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MÁRTIRES
Por Juan Miguel Batalloso Navas
Hoy, mientras me informaba y veía con pena e indignación el genocidio del pueblo palestino de Gaza y los ataques a Cisjordanía perpetrados por el ejército de Israel y Estados Unidos, su proveedor de armas de destrucción masiva e invasiva, una vez más el desconsuelo y la desesperanza se instalaban en mi corazón. Me decía a mí mismo otra vez, que el cinismo, la hipocresía, la equidistancia y el fariseísmo de la Unión Europea no tiene límites e incluyo aquí a los grandes líderes de la política española que no hacen nada para expresar su denuncia e impulsar medidas para acabar con tanta crueldad, o al menos yo no me entero. Su actitud de doble moral que denuncia la invasión de Rusia en Ucrania y justifica la entrega de armas a esta, no se puede sostener bajo ningún concepto, cuando el pueblo palestino sigue siendo invadido y masacrado por Israel y Estados Unidos. Está claro pues que estamos en manos de la industria militar norteamericana que sigue y sigue alimentando guerras en todo el mundo. No importa que hayan muerto ya más de 13000 civiles palestinos de los cuales casi el 70 % son niños y mujeres. Y no importa tampoco que se destruyan edificios, barrios, carreteras, escuelas, hospitales y campos de refugiados porque después, cuando ya estén aburridos de matar y destruir vendrán los buitres para seguir aportando dólares con el negocio de la reconstrucción. Y desde luego tampoco importa que miles y miles de ciudadanos se estén manifestando en muchas ciudades del mundo exigiendo el cese el fuego inmediato. ¿Cuál es entonces nuestro porvenir? Al menos cuando existían los bloques existía una cierta disuasión nuclear, aunque las guerras se prodigaban por todo el mundo engrosando los beneficios necrófilos de la industria militar. Pero ahora, ¿Hacia dónde nos conducirá este genocidio? ¿Hacia dónde nos conducirá este agrandamiento de la OTAN? ¿Quién se beneficiará de todo esto?
En estos días también, informándome acerca de la naturaleza de la guerra y los genocidios, he encontrado un concepto que desconocía y que explica y caracteriza todos estos horribles y criminales acontecimientos. Se trata del concepto de NECROPOLÍTICA, creado por el historiador y teórico político camerunés Achille Mbembe que la conceptualiza diciendo básicamente que la soberanía de los Estados ya no reside tanto en la autonomía y el valor del sujeto, sino en su capacidad de decidir quien debe vivir y quien debe morir. Y para ello, claro está, no solo se dotan de ejércitos y tecnología militares cada vez más sofisticadas para destruir y matar, sino también de fuertes aparatos policiales y represivos.
Ejemplos históricos y actuales de Estados “necropolíticos” son bien conocidos. Ahí está el caso del Estado Nazi que que eliminó a 6 millones de judios en Alemania más 7 millones de civiles soviéticos y más de un millón de polacos. Y por hacer referencia a la actualidad, ahí está Estados Unidos que desde la matanza de más de 110.000 personas en Hiroshima y Nagasaki no ha parado de intervenir en guerras en todo el mundo para alimentar su industria armamentística, como es el caso de la de Ucrania y el genocidio del pueblo palestino. O ahí está su manifiesta propensión a matar negros cuando a la policía le parece conveniente. Pero además, claro está también, que Israel ha dado sobradas muestras de su necropolítica desde que a finales del siglo XIX comenzó la colonización llevada a cabo por el movimiento sionista y que prosiguió a partir de 1948 adueñándose a golpe de asesinatos y matanzas de casi todo el territorio palestino. Este desarrollo de la necropolítica que engorda hasta límites inimaginables el negocio de las armas y su poder destructor al mismo tiempo que hace permanentes las guerras, ha hecho posible que hoy, aunque ya no estemos en la Guerra Fría, la amenaza de la destrucción de la humanidad y la vida, a la que hay que sumar la del calentamiento global, es realmente una posibilidad. Y si a todo esto añadimos que los estados democráticos se van haciendo cada vez más autoritarios y controladores de la vida de los ciudadanos al mismo tiempo que estos optan por supuestas soluciones neofascistas como Trump, Bolsonaro, Orbán o recientemente Milei en Argentina, pues la necropolítica continuará. En cualquier caso, no hay que ir al extranjero para observar como avanza el neofascismo, aquí en España tenemos abundantes ejemplos de como la ultraderecha está calando en la cultura popular y se esta naturalizando como una opción legítima de la ciudadanía, cuando precisamente es todo lo contrario en cuanto que niega cualquier proyecto o medida para garantizar los Derechos Humanos Universales.
