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Para esta tarea me sumergiré en el estudio de su excelente, rigurosa e iluminadora obra, dado que sus aportaciones a la Psicología Social son extraordinariamente vigentes en este tiempo de desigualdades sociales, violencia machista y genocidio.
Con estos objetivos, me detendré en todos aquellos conceptos que considero fundamentales para entender el momento actual y el desorden de violencia estructural establecido fundado en un modelo económico basado en la explotación, la ganancia, el lucro, el despilfarro, la depredación de la Naturaleza, el agotamiento de sus recursos y la condena al hambre y la desprotección de grandes mayorías del mundo.
También y cuando llegue el momento intentaré describir con brevedad los fundamentos de la Teología de la Liberación que inspira la vida y la obra de Martín-Baró y que a mí personalmente, no solo me conmueven y comparto, sino que me ayudan a seguir y tener esa esperanza contra toda esperanza de la que me hablaba mi amigo de siempre Lorenzo Rastrero Bermejo.
Obviamente, toda la información que proporcionaré está basada en numerosos documentos que he obtenido de la Web y de los que daré cuenta en cada una de las referencias.
Así pues, solo me queda agradecerte que estés leyendo esto y dispuesto/a a seguir leyendo los próximos artículos.
Camas a 28 de noviembre de 2023
Juan Miguel Batalloso Navas


Recordando a Ignacio Martín Baró (1)u003cbru003eApuntes biográficos
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Ignacio Martín-Baró fue un destacado psicólogo, filósofo y sacerdote jesuita español que dedicó su vida a estudiar y transformar la realidad social y política de El Salvador comprometiéndose con las capas sociales más pobres y vulnerables. Nació el 7 de noviembre de 1942 en Valladolid, cuarto hijo del reconocido escritor y cronista local Francisco J. Martín Abril y Alicia Baró, en Valladolid, capital de Castilla y León. Martín-Baró fue marcado tempranamente por la Compañía de Jesús no sólo porque compartía el nombre del fundador de la orden, Ignacio de Loyola, sino también porque fue educado por ellos durante parte de su infancia.
Fue criado durante los años de la posguerra civil española por una familia católica devota y de tendencia derechista. Su padre, también conocido como Paco, simpatizaba con el franquismo al que mostró su apoyo durante la guerra, escribiendo un romancero, un libro de baladas (Martín Abril, 1937) exaltando el heroismo de los golpistas y la ideología fascista del franquismo. Este alineamiento político fue preocupante para Nacho y trajo serios enfrentamientos entre él y su familia más adelante. 1 Ref.Todos estos apuntes biográficos han sido seleccionados de la traducción de la excelente biografía realizada por PORTILLO, Nelson. The Life of Ignacio Martín-Baró: A Narrative Account of a Personal Biographical Journey. 2012.
Ignacio ingresó en la Compañía de Jesús el 28 de septiembre de 1959, en el Noviciado de Orduña en Vizcaya. En ese momento, aún no tenía 17 años. Su decisión tomó a todos por sorpresa, incluida la novia que dejó. Junto con su hermana Alicia, monja carmelita, Ignacio fue el único que se mantuvo firme en su temprana carrera religiosa. Más tarde, sus hermanos abandonaron el camino del sacerdocio. De Orduña, Nacho fue trasladado a Villagarcía de Campos, de vuelta en Valladolid, pero muy pronto tuvo que hacer las maletas de nuevo y fue enviado por sus superiores con otros hermanos jesuitas a El Salvador, donde completó su segundo año de formación religiosa temprana o noviciado en la ciudad de Santa Tecla. El Salvador, la tierra del Salvador, el descubrimiento más grande de su vida, como le dijo una vez a una de sus dos hermanas, se convirtió en su puerto de regreso después de cada viaje al extranjero.
El joven Martín-Baró exhibió una gran capacidad intelectual y disciplina académica desde el principio del noviciado, pero algunos de sus antiguos compañeros de clase lo veían como un estudiante sobresaliente y algo rígido. Tanto sus avanzados conocimientos de griego y latín, como sus altas calificaciones, le sirvieron bien y lo distinguieron del resto. Su tenacidad intelectual se convertiría en una marca de carácter que le llevaría a menudo a descalificar a los considerados menos brillantes y a luchar de frente con los de igual o mayor capacidad.
