PLURALISMO IDEOLÓGICO Y CONFLICTIVIDAD EN LA SOCIEDAD ACTUAL (y 4)

Por Jerónimo Sánchez Blanco

IV
Nuevos caminos y horizontes

            El pluralismo  ideológico   como  fuente potencial de conflictos  en la sociedad actual  y en su evolución histórica,  permite  hacer las siguientes consideraciones:

1- Se constata  la crisis   de las grandes  ideologías,  entendidas como construcciones doctrinales  políticas, morales y científicas cerradas,  que  ha dado lugar  a su fragmentación. No es posible reconstruir las grandes ideologías  sin reconocer  sus errores  y aciertos, como tampoco  lo es,  la defensa sin fisura  de los grandes proyectos ideológicos  sin   aceptar las críticas  del exterior. Carecen  de sentido, las    actitudes  fundamentalistas  y dogmáticas,  de las distintas  opciones  ideológicas,  ya sean de carácter político, científicas o religiosas,  y sin embargo, es necesario  buscar  un cierto equilibrio entre las posiciones  cuyos postulados y valores  aspiran a una  aceptación  universal por los pueblos, culturas  y civilizaciones, y aquellas otras posiciones contrarias,  que consideran  la validez de los valores según el marco cultural  y las circunstancias, que  es comúnmente  conocido como relativismo moral.

        Se puede argumentar  que una sociedad plural  es incompatible,  con posiciones   donde  los principios y valores  universales se postulan con  carácter  absoluto  y  sólo sería compatible el pluralismo  en una sociedad  basada en el relativismo moral.  Sin embargo, la viabilidad del pluralismo  ideológico en una sociedad moderna democrática, que se apoya en un relativismo moral absoluto, no está garantizada, porque necesita  unas bases mínimas comunes  cuyos límites son infranqueables para su propia supervivencia.  En este orden de cosas, la sociedad en su conjunto,  puede entender  el rechazo  o la condena del  relativismo moral  absoluto, pero también el rechazo  de una moral universal absoluta  sin  atender a las  circunstancias concretas   culturales, sociales y educativas  que concurren . La necesidad de  defender  valores  universales por la vía del consenso y el dialogo, debe ser   ponderada desde  la  perspectiva  cultural  y las circunstancias  concretas  que el relativismo moral sustenta. La sociedad plural  es incompatible con modelos  dogmáticos  de pensamiento  y su creciente rechazo  es evidente  y explicable en las sociedades modernas  occidentales. La reacción  ante esta evolución, en modo alguno debiera crear estados  de opinión alarmistas,  provocando incertidumbre, consternación y enfrentamientos  en las sociedades con pluralismo ideológico, como protagonizan  determinados sectores minoritarios  de extrema derecha y extrema  izquierda, sino  trabajar en un dialogo respetuoso y sincero en la sociedad  y educar a los ciudadanos en el ejercicio de la tolerancia, el dialogo y el respeto al diferente  sin prepotencias y dogmatismo. 

2-  Las grandes construcciones ideológicas  y su  vigencia  real en la sociedad,  no han sido muy respetuosas en el pasado, generalmente,  con  el pluralismo  de la sociedad, ya que han pretendido monopolizar  el discurso político  y moral, con exclusión y prohibición de otros  paradigmas ideológicos alternativos. Este supuesto ha sido muy frecuente en las sociedades  autoritarias  desarrolladas  por el comunismo, nazismo, fascismo, franquismo y toda suerte  de regímenes personalistas  dictatoriales y populistas.  La hegemonía política o religiosa  que no tolera la diversidad o la expresión del otro, dentro del marco legal  que respeta  los derechos de  las personas , pierde  toda su razón de ser  y su  fundamento ético. Por todo ello, es imprescindible  realizar un gran esfuerzo  en el seno de la propia sociedad,  para  tender puentes  y abrir cauces de diálogo  entre planteamientos  y opciones ideológicas  diversas. Es imprescindible crear  un clima de tolerancia, confianza, respeto  y generosidad  entre los interlocutores  de las distintas ideologías, sin el que no existe dialogo posible. La tolerancia  y la confianza   recíproca, es  condición necesaria  aunque no suficiente,  para  un dialogo fructífero entre ideologías políticas, religiosas  y culturales. En este terreno, aunque se ha avanzado algo en las últimas décadas, sin embargo, queda  mucha tarea por delante  y muchísimo camino por recorrer, dada las dificultades  y los numerosos obstáculos  existentes.

