Continuando con el asunto de la identidad sociocultural de Camas, mi experiencia en diferentes asociaciones y grupos locales durante algunos años, aunque sea subjetiva como lo es cualquier experiencia humana, me dice que Camas, independientemente de que existan ciudadanos que legítima y genuinamente se sientan cameros porque son aficionados a los toros, al fútbol o devotos de diversas imágenes de culto, o porque son autóctonos y originarios de aquí, es hoy por hoy, más que en ningún otro periodo de su historia, una ciudad intrínsecamente abierta y plural. Aquí, diariamente se producen intercambios y comunicaciones con toda la ciudadanía de Sevilla y del Aljarafe y en el fondo, toda la ciudad sigue funcionando como un “cruce de caminos” por lo que es imposible, desde mi punto de vista, reducir su identidad a uno o varios rasgos culturales identitarios genuinos y exclusivos.
En mayor o en menor medida, uno de los problemas que ha tenido siempre Camas es su dificultad para construir una identidad original monolítica y ortodoxa al estilo de la que tienen muchos pueblos alejados de la capital e insertos en zonas rurales, dificultad que ha derivado, tanto del origen diverso de su población, como de su laberíntica estructura urbana con barrios aislados y poco comunicados entre sí. Una identidad que ha intentado encontrarse históricamente en los toros, el fútbol, las cofradías, en las imágenes de culto y desde luego también en el descubrimiento del Tesoro del Carambolo en los años cincuenta del pasado siglo, algo por cierto, que los Ayuntamientos franquistas supieron explotar muy bien. Nada más que hay que ver las Revistas de Feria de los Años sesenta y setenta de Camas, para darse cuenta de los temas centrales que culturalmente preocupaban a las autoridades.
Aquellas Revistas, eran desde luego auténticas monografías para conocer por donde querían las autoridades municipales franquistas que fluyesen las preocupaciones e intereses populares y afortunadamente también, al verlas hoy, un testimonio muy útil para aquellas personas interesadas en conocer los rasgos de identidad de nuestra ciudad. En este punto, es de justicia y merecido agradecimiento destacar la labor estudiosa y divulgativa realizada por Don Manuel Alarcón Martín, a la sazón, secretario del Ayuntamiento franquista, autor del Escudo de Camas y de la obra “Camas en los límites de Tartessos“, editada como “Memoria Municipal” por el Ayuntamiento en 1971. Fue Manuel Alarcón, el que durante varios años intentó rescatar para nuestra ciudad los orígenes tartésicos y todas aquellas costumbres y aportaciones culturales que después se plasmaban en la Revista de Feria y que desde luego servían, aparte de para dar lustre al franquismo sociológico, para divulgar conocimientos que muchos de los que llegábamos a la ciudad por aquellos años ignorábamos. Visto desde hoy, su labor fue encomiable y no tengo noticias de que ningún otro Secretario Municipal haya tenido el mismo empeño que tuvo él por el conocimiento histórico y cultural de la ciudad, algo que supo plasmar en la coordinación de aquellas Revistas de Feria.
Al mismo tiempo, he de decir también que aunque aparentemente Camas pueda ser considerada como una ciudad sin identidad o con una identidad difusa y apegada a tradiciones muy exitosas en el franquismo, que por desgracia algunos partidos de la izquierda han puesto en valor, como cuando nombraron a la imagen de la Virgen, Alcaldesa Perpetua, o como cuando se celebró con toda pompa, lustre, financiación y apoyo municipal “La Coronación“, esto en realidad no lo considero una desventaja, sino más bien una prueba fehaciente de como perviven todavía tradiciones que fueron fuertemente protegidas y amparadas por el franquismo y el nacionalcatolicismo. Pero algo que muy a menudo pasa desapercibido por los cameros es que estas construcciones o actos de afirmación identitaria siempre nacen en el centro de la ciudad y de ahí se van moviendo o divulgando a los barrios, pero no al revés. Al parecer “ser de Camas” es ser del centro y ahora mucho más, porque cada vez existe, que yo sepa, menos vida social y cultural en los barrios, por no decir casi ninguna, algo por cierto, a lo que las autoridades municipales no han prestado mucha atención, dado que por los barrios se les ve poco, o al menos en el mío.
Aunque evidentemente las tradiciones religiosas de Camas se remontan hasta el siglo XIX e incluso a finales del XVIII, permaneciendo durante todo el siglo XX y el XXI, ya que la Iglesia fue en nuestro país una sociedad estamental con muchísimo poder económico, político e ideológico durante siglos, el corto periodo de la IIª República introdujo importantes cambios, especialmente en lo relativo al laicismo y a la eliminación de los privilegios de la Iglesia. No en vano y durante la década de los treinta del pasado siglo, Camas tuvo una fuerte presencia partidos republicanos, como podemos ver en el documento adjunto recopilado por un prestigioso y reconocido investigador y profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla.
Como es sabido, esto se truncó con el Golpe fascista de Franco y los 40 años de dictadura posteriores. Sin embargo hoy, debido a los extraordinarios cambios demográficos y de configuración urbana de la ciudad, ese carácter religiosamente tradicionalista, aunque siga presente con menor intensidad, ya no es ningún obstáculo para que podamos convivir ciudadanos de diferentes y diversas creencias en los que prima mucho más el respeto y la tolerancia a la diversidad e incluso la cooperación mutua en algunas que otras actividades, que aquella vieja creencia de que Camas es solamente tradición religiosa y taurina y que “ser camero” pasa necesariamente por aceptarla y ser del centro de la ciudad.
Camas hoy, es una gran puerta abierta a la creatividad, al mestizaje de etnias, pueblos, culturas y a la convivencia pacífica en la diversidad, aunque desde luego eso del laicismo no es precisamente a mi juicio, algo que haya distinguido a los Ayuntamientos Democráticos de nuestra ciudad.
Finalizo pues este breve relato de mi visión de Camas afirmando nuevamente mi convicción de que algo tenemos que hacer en nuestra ciudad para parar esta oleada de mentiras, improperios, falsedades, estupideces e invitaciones a la crispación, al odio y al resentimiento que ahora estamos viendo en estos partidos de la “Triple-A” y que algún que otro extremista intenta combatir realizando acciones irreflexivas y que a la postre pueden servir de caldo de cultivo para el fanatismo, la radicalización y la crispación social. Por eso sigo y sigo diciendo NO A CUALQUIER FORMA DE FASCISMO-especialmente en Camas-. Atrévete y comparte. Sigamos !!!!
Haces una descripción encomiable de tu pueblo, que también fue el mío durante cuatro años, desde el 82 al 86. Me alegro de que la identidad de Camas esté formada por múltiples rasgos culturales, y no por unos cuantos tradicionales. También de que prime el respeto y la tolerancia a la diversidad, como debe ser. Hay que evitar que la Triple-A rompa esa identidad abierta y tolerante, que debe ser el orgullo no solo de Camas sino de cualquier población y ciudad. Un abrazo, José.