Conocí a Antonio una mañana clara de abril de los años noventa. Aquel lejano día nació, sencilla y generosa, una amistad de esas que nacen siendo niños y maduran.Nos unió nuestro amor por la pintura y otras afinidades y fuimos de esos amigos que comparten lo importante,El día dos de diciembre del pasado año Antonio nos dejó para siempre. Hoy queremos recordarle con el siguiente escrito.
“Lo bello no es más que la promesa de felicidad” (Stendhal)
Antonio tuvo la gracia de nacer con la Segunda República y la desgracia de vivir, siendo niño y adolescente ,los terribles años de la guerra y los tristes años grises de la posguerra. Y, parece ser que el coincidir el comienzo de la república con el suyo, lo hizo republicano sin posible discusión. En muchos de sus cuadros, como algo ineludible, aparecen los colores de la bandera republicana junto la pesadilla de aquellos años que él vivió. Son temas que los tiene ahí, en todo su centro y es que, junto a esas historias infantiles que el personaliza tomando como protagonistas personas de su entorno a las que viste con los ropajes del personaje asignado. Son historias pobladas de personajes de cuentos de los hermanos Grimm y Perrault, sembradas de sus ideas sobre la vida y la política.
El primer cuadro al óleo de Antonio es un bodegón muy humilde: sobre una caja de madera hay unas sardinas envueltas en papel de estraza o de periódico y un bote de hojalata. Es una pintura de estilo naturalista , estilo cultivado por aquellos años por pintores como Eufemiano, Arias y otros del grupo de la Escuela de Vallecas. Por entonces pintaba escenas en las que aparecen animales o personas realizando alguna actividad al aire libre realizadas con dedicación y esmero. Recordamos, precisamente, uno de los cuadros expuestos en la Casa de Extremadura por nuestro amigo: en una dehesa pastan una manada de cerdos .Dicha exposición fue en el año dos mil siete. Por entonces , Antonio, cursaba estudios cursaba estudios en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
La pintura de Antonio se fue enriqueciendo tanto en la forma como el contenido y en cuadros de personajes históricos, de la política , de la religión… princesas y príncipes, caballeros andantes quijotes y sanchos en escenas relacionadas con la política del pasado y del presente. En sus pinturas nos cuenta historias y ¿ cómo las cuenta? Su “como”, el “como”, tan importante en el arte, es el adecuado para su “qué””. Temática y elementos plásticos que se complementan y forman esa unidad que es la obra plástica. Sus pinturas son como él : inteligentes, barrocas , imaginativas, llenas de colorido, juguetonas e irónicas, a veces, con esa pizca de ingenuidad que le da el toque personal y que sazona su obra y les da originalidad. Y no podemos olvidar el componente lúdico, unas veces, y otras, un humor corrosivo con la situación social pasada y presente ; a él no le interesa partir de la nada, sino de algo preexistente : hechos ocurridos, historias, personajes y personas conocidas. Su sensibilidad, unida, unas veces, a la fantasía, otras, a la crítica de lo que considera rechazable nos ha dejado una obra que es, como dijo Stendhal, una promesa de felicidad.


Gracias Víctor Marín, por compartir.
Descanse en paz el que dejó su semilla.