En estos días de turbulencia mediática y político-partidaria y cuando compruebo infelizmente que los grandes medios de comunicación destinan ingentes cantidades de tiempo al sensacionalismo, las historias anónimas y humildes solamente son recordadas por aquellos que tienen sensibilidad y responsabilidad social. Eso es lo que a mi juicio significa “EL MEMORIALISMO” un movimiento sociocultural y sociopolítico que no solamente reivindica verdad, justicia, reparación y no-repetición, sino que trata al mismo tiempo de rescatar los valores éticos imperecederos que fundamentan tanto los Derechos Humanos Universales como los Derechos de nuestro Planeta.
Esta es la razón que me mueve a traer aquí la breve historia de un anónimo y humilde combatiente por la Libertad y los Derechos Humanos del que siempre me honraré haber sido su amigo y camarada. Y es que de nada vale la memoria si no nos hace mejores, más valientes, atrevidos e inteligentes en la defensa de los derechos de los más débiles y vulnerables. Basta ya de tanta mediocridad y cobardía que disfrazada de posibilismo nos aboca a estar siempre renunciando a nuestros ideales de vida, justicia y libertad.
Soy consciente de que este artículo es largo y muy posiblemente se detendrán en él pocas personas, pero también estoy cansado de haber subordinado lo que pienso y siento a esos nuevos códigos de la fugacidad que nos impiden pensar y saborear las palabras. Así que el que no tenga la suficiente paciencia para leer mejor que lo deje y busque algo de mayor interés. Pero como resulta que para mí EL RUBIO fue un Sabio y un Maestro y yo se lo debo todo a mis Maestros, pues ahí va y el que haya llegado hasta el final y le haya gustado, pues que lo replique por favor.

Ayer 3 de septiembre, hace ya tres años que mi amigo, hermano y camarada EL RUBIO desapareció, no obstante para mí está hoy y aquí más vivo que nunca. Su vida, aunque ya no esté, sigue siendo y será para mí y para muchos de mis amigos y compañeros un referente de sabiduría, responsabilidad, compromiso y valentía. Por eso recordarlo en todo momento y en todo lugar es sin duda alguna resucitarlo en sus dimensiones más humanas, sociales, políticas y personales. Se nos fue trágicamente a primeros de septiembre de 2016 y todos los que lo conocimos lamentamos tan irreparable pérdida, sin embargo, lo más hermoso de la Memoria Histórica, lo realmente más transcendente y que imprime carácter a la vida de los pueblos es la posibilidad de aprender, rescatar y actualizar los valores éticos y sociales implícitos en los hechos y acciones de los que nos precedieron. Y en este caso, El Rubio vivirá con nosotros para siempre y formará parte de las personas más heroicas, insignes y comprometidas de nuestra ciudad, no solo en la lucha por las libertades democráticas, sino también en la apuesta permanente por crear lazos, vínculos y relaciones sociales basados en el diálogo, la escucha atenta, el cariño, la sinceridad, la transparencia y la alegría de convivir y compartir sentimientos e ideales.
Para todas las personas que lo conocieron de cerca, El Rubio, fue un líder nato capaz de reconstruir mediante la sabiduría, su extraordinario sentido artístico de la vida y su humor, cualquier amenaza de desencuentro. En mi opinión, podría ser calificado como el paradigma del luchador infatigable contra todo tipo de dificultades, obstáculos y resistencias, algo así como ese boxeador de las películas que tras haberlo noqueado en casi todos los asaltos en el último se levanta y vence con una fuerza suprema e irresistible. Y todo ello desde la normalidad de una vida sencilla y anónima que no aspiraba más que a ser fiel, leal y coherente con los grandes valores e ideales que desde muy joven aprendió en su familia y en la arriesgada lucha por la democracia. No estamos pues en el caso de un personaje al uso cuya popularidad haya sido conquistada gracias a los altavoces de los grandes medios de comunicación de masas y a todas esas leyendas y entretenimientos que aborregan a las grandes mayorías de la población. Estamos sobre todo ante una persona humilde, anónima, leal, animosa, estimulante y coherente con los valores que dieron sentido a su vida, pero siempre desde la sencillez, la cercanía, el agudo comentario crítico, la generosidad y la naturalidad. Y es que El Rubio siempre se presentó como el más sencillo y necesitado de los compañeros, sin embargo, su capacidad de resistencia, su sabiduría, su valentía, sus convicciones y su disposición permanente al cariño, la amistad y el compromiso, hacen de él una persona, un ciudadano de Camas y un militante social, sindical y político que merece sobradamente ser reconocido y recordado en todos los tiempos.
