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Capítulo III: Hacia la Unión Económica Europea

La urgente necesidad de reconstruir Europa, impulsó a los principales dirigente europeos ( J. Monnet, R. Schuman, A.de Gasperi y K. Adenauer) a acuerdos que progresivamente constituyeron los cimientos de la Europa del futuro. El Tratado de la Comunidad del Carbón y del Acero, (CECA) se firmó en París el 18 de Abril de 1951, por el que:
a).- Se garantizaba la libre circulación del carbón y del acero y el acceso a las fuentes de producción de los mismos.
b).- La vigilancia del mercado, preservando las reglas de la competencia y de transparencia de los precios.
c).- El apoyo a la modernización de los sectores referidos y a su reconversión.
Loa años que siguieron a esta experiencia, sirvieron para valorar los resultados alcanzados en un mercado libre, de la producción y comercialización del carbón y del acero y ampliarlos a otras mercancías y servicios. Compartiendo los resultados positivos de la CECA, los países signatarios del anterior acuerdo, firmaron el Tratado de Roma el 25 de Abril de 1957 constituyéndose la Comunidad Económica Europea (CEE), con la finalidad de crear una unión aduanera para todas las mercancías, personas, capitales y servicios, con un desarme arancelario de los países que la integraban y la puesta en marcha de una política común agrícola. Era un proyecto ambicioso que fue avanzando paulatinamente, complementándose con otros instrumentos financieros (Fondos Estructurales, Fondos de Desarrollo Regional, Fondos Sociales y Fondos de Cohesión) además del Banco Europeo de Inversiones, en el año 1958, cuya finalidad era la financiación de proyectos de los Estados miembros. A los países fundadores se unieron Reino Unido, Suecia, Finlandia, Dinamarca, España y Portugal, años más tarde.
El proceso de unificación de Europa se aceleró tras la aprobación del Tratado de la Unión Europea el 7 de Febrero de 1992 en Maastricht, en el que se preveía un calendario para crear una Unión Monetaria a la que podían acceder los países miembros que cumpliesen determinados requisitos. Asimismo se creaba una competencia europea en materia de política Exterior y Seguridad, así como de Justicia e Interior. La unidad monetaria propuesta en el Informe Delors varios años antes se denominó Euro y entró en vigor en Enero del año 2002. Para gestionar esta Unión Monetaria era necesario unificar las políticas monetarias de los Estados miembros de la Unión Europea y con esta finalidad se creó el Banco Central Europeo en el año 1998 que junto con los Bancos Centrales nacionales, formarían el Sistema Europeo de Bancos Centrales. El BCE tiene encomendadas las funciones de emisión del dinero en euros, fijar los tipos de interés, inyectar o retirar liquidez del sistema, intervenir en el mercado de bonos y obligaciones, supervisar los Bancos y entidades financieras del sistema, con la colaboración de los Bancos Centrales nacionales y preservar la estabilidad de los precios. Finalmente la firma del Tratado de Lisboa el 13 de Diciembre de 2007 ( denominado tratado de Funcionamiento de la Unión Europea ) regula la estructura y el funcionamiento de las instituciones europeas, reajustando algunas competencias a favor del Parlamento y su relación con los 27 miembros que la integran, aunque no vincula la normativa relativa a la Unión Monetaria a aquellos países que no forman parte de la misma.
La Cooperación Económica de los Países del Este


Las economías de los países del Este, bajo las directrices de la Unión Soviética, se integraron en el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM o COMECON) constituido en Moscú el 21 de Enero de 1949, como alternativa al Plan Marshall y a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), que llevaba dos años constituidos En el CAEM se integraron además de la Unión Soviética los países ocupados por el ejército soviético: Polonia, Hungría, Rumanía, Checoslovaquia, Bulgaria, Albania y años después la República Democrática Alemana , la República Popular de Mongolia y Cuba. Este organismo de coordinación económica se inspiraba en los siguientes principios:
a).- La soberanía de los Estados miembros en materia de organización y gestión económica y la limitación del poder del CAEM, al no estar cedidas por los Estados miembros.
b).- La igualdad de derechos de los Estados miembros, en virtud de la cual, cada uno de los Estados tienen tiene un sólo voto, no ponderado, independientemente de su dimensión.
c).- La defensa del interés particular de cada uno de los Estados, prevalece sobre los acuerdos adoptados, al no ser éstos vinculante. Se adoptaba el criterio de la unanimidad, lo que dificultaba y retrasaba la gestión de los proyectos.
d).- Se antepone la ayuda mutua y el interés común, al interés comercial particular de los estados miembros.
Tras el fallecimiento de J. Stalin, el CAEM reforzó su organización y funcionamiento con la aprobación de sus Estatutos en el año 1959. En esta reforma estatutaria se definen claramente los objetivos del CAEM:
A partir de esta reforma y de la iniciativa de su Comité Ejecutivo, se constituyó el Banco Internacional de Cooperación Económica ( BICE ) en el año 1964, con sede en Moscú. Sus funciones, similares al FMI, eran la concesión de créditos a medio y largo plazo para financiar los déficits comerciales entre los Estados miembros que posteriormente amplió a créditos a corto plazo. Sin embargo las limitaciones del BICE, orientado a financiar los déficits comerciales, llevó a la creación del Banco Internacional de Inversiones ( BII ), con funciones igualmente parecidas al BIRD ( hoy día Banco Mundial) y al Banco Europeo de Inversiones (BEI) destinado a financiar proyectos de inversión en los que estuviesen interesados los países integrantes del CAEM.
Este bloque de países, siguieron el modelo soviético, dando prioridad a los sectores industriales básicos con el objetivo de impulsar su modernización y potenciar las infraestructuras, la industria aerospacial, la siderometalurgia, la defensa y la química, tras la dura experiencia vivida en la Segunda Guerra Mundial. La agricultura colectivista, que admitió pequeñas explotaciones familiares, estaba sometida a los objetivos y control de producción, distribución y precios de la la planificación central del Estado, como lo eran también el conjunto de la economía. Los resultados de varios años posteriores al final de la guerra, fueron importantes para el sector industrial, aunque subestimaron las necesidades de consumo de la población y amplios sectores sociales que no alcanzaron niveles de bienestar aceptables en la década de los 50 y 60 por causa de los niveles de pobreza.
Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
Vaya desde aquí nuestro más sentido agradecimiento por honrarnos con sus colaboraciones.