LA NAVIDAD (1)

Por Jerónimo Sánchez Blanco

La Anuciación de Fray Angélico (1400-1455)
La Anunciación de Fray Angélico (1400-1455)

Vivencias y emociones

Todos  los años,  cuando  van   pasando las hojas del calendario y llegan los días del mes de Diciembre, nos asaltan  sentimientos, emociones  y reflexiones  sucesivas, al acercarse  las fiestas navideñas.  Los recuerdos de nuestra  infancia  y la nostalgia de un pasado rodeado del afecto y cariño de la familia, de  las ilusiones y fantasías  de la niñez, vienen  unidos  a  la ausencia  de los que nos  trajeron a la vida, nos  hicieron felices y nos protegieron. Son días  en los que  la alegría y las ilusiones,  llenan los  ojos  de  los niños, y la tristeza de los adultos, por la nostalgia y recuerdos del pasado. Para unos, la Navidad es  alegría;  para otros,  tristeza y nostalgia. Este  año, aquellos recuerdos están  ensombrecidos  con   las noticias  de la pandemia  del Covid 19, que está  cambiando  el ritmo de nuestras vidas y modificando  los  planes de  encuentros  familiares. Nos vemos obligados  por las limitaciones  aconsejadas e  indicadas  por las autoridades sanitarias, a restringir  los viajes,  las cenas y almuerzos, los abrazos a  los  hijos y a  los nietos, extensibles  a los grupos de  amigos. Estas circunstancias, unidas  a las consecuencias  económicas  que conllevan,  han  creado  un clima de incertidumbre y vulnerabilidad  que invade  al conjunto de la sociedad, en todos los países  que   sufren y son muchos,  la actual pandemia del coronavirus; pandemia desconocida  en muchas décadas  por su dimensión y extensión planetaria,  en los últimos   cien años, desde que  tuvo lugar  la propagación de la gripe de  1918 -1920 y más recientemente, por otras causas, desde   la II Guerra Mundial. Todas estas   circunstancias   hacen  revivir   un mundo de  sentimientos  y emociones que nos hacen perder   el origen y el sentido de la Navidad  para los cristianos, en una sociedad   secularizada en la que   coexiste  un notable  pluralismo  ideológico  y de creencias.  

        Nuestra mirada  recorre  la Navidad,   a través de las  imágenes   que   han  llevado a   familiarizarnos  con las fiestas  navideñas: la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento   en Belén, la Adoración de  los Pastores y la Adoración de los Magos. Centraremos   nuestra atención  en  cada uno de estos  momentos, desde la percepción  que los cristianos  que viven  el mundo moderno  actual, tienen  de  aquellos   acontecimientos. 

                     La Anunciación  y  la  Visitación

         La expresión  estética  más acabada  que narra  los orígenes de la  Navidad  se encuentra  en la  belleza  literaria del evangelista (Lucas 1.28-38) y más sobria de (Mateo 1.18-25), así como  en la belleza  del cuadro de la Anunciación, que pintara  Fray Angélico, para quienes  han   tenido  el  gozo  de contemplar alguno de los  que se expone  en el Museo del Prado o en el convento de San Marcos  en Florencia y otros pintores. Una y otra belleza, la literaria y la pictórica,  nos  cautivan y sumergen en  el candor pretendido por sus autores, para suscitar  en nuestra sensibilidad e interior, la emoción  que  arrastra toda  belleza  y  comprender  el mensaje  que transmite la narrativa literaria o  la estética de un cuadro. Sin duda, es un lenguaje que  crea una atmosfera de intimidad y misterio,  para transmitir la presencia de Dios, lejos  de  la racionalidad moderna. Así se encuentra  en la ternura de la poesía  de Federico  García  Lorca, dedicada al ángel  Gabriel, al Niño y a su Madre:

“Dios te salve Anunciación, Morena de maravilla. Tendrás un Niño más bello que los tallos de la brisa. ¡ Ay  San Gabriel de mis ojos! ¡ Gabrielillo de mi vida!. Para sentarte, yo sueño un sillón de clavelinas. Dios te salve, Anunciación  bien lunada y  mal vestida. Tu Niño tendrá en el pecho un lunar y tres heridas. ¡Ay San Gabriel que reluces! ¡Gabrielillo de mi vida. En el fondo de mis pechos ya nace la leche  tibia.  Dios te salve, Anunciación, Madre de cien dinastías. Áridos lucen tus ojos,  paisajes de caballistas. El Niño canta en el seno de  Anunciación sorprendida. Tres balas de almendra verde, tiemblan en su vocecita. Ya San Gabriel en el aire, por una escala subía. Las estrellas de la noche se  volvieron siemprevivas.”

        El evangelista nos describe una escena más allá  de los parámetros de la vida cotidiana (Lucas 1.28-38)  que sólo puede alcanzar  la literatura, la música  y la pintura:

“Al sexto mes, fue enviado por Dios,  el ángel Gabriel, a una ciudad de Galilea  llamada Nazaret, a una virgen desposada  con un varón llamado José de la casa de David; y el nombre de la virgen era  María. Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó  ante estas palabras  y pensaba  qué significarían estas palabras. El ángel le dijo: No temas María, porque has hallado  gracia  ante Dios. Concebirás   y darás  a luz un hijo, al que pondrás por nombre  Jesús. Él será grande   y llamado hijo del Altísimo, y le dará el Señor  Dios  el trono de David, su padre; reinará  sobre la casa de   Jacob, por los siglos  y su reino no tendrá fin. El ángel le respondió: El Espíritu santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que ha de nacer  será santo y será llamado Hijo de Dios.”  