Inmerso en estas cavilaciones y preguntas de respuesta desesperanzada, empecé a pensar en aquellos personajes históricos que fueron asesinados por defender la paz, la justicia, la igual dignidad humana y la libertad. Y así vinieron a mi mente figuras como Mahatma Gandhi, pasando por Martin Luther King y Nelson Mandela y terminando por el recuerdo de Monseñor Romero y los mártires de la Universidad Centro Americana de El Salvador. Y también he recordado a todas las personas que he conocido que dieron lo mejor de sus vidas para acabar con la dictadura franquista y hacer posible que hoy tengamos esta Democracia, que aunque no sea pefecta ni tampoco plena, al menos nos permite poco a poco ir consiguiendo nuevos y mejores derechos sociales.
¿Por qué me he acordado de El Salvador? Es sencillo si observamos nuestra realidad con un poco de perspectiva y haciendo memoria. Y es que aquí toda aquella persona que piense, actúe, defienda o luche por los Derechos Humanos Universales o bien la matan, o reprimen, persiguen y encarcelan o como mínimo la criminalizan, vituperan y demonizan acusándola de “perro comunista”, “traidor a la patria” y otras lindezas que oímos en boca de los fascistas de Vox y el PP. Y para colmo, para aumentar y mejorar mi esperanza, me entero que los argentinos han decidido colocar en la Presidencia a un personaje que dice que va a acabar con el ministerio de educación, el de sanidad y que lo va a privatizar absolutamente todo.
Recuerdo que, en el año 1977, exactamente el 24 de enero, se produjo la matanza de Atocha en la que murieron asesinados por los padres de la actual Vox, los abogados laboralistas del PCE y de CC.OO. que fueron Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo. También mataron al estudiante de Derecho Serafín Holgado y al administrativo Ángel Rodríguez Leal. Además de que en el atentado fueron gravemente heridos Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz. Pues bien, en aquel mismo año, unos meses más tarde, el 12 de marzo de 1977, moría asesinado a tiros junto a dos de sus acompañantes, el sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande cuando se dirigían en un vehículo a celebrar una misa en el pueblo de El Paisnal, donde había nacido el sacerdote. El atentado fue perpetrado por los Escuadrones de la Muerte, un grupo paramilitar de extrema derecha vinculado al gobierno y a los sectores oligárquicos del país, que veían en el padre Grande y en su labor pastoral una amenaza para sus intereses y su poder.
A partir de aquel asesinato que conmovió extraordinariamente a Monseñor Romero, dado que era su amigo y compañero de seminario, la tortura, la represión y la persecución de todo aquel salvadoreño sospechoso de “comunismo” se incrementó dando lugar a una fuerte resistencia que desembocó en la conocida guerra civil del El Salvador (1979-1992) y en la creación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Aunque se la conoce como “guerra civil”, en realidad aquel conflicto armado fue una masacre genocida protagonizada por el ejército apoyado, instruido, alimentado y subvencionado por el imperio militar que rige todos los destinos del mundo, que como sabemos, es Estados Unidos. En ese genocidio murieron más de 75.000 salvadoreños, además de miles de desaparecidos, torturados y desplazados, y graves violaciones a los derechos humanos, casi todos procedentes de zonas rurales, agrícolas y populares, pero también de todos aquellos religiosos que denunciaban la situación de terror y asesinatos de las fuerzas armadas. En esta situación, fue asesinado Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980 durante la celebración de una eucaristía en la capilla del hospital Divina Providencia en San Salvador. asesinato cuya orden nunca se ha confirmado oficialmente.
