MI MUNDO A LOS 80 AÑOS (8): ¿Y los intelectuales cristianos?

Tmp. máx. lect.: 7 min.

MI MUNDO A LOS 80 AÑOS (8):
¿Y los intelectuales cristianos?

Por Leandro Sequeiros San Román

Al inicio del capítulo anterior aludíamos al reciente ensayo de Miguel Ángel Quintana Paz titulado: “¿Dónde están (escondidos) los intelectuales cristianos?” 1 Ref.The Objective, 20 noviembre 2020 se abre el debate sobre el papel de los intelectuales en nuestra sociedad, y el papel de los intelectuales cristianos en el debate cultural.

Quintana intenta dar una respuesta a un artículo del joven filósofo Diego S. Garrocho publicó en el diario El Mundo una opinión provocadora. Su título, ¿Dónde están los cristianos?, formulaba sin concesiones una preocupación: que, en nuestros debates públicos, nuestras redes sociales, nuestras tertulias políticas y discusiones intelectuales, apenas cabe oír voces cristianas que muestren, verbigracia, «el vigor filosófico del Evangelio de Juan, el mérito sapiencial del Eclesiastés o la revolución moral de las epístolas de San Pablo».

Por tanto, si hay crisis de credibilidad de los intelectuales que están siendo sustituidos por tertulianos, ¿dónde están los intelectuales cristianos? ¿Dónde se aloja el potencial intelectual de los creyentes que postulan un determinado paradigma del mundo coherente con los valores del Evangelio?

«Hagan la lista», sugería Garrocho: «Está la izquierda cultural, el marxismo talmúdico, la socialdemocracia, el populismo de izquierdas, el de derechas, el liberalismo erudito, el de audiolibro, los ecologistas, la izquierda de derechas, la Queer Theory, los conservadores estetizantes, la tardo-adolescencia revolucionaria, el extremo centro, los del carné de un partido, los del otro carné… Y está, por supuesto, el catolicismo excesivo y de bandería. Están todos, absolutamente todos en un ejercicio de afinación sinfónica, todos menos la intelectualidad cristiana».

Para Quintana, esta carencia, a juicio de nuestro pensador, él mismo cristiano (y, por tanto, el texto no deja de emanar cierto aire autocrítico), es grave. No siempre fue así: Garrocho recuerda debates recientes en que sí que supieron penetrar autores como el papa Benedicto XVI, o los filósofos Gianni Vattimo y Rémi Brague (todos ellos vivos, aunque ancianos; yo añadiría al recientemente fallecido René Girard). Su artículo concluye, pues, de forma tan punzante como bella: «Nadie ensaya a decir ya, ni tan siquiera como ejercicio intelectual, que a lo mejor es cierto que hay una dignidad singular en los que pierden, los que sufren y los que lloran, porque de ellos será lo que los cristianos reconocen desde hace siglos como el Reino. Así sea como hipótesis merecería la pena decirlo en alto alguna vez. Por pura probabilidad. No vaya a ser cierto».

Garrocho lanza, pues, un llamamiento a hablar más en cristiano. Y uno podría esperar que tal llamamiento chocase sobre todo con quienes se alegran de que el cristianismo quede fuera (o «fuerísima», según moderno superlativo) de nuestras batallas culturales: laicistas, podemia, modernez malasañera, cientificistas… Sin embargo, resulta revelador del estado de nuestra opinión pública que las principales críticas que tal texto ha recibido hayan procedido… de los propios cristianos.

Prosigue Quintana: “Pero no solo Garrocho (a quien tuve la fortuna de conocer hace años en un congreso dedicado a Paul Ricoeur), sino cualquier persona culta conoce bien estos nombres. Lo que denuncia su artículo, pues, no es que no existan. Volvamos al título: lo que se pregunta es más preciso, ¿dónde están? Pues, desde luego, no son nombres que resuenen en nuestros diálogos públicos. Ante esta evidencia, los críticos con el artículo que estamos comentando contraatacan: “Oh, cierto, pero ¡no es culpa nuestra, cristianos, si no estamos presentes en el mainstream! ¡Es culpa de quienes controlan este! Si nos excluyen, nos silencian, o si simplemente no se nos escucha, ¿qué responsabilidad nos puede caber?”.

Y prosigue: “Esta queja parece plausible hasta que uno recapacita sobre ella. Que es a lo que me gustaría invitar al amable lector aquí. Porque cabría ver ese lamento como razonable si procediera de algún grupo marginal, pongamos a los mormones o a los adventistas del Séptimo Día. O a los jugadores de bádminton. Todos ellos dependen, por sus escasos recursos, de la voz que les concedan los demás. Pero ¿de verdad pueden miembros de la Iglesia católica quejarse de que «otros» les acallan? ¿No tiene tal iglesia hoy en España una red de colegios, de universidades, una cadena de radio, una de televisión, editoriales, asociaciones, organizaciones, institutos, congregaciones, edificios, museos… suficientes como para no depender de si «otros» te otorguen o no la palabra? ¿De veras se están empleando estos enormes recursos del modo óptimo que permitiría ir bien pertrechados a la guerra intelectual?