De El Salvador, pronto fue transferido a la Universidad Católica de Quito en Ecuador, donde estudió humanidades clásicas durante dos años. Más tarde se mudó a Colombia para comenzar su licenciatura en filosofía en la Universidad Javeriana. Fue allí donde Nacho encontró su verdadera vocación intelectual, la psicología, y la combinó magistralmente con sus estudios de filosofía. Su tesis de licenciatura en filosofía, Ser y sufrir 2 Ref.Martín-Baró, I. (1964). Sufrir y ser [To suffer and to be]. Unpublished bachelor’s thesis. Pontific Javeriana University, Bogota, Colombia.), fue producto de un seminario de psicología existencialista en 1964.
Su período colombiano también marcó el comienzo de su carrera como escritor dedicado y prolífico a la temprana edad de 22 años. Un dato poco conocido sobre Martín-Baró es que su primer trabajo académico versó sobre la psicología clínica en el que revisó el enfoque no directivo de Carl Rogers sobre el tratamiento psicológico. Además de la psicología humanista, sus primeros intereses en psicología se centraron principalmente en enfoques y teorías terapéuticas existencialistas y psicoanalíticas. Desarrolló una especial afición por la logoterapia y una admiración por el psiquiatra austriaco Viktor Frankl, que fue uno de sus principales referentes en su tesis de licenciatura en filosofía.
Movido por la admiración de la obra de Frankl y por su confianza académica en sí mismo, Martín-Baró escribió directamente al famoso psiquiatra austriaco para describir sus experiencias con los indígenas colombianos. Durante ese tiempo, había comenzado a trabajar como clérigo en las densas selvas de El Chocó (cerca de la costa atlántica) con comunidades afrocolombianas. Esta experiencia dejó una profunda huella en él mientras intentaba comprender las raíces sociales del fatalismo entre las personas marginadas desde las perspectivas de la logoterapia y el existencialismo. Su intercambio con Frankl, al que fue a visitar en Viena, marcó un hito temprano en su carrera y dio forma a su visión del mundo y a algunos de los principios que se convertirían en su propio enfoque de la psicología.
En 1966, regresó a El Salvador y comenzó a trabajar en el Colegio Externado San José, donde asumió el reto de dominar la química para poder enseñarla. También enseñó literatura y llegó a ser prefecto de disciplina y director de la biblioteca de la escuela. Al año siguiente, se le pidió que enseñara religión y ética, dirigiera el coro y trabajara como colaborador de la revista escolar Juventud. Durante ambos años, viajó a Estados Unidos como supervisor de estudiantes de intercambio y aprovechó al máximo esta oportunidad para aprender inglés.
También enseñó filosofía en el lugar que se convirtiría posteriormente en su hogar académico y, en última instancia, en su lugar de descanso: la Universidad de Centroamérica “José Simeón Cañas” (UCA) fundada por los jesuitas y apoyada por personas y entidades pudientes. Este destino duró poco y una vez más abandonó el país, esta vez hacia Frankfurt para iniciar los estudios de teología que requería su formación jesuita. Su estancia en Fráncfort coincidió con la de sus compañeros de la UCA, entre ellos Jon Sobrino, que más tarde se convertiría en una de las principales figuras de la Teología de la Liberación. Nacho estaba desencantado con el ambiente de Frankfurt y decidió trasladarse a la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Con su habilidad para aprender nuevos idiomas, Martín-Baró aprendió francés y rápidamente se convirtió en un experto. Compaginó sus estudios con las tareas pastorales durante los fines de semana, cuando a menudo trabajaba con inmigrantes españoles en Bruselas.
Martín-Baró permaneció en Europa hasta 1969, año en el que regresó a El Salvador para completar su licenciatura en teología a petición de Ignacio Ellacuría. Sin embargo, se fue de nuevo a Europa y terminó sus estudios en Eegenhoven, Bélgica, en 1970. Más tarde ese mismo año, fue ordenado y tomó sus votos perpetuos como sacerdote jesuita en su ciudad natal, Valladolid, y así cerró un capítulo de 10 años que lo llevó de Europa a América Latina y viceversa varias veces.
Mientras estudiaba teología, comenzó formalmente sus estudios de psicología en la UCA, los cuales completó en 1975 y continuó perfeccionando hasta el último día de vida. En la UCA, Nacho tuvo como mentor a Jesús Arroyo Lasa, un jesuita vasco que había estudiado psicología aplicada y psicoanálisis en Innsbruck y era un entusiasta de la psicología social marxista. Autores como Paulo Freire y Herbert Marcuse, entre otros, se convirtieron en referentes de Ignacio gracias al padre Arroyo. Bajo la dirección de Arroyo, y cuando aún era estudiante, Ignacio publicó Psicodiagnóstico de América Latina en 1972, un texto que contenía ideas que más tarde desarrollaría junto con otras que abandonaría, especialmente aquellas asociadas con sus primeras visiones psicoanalíticas. En ese momento, ya había escrito 26 artículos y se había convertido en jefe del comité editorial de la prestigiosa revista jesuita Estudios Centroamericanos (ECA), que luego dirigió entre 1975 y 1976.