        En este texto, el evangelista Lucas,  intenta ofrecer  una estructura  narrativa literaria de la concepción de Jesús,  muy similar  al anuncio a  Zacarías, sacerdote del Templo  de Jerusalén, del nacimiento de su hijo Juan. En este último,  el ángel Gabriel se dirige a Zacarías, como enviado por Dios, para anunciarle que su mujer  Isabel, concebirá y dará a luz  un  hijo, que se llamaría  Juan. Asimismo, el evangelista Lucas también nos  proporciona una  breve  crónica familiar, de la concepción de Jesús,  de modo  semejante, con  algunos  personajes  distintos,  al  indicar  que el  mismo ángel Gabriel, se dirige  a María,  y le  anuncia que Dios  ha encontrado en ella el grado más excelso de bondad y belleza de espíritu, indicándole, que  para  Dios está  “llena de gracia”, y por ello   concebirá  un hijo a que llamará  Jesús.  

        Sin embargo, llama la atención, que  en el  mensaje   del ángel  a María,  dice   que  Jesús será reconocido  como  hijo del Altísimo, para a continuación   indicar  que   “Dios le dará   el trono de  David, su padre, y reinará  en la casa de Jacob  por los siglos  y su reino no tendrá  fin.”. Son palabras  inspiradas   en el lenguaje y oráculo de los  antiguos  profetas,  que  anunciaban  la venida de un Mesías, escritas en el marco  cultural del Judaísmo,  cuya esperanza  era  el restablecimiento de un  reino  temporal, sucesor del rey David, y  sobre el reino de Jacob. Se cita también  la casa de David, en el  Benedictus  que  proclamara  Zacarías en el momento de la circuncisión  de Juan,  al referirse   a  éste, como garantía  frente  a sus enemigos( Lucas 1. 68-77):

“Bendito el Señor  Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo y nos ha  suscitado una fuerza  salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido  desde  tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas; que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian, concediendo su misericordia  a nuestros  padres….”

        Una nueva forma literaria de  gran fuerza expresiva, en  el Magníficat, que el evangelista (Lucas 1.46-55)  pone en boca de María, con ocasión de la visita  que realizó  a  Isabel, supone un cambio del mensaje acerca del  Mesías  anunciado  en  la Anunciación  y en el Benedictus:

“Mi alma glorifica al Señor  y mi espíritu  se alegra en Dios mi Salvador, porque ha puesto los ojos en la  humildad de su esclava y por eso  desde ahora, todas las generaciones me llamarán bienaventurada; porque ha hecho maravillas en mí  el Poderoso, cuyo nombre es Santo y  su misericordia  alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó  a los soberbios en su corazón. Derribó a los poderosos de  sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y  a los  ricos  despidió  vacios…

        Llama la atención  que el evangelista  en este texto  que proclama  María, la futura madre  del Mesías,  ofrece  una imagen   distinta de la narrativa anterior, en la que se proyecta su grandeza, desde la sencillez y la humildad, que lo espera todo de   la misericordia de Dios;  que despliega  su manto  protector a favor de los humildes frente a los soberbios; a favor  de los   hambrientos y pobres  frente a los ricos  y no anuncia  para el hijo que está gestando, poder  o reino temporal, ni la condición de sucesor  en el trono del rey David. Probablemente, la explicación  está  en las matizaciones  que pudo introducir la comunidad cristiana, a partir de la tradición  oral, en  el Evangelio de Lucas.


Jerónimo Sánchez Blanco, es Doctor en Derecho, Licenciado en Ciencias Políticas y Ex Diputado Constituyente.
Vaya desde aquí nuestro más sentido agradecimiento por honrarnos con sus colaboraciones.

2 thoughts on “LA NAVIDAD (1)

  1. He leído, con vivo interés, la tetralogía de los artículos que el Doctor Jerónimo Sánchez Blanco ha dedicado a la Navidad. Le felicito cordialmente por varias razones: La primera por el acierto de publicarlos en las Fiestas que estamos celebrando; la segunda por su contenido, ha tenido el acierto de saber sintetizar los aspectos esenciales de la Navidad Cristiana: Qué es la Navidad (1), El Nacimiento (2), La Adoración de los pastores (3), La Adoración de los Reyes Magos (4); La tercera por la objetividad con la que presenta los hechos, fruto sin duda, de una rigurosa investigación documental; La Cuarta por el modo cercano, sencillo, breve y correcto de expresarse que entiende todo el mundo y; La quinta por permitirnos compartir, en estos momentos tan tormentosos, su autorizada y prestigiosa visión de la Fe Cristiana.
    Enhorabuena. Ramón Louzao, Catedrático y Doctor en Filosofía y Letras.

    1. Muchísimas gracias por su claro comentario lleno de rigor y sencillez. Y muchísimas gracias también por acercarse a este humilde sitio de KRISIS que se honra en tener a personas tan cualificadas como Vd. como lectores.

Me encantaría que hicieras un comentario. Muchas gracias.