Y concluye el ensayo de Quintana: “Mi impresión es la contraria. Todos esos talentos se están dilapidando de forma difícilmente perdonable (recordemos la parábola de los ídem). Y parte del problema es que ese desperdicio se ha convertido ya en una inercia que pasa desapercibida a los propios dilapidadores. De ahí que estos reaccionen del modo tan airado en que lo han hecho con el artículo del profesor Garrocho”.

Conclusión

               Parece que en nuestra sociedad española renace el debate sobre la función de los intelectuales en la construcción de un pensamiento basado en razones y ciencia que orienten y den sentido a una sociedad que parece estar a la deriva.

               Precisamente, en la revista Ethics de 19 de noviembre, con el título de “Diez entrevistas a filósofos para repensar el mundo”, leemos: “En tiempos convulsos y oscuros como los que hoy vivimos, la filosofía es a menudo la grieta por donde se cuela la luz. Por eso, desde nuestro nacimiento hace casi una década, en la revista digital Ethic hemos buscado en los pensadores el faro para alumbrar el camino hacia un futuro más próspero. En 2005, Naciones Unidas declaró oficialmente el 19 de noviembre el Día Mundial de la Filosofía para, entre otras cosas alentar el análisis, la investigación y los estudios filosóficos sobre los grandes problemas contemporáneos para responder mejor a los desafíos con que se enfrenta hoy en día la humanidad y subrayar la importancia de su enseñanza para las generaciones futuras.

            Además publicar centenares de fragmentos de las obras de algunos filósofos de referencia como Steven PinkerByung-Chul Han o Zygmunt Bauman, también hemos entrevistado a algunas de las voces más relevantes del pensamiento de nuestro país, algunas de las cuales tenemos el honor de que formen parte de nuestro Consejo Editorial. Te dejamos una selección de estas entrevistas a filósofos que pueden inspirarte para entender mejor un momento como este”.

            Tal vez tengamos en FronterasCTR un proyecto de reflexión que de sentido a nuestra realidad.

Si has llegado hasta aquí y te ha gustado este artículo, seguramente te interesarán también los temas de KRISIS: Educación, Conciencia, Derechos Humanos, Historia, Política, Espiritualidad, Poesía, Filosofía, Sabiduría, Democracia, Cultura, Memoria Histórica, etc. Por tanto y si deseas recibir todas las novedades en tu email, puedes suscribirte aquí y las recibirás puntualmente.



LEANDRO SEQUEIROS SAN ROMÁN nació en Sevilla en 1942. Es jesuita, sacerdote, doctor en Ciencias Geológicas y Licenciado en Teología. Catedrático de Paleontología (en excedencia desde 1989). Ha sido profesor de Filosofía de la Naturaleza , de Filosofía de la Ciencia y de Antropología filosófica en la Facultad de Teología de Granada. Miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Zaragoza. Asesor de la Cátedra Francisco Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia de Comillas. Presidente de la Asociación Interdisciplinar José Acosta (ASINJA).Es autor además, de numerosos libros y trabajos que se ofrecen gratuitamente en versión digital en BUBOK.
    En la actualidad reside en Granada continuando sus investigaciones y trabajos en torno a la interdisciplinaredad, el diálogo Ciencia y Fe y la transdisciplinariedad en la Universidad Loyola e intentando relanzar y promover la Asociación ASINJA que preside. Un nuevo destino después de haber trabajado solidariamente ofreciendo sus servicios de acompañamiento, cuidado y asesoramiento en la Residencia de personas mayores San Rafael de Dos Hermanas (Sevilla).
    La persona de Leandro Sequeiros es un referente de testimonio evangélico, de excelencia académica, de honestidad y rigor intelectual de primer orden. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento más sentido por honrar con sus colaboraciones este humilde sitio y nuestro más sincero deseo que se recupere definitivamente pronto y podamos celebrar con alegría y esperanza su 80 cumpleaños. ¡ Adelante siempre querido Maestro !.

Referencia[+]

One thought on “MI MUNDO A LOS 80 AÑOS (8): ¿Y los intelectuales cristianos?

  1. El pensamiento basado en la razón y en la ciencia fue el hito más importante de la Revolución Francesa. Para conseguirlo, fue imprescindible implantar la separación entre Iglesia y Estado, entre dogma y ciencia, entre moral represora y ética, entre sumisión y libertad. Una separación aún en proceso mientras no desaparezca el nacionalcatolicismo. Al fin y al cabo es cumplir con “Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”

Me encantaría que hicieras un comentario. Muchas gracias.