El aliento de la robusta preparación académica de Nacho no fue suficiente defensa cuando estalló la guerra y la UCA sufrió su primera ola de ataques. En su obra inédita, Raíces psicosociales de la guerra en El Salvador (1981), Nacho describe cómo fue despertado violentamente durante la noche después de que una bomba explotara frente a la residencia jesuita donde vivía. Experimentó los efectos de los productos químicos de la bomba, un miedo intenso y sentimientos de impotencia. Ataques como este, sin embargo, le hicieron vivir la guerra desde dentro e identificarse con la lucha y el sufrimiento del pueblo salvadoreño.
Los jesuitas habían recibido varias amenazas de muerte y se les ordenó abandonar el país por su propia seguridad. Grupos paramilitares cuyo lema era “Sé patriota, mata a un sacerdote” ya se habían cobrado la vida del arzobispo Óscar Romero y de varios sacerdotes y monjas. Nacho aprendió rápidamente a sobrevivir en estas circunstancias y nunca se sintió más decidido a poner sus conocimientos a trabajar por el bien del cambio social que vio venir a El Salvador.
En la UCA, Martín-Baró compaginó varios cargos administrativos (vicerrector, miembro del patronato, director del departamento de psicología y director de programas de investigación) y deberes académicos (profesor, autor de estudios, director del Instituto Universitario de Opinión Pública y asesor estudiantil). A pesar de su rica vida intelectual y académica, Ignacio era más feliz entre la gente modesta de Jayaque y sus alrededores, pueblo donde trabajaba como sacerdote. Consoló, dio fuerza y ayudó a los pobres a mejorar sus condiciones materiales y espirituales. Los niños esperaban todos los fines de semana sus visitas y los dulces que llevaba consigo.
Inmediatamente después de terminar su licenciatura en psicología en la UCA, Nacho recibió una beca Fulbright para continuar sus estudios en los Estados Unidos a nivel de posgrado. Antes de ser aceptado en la prestigiosa Universidad de Chicago, de la que obtuvo su maestría en 1977 y su doctorado en 1979, pasó un corto período de tiempo en Buffalo, Nueva York, puliendo sus habilidades en inglés. Para su tesis de maestría, estudió las actitudes sociales y los conflictos grupales en El Salvador y para su disertación se enfocó en el hacinamiento entre los salvadoreños de bajos ingresos. Entre los mentores de Nacho se encontraban reconocidos psicólogos con intereses diversos, como Milton J. Rosenberg, Salvador Maddi, Suzanne Ouellette, Norman Bradburn y Mihály Csíkszentmihályi. Rosenberg recordó largas y eruditas conversaciones con él en una residencia jesuita en Hyde Park, el barrio donde se encuentra el campus principal de la Universidad de Chicago. Ouellette lo recuerda como un estudiante excepcional, ansioso por regresar a El Salvador lo antes posible. Como era habitual en todos los lugares donde vivía, Nacho compaginaba sus estudios con el trabajo pastoral durante los fines de semana.
En 1979, Nacho finalmente regresó a El Salvador y a la UCA, para quedarse definitivamente esta vez como un erudito consagrado y como ciudadano de Salva-doran, dos títulos que le fueron otorgados para oficializar lo que siempre había sido. Durante su período en Chicago, muchas cosas que influyeron en Nacho habían ocurrido en El Salvador y América Latina, incluyendo la reunión en Puebla, el surgimiento de la Teología de la Liberación, la persecución de la iglesia y, lo más importante, la creciente radicalización sociopolítica del país.
El prestigio y la visibilidad de Martín-Baró se dispararon a mediados de la década de 1980 y se convirtió en un orador principal muy solicitado en eventos nacionales e internacionales. En El Salvador, fue acusado de comunista o subversivo por sus pares conservadores. En algunos círculos se le conocía como “Nacho, el Rojo”. En América Latina, fue en el contexto del 20º Congreso Interamericano de Psicología en Caracas que Nacho ganó gran notoriedad por sus conmovedoras ideas sobre el papel de la psicología como instrumento de cambio. Había sido invitado por su colega y amiga, Maritza Montero, con quien compartió su visión de una psicología más comprometida y crítica. Dos años más tarde asumió la vicepresidencia para México, Centroamérica y el Caribe de la Asociación Interamericana de Psicología (IPS), en una reunión celebrada en La Habana, Cuba.