José Fernández Solís, conocido y nombrado como “EL RUBIO” desde su más tierna infancia, nació en Camas, concretamente en la casa de su abuela materna sita en la calle Camino de Guía nº45. Sus primeros años infantiles fueron de una gran felicidad ya que fue acogido como una auténtica bendición en el seno de una familia en la que las mujeres ocupaban una posición preponderante y hacían una labor de sostenimiento y manutención extraordinarias, ya que los hombres de la familia habían sido reprimidos, encarcelados y hasta asesinados por las fuerzas golpistas del 18 de julio de 1936.
Concretamente su abuela materna, Matilde García Vicedo, sufrió y soportó la agresión más cruel que se pueda infligir a una persona: el asesinato de sus seres más queridos y el acoso constante por sus ideas políticas. A su hijo, Luis Solís García, el tío del Rubio, lo detuvieron el 19 de julio de 1936m al igual que a su abuelo José Solís Molina siendo conducidos prisioneros por las fuerzas del criminal Queipo de Llano hasta la cárcel para después asesinarlos y arrojarlos como a tantos otros demócratas y leales a la IIª República a fosas comunes, aún muchísimas de ellas sin exhumar y absolutamente desconocidas. De ellos nunca más se supo, salvo por la memoria de su abuela, cuyos relatos de valentía y dignidad de su esposo fueron sembrando en él las semillas de la rebeldía. Tanto su abuelo, como su tío fueron militantes sindicales y políticos de la izquierda. Concretamente su abuelo fue militante del Partido Comunista de España en Camas y su tío, secretario de las Juventudes Comunistas de Camas.
Otro tanto les sucedió a los padres del Rubio. Su madre Ana Solís García, en los años de represión y asesinatos fascistas, la raparon a cero y fue paseada por las calles de Camas junto a otras mujeres de dirigentes políticos, o de simples militantes, o sospechosos de ser de izquierda o simplemente defensores del Gobierno legítimo de la IIª República. Su padre, Antonio Fernández Durán, un joven con solamente dieciocho años fue detenido y hecho prisionero por las fuerzas fascistas siendo encarcelado en Huelva y condenado a muerte, llegando a estar en un pelotón de ejecución del que se salvó milagrosamente gracias a que el teniente que lo comandaba sintió compasión por su juventud y delgadez y lo absolvió de tan definitivo final. Posteriormente y tras cumplir su condena fue desterrado de Camas y condenado de hecho a buscarse la vida en los más diferentes trabajos fuera, ya que en Camas, nadie quería dar trabajos a aquellos que las fuerzas y los grupos sociales fascistas señalaban como como colaboradores de la IIª República, hasta que finalmente vuelve a Camas y trabaja en la fábrica de miel gracias a que Serafín “el de la miel” lo acogió.
En definitiva, El Rubio vivió una pubertad y una adolescencia en un ambiente cargado de miedo, dolor, sufrimiento, pobreza y dignidad que le permitió años más tarde convertirse en un adulto valiente, firme de convicciones y radicalmente comprometido con los valores de la democracia y de la izquierda.
El Rubio fue una persona extraordinariamente culta, sabia y completamente autodidacta ya que apenas pudo asistir a la escuela obligatoria en la que adquirió los rudimentos de la escritura, la lectura y cálculo. Fue un lector infatigable y gracias a su curiosidad natural y a su empeño permanente en aprender, además del conocimiento adquirido en las numerosas reuniones y encuentros en los que participó a lo largo de toda su vida, consiguió una madurez cultural extraordinariamente versátil y hasta incluso especializada en campos tan diversos como la agricultura, la botánica, la construcción, la psicología y la espiritualidad.