Pasaron los años y aunque el asesinato de Monseñor Romero no ha sido aclarado ni juzgado en El Salvador y aunque se reabrió el proceso penal contra un capitán del Ejército, Álvaro Rafael Saravia, quien había sido el único detenido y procesado por el crimen, el caso sigue en la impunidad. Saravia, quien confesó su participación en el magnicidio, se encuentra prófugo y no se ha podido capturar. El tribunal que lleva el caso ordenó su detención en 2018, pero no se ha ejecutado. Además, se desconoce la identidad y el paradero de los autores intelectuales del asesinato, aunque se sospecha que fue ordenado por Roberto D’Aubuisson, fundador del partido de derecha ARENA y fallecido en 1992.
Mientras, en la década de 1980 en España estábamos gobernados por Felipe González, que se hizo muy famoso por aquel eslogan “OTAN de entrada NO” que finalmente dio la victoria del SÍ a la OTAN en el referendum del 12 de marzo de 1986, fecha emblemática, tanto por el giro copernicano de la posición del PSOE, que pasó de decir NO para después decir SÍ y también porque en mi opinión es cuando se inicia nuestra indiferencia y ausencia de solidaridad tanto con el pueblo saharaui como con el palestino.
Así llegamos al año 1989, un año especialmente significativo para mí, porque exactamente en ese año el ejército salvadoreño asesinó a los que hoy conocemos como “Los mártires de la UCA“, concretamente el 16 de noviembre de 1989. Recuerdo de forma muy especial aquella fecha, porque me enteré de este horrendo crimen en el autobús que me traía de Madrid, después de haber asistido al multitudinario, impresionante y conmovedor funeral-homenaje de Dolores Ibárruri “La Paionaria”, Y si lo recuerdo es gracias a que compartí asiento y emocionante charla con uno de los que considero mis grandes maestros anónimos: el cristiano y comunista Antonio Suárez Nieto.

Por todo esto, cuando hoy veo lo que veo y me doy cuenta de que cualquier avance social por pequeño que sea, o cualquier conquista, aunque sea mínima, que haga profundizar y progresar los Derechos Humanos Universales siempre tiene un costo impagable de sangre, vida y lágrimas, no tengo más remedio que desconsolarme y decirme a mí mismo que este mundo y la especie humana no tenemos arreglo. Claro, que este puntazo de desconsuelo, viene lógicamente precedido de muchas preguntas, que aplicadas al metro cuadrado en el que vivo me llevan a decir aquí: ¿Se estarán realizando en las parroquias católicas de Camas y otros lugares de la geografía española reflexiones como estas o parecidas? ¿Se estarán realizando asambleas o reuniones en los llamados partidos nacionales y locales de izquierda para reflexionar sobre la necropolítica, el genocidio de Gaza y el costo que pagan los mártires? ¿Y la Conferencia episcopal española? Ah, claro, están todos muy ocupados en el asunto del Informe sobre la pedofilia en la Iglesia o tal vez en la preparación de liturgias, coronaciones, romerías y procesiones, o incluso sobre el nuevo Gobierno al que hay que hacerle la vida imposible como sea. Al parecer, eso del mensaje cristiano de las Bienaventuranzas, no es un asunto aplicable a la realidad actual.
En cualquier caso y para mí no hay nada que invalide o anule el potencial de esperanza que contiene el mensaje original de Jesús “el hijo del carpintero”, por eso y dada la verdad que a mi juicio contiene ese mensaje para hacer afrontar nuestra vida y nuestra convivencia, no hay más remedio que seguir y seguir comprometiéndonos, luchando y reinvindicando la vida, la dignidad, la justicia, la igualdad, la libertad y la solidaridad, sencillamente porque…
Muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
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Camas a 22 de noviembre de 2023
Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Ha sido miembro del Grupo de Investigación ECOTRANSD de la Universidad Católica de Brasilia y pertenece al Consejo Académico Internacional de UNIVERSITAS NUEVA CIVILIZACIÓN, donde ofreció el Curso e-learning: ‘Orientación Educativa y Vocacional’.
En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS cuya temática general está centrada también en temas educativos y transdisciplinares. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ
Referencia
“Largo y tortuoso es el camino que conduce de la oscuridad a la luz”, dice John Milton, pero, no hay que desesperar, lo haremos.
Muchísimas gracias, querido