Para Martín-Baró, viajar no era una prebenda de la intelectualidad académica; era una estrategia para sobrevivir estando en el ojo público y una forma de servir de testigo que pudiera denunciar las atrocidades de la guerra y las violaciones de los derechos humanos infligidas por el gobierno salvadoreño con la ayuda de los Estados Unidos. Con mucha frecuencia viajó a Estados Unidos más que a cualquier otro lugar con objeto de que la gente supiera lo que su gobierno estaba haciendo “en su patio trasero”. Comenzó estrechas relaciones con las psicólogas activistas Adrianne Aron en la costa oeste y con M. Brinton Lykes en la costa este. Ambas amigas le ayudaron a organizar charlas y visitas a lugares clave.
Martín-Baró tenía una relación de amor-odio con los Estados Unidos incluso antes de que comenzara la guerra civil salvadoreña. Era un gran versado en el tema de los asuntos exteriores norteamericanos y desconfiaba de casi todo lo que venía de allí, incluida la psicología hecha en Estados Unidos. Estudiar en Estados Unidos era una forma de conocer al enemigo desde dentro. En sus dos obras principales, los manuales Acción e ideología (1983) y Sistema, grupo y poder (1989), abrió un diálogo Norte-Sur pocas veces visto en los libros académicos sobre psicología disponibles en América Latina entonces y ahora. Martín-Baró no sólo realizó agudas críticas a la psicología estadounidense, sino que también propuso formas provocadoras de romper con ella. Un aspecto revelador de su sentimiento profundamente arraigado era su determinación de escribir solo en español, a pesar del hecho de que hablaba inglés con fluidez. En última instancia, y desafortunadamente, esta decisión puso sus escritos en riesgo de pasar desapercibidos para los académicos de habla inglesa en los EE. UU. y más allá.
Amigos y colegas se solidarizaron con Martín-Baró y a menudo le aconsejaron que tuviera cuidado y abandonara el país si era posible. Rechazó varias ofertas de trabajo en prestigiosas instituciones y, en cambio, pidió ayuda en forma de libros, fondos para viajes y apoyo moral. Abrió otros canales de comunicación dentro de la academia en revistas especializadas como El Salvador Journal of Psychology, libros editados en grupo y comités editoriales. Aceptó estancias cortas en la Universidad Central de Venezuela, la Universidad del Zulia, la Universidad de Puerto Rico, la Universidad Javeriana, las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid y la Universidad de Costa Rica. Al final de su carrera, Martín-Baró había editado, compilado o escrito más de una docena de libros y más de 100 artículos. Martín-Baró es más conocido por ser pionero de lo que denominó “Psicología de la Liberación“, su propia propuesta de lo que debe ser una psicología social política y crítica. Con muy pocas excepciones, escribió la mayor parte de su obra como único autor.
A partir de 1987, la situación en El Salvador se había vuelto tan difícil que pasó a la clandestinidad por cortos períodos de tiempo. Ese mismo año, en su visita a Cuba, le dijo a la psicóloga inglesa Alison Harris que se había negado a aparecer en la televisión nacional cubana porque seguramente traería algún tipo de represalia en El Salvador. Le dijo que conocía las reglas que podía romper sin exponerse a un peligro grave. Hacia el final de su vida, su salud se deterioró. En su última visita a España en 1989, su hermano Carlos vio a un Nacho nervioso y cansado con varios medicamentos encima de la mesita de noche. El final se produjo unas dos semanas después de su cumpleaños número 47 durante la madrugada del 16 de noviembre de 1989. Todavía vestido y despierto, Martín-Baró estaba trabajando en un manuscrito cuando un escuadrón militar de élite del Batallón Atlacatl irrumpió en el campus universitario y en la residencia jesuita, utilizando como pretexto una gran operación lanzada por la guerrilla del FMLN, cinco días antes. La milicia había llegado con órdenes de eliminar a Ignacio Ellacuría, rector de la UCA, y no dejar testigos. En total, junto a Martín-Baró, fueron asesinadas ocho personas, seis de ellas sacerdotes, Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Amando López, Joaquín López y López, una mujer (Elba Ramos) y su hija menor de edad (Celina ). Según la versión dada por uno de los testigos del crimen, fue Martín-Baró quien dijo a sus verdugos antes de morir: “Esto es una injusticia. Sois carroña“.
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
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