Los más humanos y profundos de los aprendizajes del Rubio fueron los que adquirió con su tío-abuelo José García Vicedo, en la fragua del Camino de Guía, en la que entró a los diez años y que abandonó definitivamente para incorporarse al servicio militar. Podría decirse que la fragua y las enseñanzas de su tío constituyeron para él una auténtica escuela de formación profesional, humana, cultural, musical, social y política. Fue su tío abuelo y su abuela, además de sus padres, los que proporcionaron al Rubio todo el substrato de conocimientos necesarios e indispensables para hacer frente a las dificultades de la vida y para comprometerse con causas nobles y grandes ideales. Fue en la fragua, donde precisamente cuajó, no solo el hombre valiente, leal, generoso y comprometido, sino también el militante comunista, el flamencólogo, el cantaor que dominaba todos los palos del flamenco imprimiéndoles siempre una original impronta personal cuidadosamente respetuosa con los cánones. Pero además de su faceta de conocedor profundo de la cultura flamenca y de cantaor, El Rubio fue un permanente creador de letras que condensaban en breves versos de toda una filosofía popular y de vida y que después formaban parte de sus repertorios de soleás, seguiriyas, malagueñas, fandangos, tientos y martinetes. No en vano, El Rubio nunca desaprovechó la oportunidad en cualquier reunión o encuentro de convivencia, de recordar y expresar a los asistentes cualquier letrilla flamenca que ilustrara y sintetizara la temática de la que se hablaba.
Fue con tan solo quince años en la fragua de su tío abuelo, cuando El Rubio comenzó toda su trayectoria política, sindical y de militancia. Corría el año 1964 cuando recibió la visita en la fragua de dos de los cuatro históricos militantes clandestinos del PCE de Camas (Julio España, José Rodríguez “El Frasco”, “El Tabuenca” y “el Chaves” y que constituían entonces “la célula” organizada) que lo invitaron a que se incorporase a la lucha antifranquista y por las libertades democráticas, ya que después de un tiempo de haber observado su conducta social y personal lo veían un chico serio, formal, trabajador, responsable y además con un tradición familiar extraordinariamente comprometida y fuertemente perseguida y reprimida por el fascismo. Su aceptación no se hizo esperar y unos días más tarde se incorporó a la célula clandestina del PCE en Camas y comenzó su aprendizaje y su activismo político.
En los primeros tiempos y hasta que permaneció en la fragua, El Rubio comenzó a participar en todas las actividades que le sugerían sus mayores, especialmente las relativas a proselitismo, la captación de jóvenes, la distribución de propaganda y la formación política, actividades que coordinó a la perfección con su nuevo camarada Francisco Pinto Limón, el primer Alcalde Democrático de Camas tras la dictadura y con él, formó un tándem de amistad y cooperación que constituyó el núcleo del liderazgo de los comunistas de Camas hasta principios de los ochenta.
Sus primeros años de militancia fueron en las Juventudes Comunistas de España, siendo elegido muy pronto, miembro del Comité Provincial junto a Francisco Pinto, encargándose ambos de poner en marcha la organización, tanto en Camas, como en los pueblos cercanos como Santiponce, Valencina y Castilleja, una responsabilidad que desarrollaría hasta principios de los años setenta, cuando El Rubio hizo el servicio militar y emigró a Suiza, siendo su camarada José Luis Márquez Ojeda el que asumió en dichas fechas esta responsabilidad.
A finales de los sesenta, El Rubio participó activamente en la organización y el sostenimiento de todo tipo de manifestaciones, reuniones y acciones contra la dictadura tanto a nivel provincial como local. Concretamente en Camas animó la creación del Club la Incubadora estableciendo relaciones de coordinación con los jóvenes comunistas que participaban y estaban integrados en el Club Parroquial Alkama a principios de los años setenta.
Una vez terminado el periodo de la fragua, en el servicio militar contribuyó a crear en el seno del ejército, la Unión Militar del Soldado, una organización que pretendía sobre todo hacer valer los derechos de los reclutas y soldados que en aquella época eran tratados con estilos muy parecidos a la esclavitud ya que el autoritarismo y el fascismo eran moneda común de la disciplina cuartelaría de aquellos años.
Posteriormente, una vez terminado el servicio militar, permaneció trabajando algún tiempo en la rama de la construcción en diversos lugares, para finalmente marcharse a Suiza, país en el que permaneció más de un año trabajando y en el que participó activamente con las organizaciones del PCE en el exilio, adquiriendo un gran protagonismo. Las dotes oratorias y las capacidades operativas del Rubio, pronto le sirvieron para conectar con los más altos dirigentes del PCE, llegando a ser nombrado responsable de seguridad del Congreso del PCE celebrado en Suiza por aquellas fechas.