3.-  Una dificultad  real  que se constata  en los medios de comunicación y en  las intervenciones  ideológicas  y en defensa de interese concretos  en  la sociedad actual, es el uso inadecuado  del lenguaje.  A la complejidad del dialogo entre ideologías con intereses  no concordantes, se une  el alto grado de manipulación de los grandes  conceptos  (libertad,  solidaridad, igualdad, seguridad)  y  la distorsión de las  palabras que se usan en  el lenguaje común, manipulación que erosiona la racionalidad del discurso y cuestiona  la buena fe  de los interlocutores. Trabajar por el uso  respetuoso y riguroso de las palabras y de los conceptos en el dialogo entre  proyectos ideológicos diferentes,  es una tarea  ingente, sin la que difícilmente  puede crearse un clima de confianza y respeto   en la sociedad.

4.-  El pluralismo   ideológico  de la sociedad moderna mantiene ciertos equilibrios cuando el marco cultural de origen de su población, es homogéneo  o  similar. Sin embargo, la existencia  de grandes desigualdades  sociales y económicas con importantes  bolsas de pobreza  y exclusión social, a las que se une  la incorporación y la presencia de  población que tiene  diferentes marcos culturales a través del fenómeno de la inmigración, constituye  un reto para la  sociedad, ya de por sí compleja  y plural. De ahí, la controversia del multiculturalismo en  las  sociedades  libres  y  abiertas  occidentales y la necesidad  de crear  un  marco de ideas  y valores en el que sean  compatibles  la convivencia  y el bien  común, la protección a los más débiles y el respeto  al diferente.

5-  Otra cuestión  de importancia primordial  en la sociedad  moderna actual,  tiene relación con los falsos debates ideológicos. Es frecuente encubrir con  ideología, la defensa  de intereses de poder en instituciones o simplemente intereses económicos,  tal como  ha tenido lugar entre las grandes potencias mundiales, al pretender controlar las grandes fuentes de energía,  o  preservar posiciones de dominio en el sistema financiero o en un área geográfica de carácter estratégico preferente. En estos supuestos, es necesario reforzar  la existencia de organismos  internacionales, capaces  de establecer normas de común aceptación en el marco  del multilateralismo. También se suelen dar estos falsos  debates ideológicos, en la política interna que tienen relación  con intereses económicos concretos  (empresas  energéticas, centros educativos, financiación de las confesiones religiosas  y de los partidos políticos ) y la fiscalidad de los  sectores con mayores  niveles  renta y patrimonio.

6.-  En toda sociedad, la convivencia ordenada  y  pacífica  dentro del marco legal que se ha dado a sí misma, constituye  una profunda aspiración  de todos sus ciudadanos y la  mejor  expresión  del bien común y del interés general. Por ello, es necesario  que los ciudadanos y los creadores de opinión, ya sean políticos, empresarios, científicos, profesores, periodistas  y dirigentes  religiosos, promuevan y conciten  el mayor grado de confianza  y de respeto entre sí, si  esperan, de los demás, ser  igualmente respetados. Es un gravísimo atentado a la convivencia  social, incitar  la intolerancia, el rencor , el odio  y la insidia contra el oponente  ideológico.

7.- Todos los ciudadanos  en una sociedad plural, debieran tener  muy presente  las viejas virtudes  de la prudencia, escuchar  a los discrepantes y oír  las críticas  que sean expuestas  respetuosamente,  y  atender  lo que de razonable  pueda existir  en ellas. A partir de ese momento,  las sociedades modernas  plurales tienen  en el Estado Democrático y de Derecho,   reglas  de conducta, de aplicación   colectivas   e individuales,   aprobadas por los Parlamentos , ejecutadas por los Gobiernos  y sujetas al control de los Tribunales de Justicia, que han de ser  puestas en  práctica y han de ser acatadas  por todos.  Lamentablemente, es frecuente en las sociedades  plurales  modernas,  la existencia de conductas incivilizadas e irresponsables, que sustituyen  la  palabra y los argumentos  por la descalificación, el insulto y la falsedad;  el dialogo y la tolerancia y el respeto  a las leyes por la difamación y la calumnia;  que acatan y aplauden  aquellas  medidas  o decisiones  que les favorecen,  y rechazan  las que no están conforme con sus intereses de poder, económicos y políticos.


Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
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