser nosotros mismos los responsables de nuestra destrucción, la Tierra buscaría su propio equilibrio lo cual nos estaba ocasionando ya numerosos problemas. Problemas que únicamente podrían afrontarse si actuábamos decidida y responsablemente desde la unidad de la especie humana, afirmando y haciendo visible lo único que quedó en la caja: la esperanza.

En consecuencia y si los problemas eran y siguen siendo globales y planetarios, urge también una revolución global y planetaria, no en el sentido tradicional que hasta ahora han tenido las revoluciones nacionales, sino en la dirección de construir:

Obviamente en la construcción de este nuevo fundamento ético basado en el pathos, en el corazón humano, la Educación no solamente juega un papel absolutamente imprescindible, sino que se constituye en su propia naturaleza. O el pacto ético propuesto por Boff es educativo, en el sentido de crear, aprender, disfrutar y amar o no podrá hacerse visible y aplicable en lo concreto de nuestras conductas cotidianas.

Años más tarde, en una conferencia pronunciada en septiembre de 2009 por el prestigioso y reconocido economista Manfred Max-Neef (1932-1919), Premio Nobel Alternativo de Economía, nos informaba de que en el mismo momento en que la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) anunciaba en octubre de 2008 que eran necesarios 30.000 millones de dólares anuales para acabar con el hambre en el mundo ^{4 Ref.}FAO. Informe de la Conferencia 2008. Disponible en: https://www.fao.org/4/k3413s/k3413s.pdf Acceso: 19 jun. 2024., la cantidad destinada por los bancos centrales de Estados Unidos, Unión Europea, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza para rescatar a los bancos privados de la crisis financiera ascendía a 17 billones (millones de millones) de dólares. Una cantidad, que, si la comparamos con los cálculos de la FAO, significaría garantizar un mundo sin hambre y desnutrición, al menos durante 600 años ^{5 Ref.}MAX-NEEF, Manfred. El mundo en rumbo de colisión y otros escritos. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2010.. Algo verdaderamente repugnante, escandaloso y criminal cuando sabíamos también que los gastos militares en el mundo durante el periodo 2007-2011 ascendieron a 7’702 billones de dólares), unas cifras que escarnecedoramente marcaban un cruel hito histórico de inhumanidad, insolidaridad y ausencia de compasión.

Hoy ya sabemos a ciencia cierta, que todas las crisis están complejamente interrelacionadas como acertadamente nos señala Edgar Morin. Crisis económica y crisis alimentaria que vinculadas en su origen y efectos por un sistema productivo depredador e insostenible, provoca a su vez una crisis ecológica sin precedentes en la historia de nuestro pequeño Planeta produciendo alteraciones irreversibles e irreparables en la vida y en la Naturaleza.

Estamos pues ante una crisis global que es al mismo tiempo económica y ecológica, pero sobre todo es también una crisis de justicia, solidaridad y Derechos Humanos. La desigualdad sigue siendo generalizada en todo el mundo tanto a nivel micro, como a nivel macro, manifestándose en el maltrato a minorías, la corrupción, el acaparamiento de tierras, las diferencias de ingresos y consumo, así como las escandalosas diferencias de oportunidades tanto entre países como dentro de cada país.

A todo esto, hay que unir, además, el escandaloso hecho de los gastos militares y el mortífero negocio de las armas, una de las más inmorales y crueles contradicciones de nuestro tiempo. Un tiempo repleto de guerras y conflictos armados de diverso tipo que son alimentados y mantenidos por el necrófilo comercio de la industria militar, sembrando así de muerte y destrucción las zonas más pobres del planeta.

Continuará…