A su vuelta a Camas, retomó de nuevo su actividad militante centrándose especialmente en el movimiento obrero, aunque también en el movimiento ciudadano. EL Rubio trabajó en las más diversas ocupaciones del sector de la construcción y en todos los lugares fue siempre reconocido y admirado por sus habilidades manuales y técnicas, como por su capacidad de empatía y simpatía con la que se ganaba el reconocimiento de todos sus compañeros. De hecho y en las últimas elecciones a delegados del sindicato vertical de la dictadura, fue elegido por unanimidad por una plantilla de más de cincuenta obreros. El Rubio se convirtió en un activo militante sindical, compromiso al que permaneció fiel y leal durante toda su vida, trabajando así en favor de todo tipo de reivindicaciones y mejoras salariales y de condiciones de trabajo. De hecho en su última etapa laboral en la empresa Merca-Sevilla, en la que permaneció décadas hasta su jubilación, fue el creador de las Comisiones Obreras, siendo elegido permanentemente miembro del Comité de Empresa y Presidente del mismo.
A principios de los años setenta, tras su vuelta de Suiza, se integra de pleno en el PCE, marcándose como objetivo la diseminación del compromiso de lucha contra la dictadura en todos los frentes sociales, populares, provinciales y locales. Fue en estos años cuando toma contacto y conoce a uno de los más destacados militantes sindicales del PCE que ha marcado una huella indeleble de compromiso social y político en Camas y que más tarde perteneceria al Comité Provincial: Jaime Baena Abad.
En aquellos años contribuye a crear y a poner en marcha la Junta Democrática de España en Camas, todo ello, sin abandonar el amplio movimiento reivindicativo ciudadano que tuvo su punto álgido en Camas en 1974, y que fue ampliamente activado y divulgado por la impagable y generosa labor del famoso “Equipo Corresponsal de El Correo de Andalucía” y del que formaban parte entre otros, Carlos Sánchez Barbudo y Manuela Vargas. En esa línea de compromiso con el movimiento ciudadano de Camas, El Rubio contribuye también al nacimiento y la organización de la famosa Asociación de Vecinos “Cal y Barro”, una auténtica organización plural y diversa en la que participaban andalucistas, socialistas, comunistas y numerosos vecinos independientes.
De aquella década podría decirse que El Rubio y Pinto formaban una pareja de militancia social, sindical y política de primer orden, lo cual explica en grandísima medida que obtuvieran tanto éxito electoral en las primeras elecciones municipales democráticas tras la dictadura, en las que Pinto figuraba como número uno y El Rubio el número dos.
El intento de golpe de estado de Febrero de 1981 el Alcalde Francisco Pinto y El Rubio encabezan el encierro en el Ayuntamiento en defensa de las instituciones democráticas y que horas más tarde se trasladarían a las naves de Francisco Nadal para junto a los militantes del PCE, CC.OO. y militantes antifranquistas, organizar la defensa civil contra Tejero y sus cómplices. Y fue a principios de la década de los ochenta del pasado siglo cuando El Rubio fija su breve residencia, primero en Mairena del Aljarafe en la bda. popularmente conocida como Bda. Los Alcores y más tarde y definitiva en Santiponce, en una casa construida con sus propias manos en esta última, al igual que todas en las que instaló su residencia familiar. Sin embargo y aunque toda su actividad social y política ya no se volvió a centrar y fijar en Camas, siguió de forma absolutamente fiel a sus ideales, aunque como a otros muchos militantes comunistas sus concepciones organizativas comenzaron a cambiar como consecuencia tanto del fracaso del Referéndum de la OTAN de Marzo de 1986 como de la desaparición de los llamados países del socialismo real a partir de la caída del muro de Berlín.
Tanto en los ochenta como en los noventa, El Rubio se centró en su militancia sindical en CC.OO. que nunca abandonó, pero también en su militancia social y cultural, especialmente en lo relativo a las experiencias de autorrealización que le proporcionaba el flamenco, participando activamente en la Peña Flamenca de Santiponce, si bien su actividad principal estuvo básicamente centrada en el ámbito familiar y como ya se ha citado más arriba, al frente del Comité de Empresa de Merca-Sevilla.
Aunque El Rubio nunca perdió el contacto con sus amigos y antiguos camaradas de Camas, no será hasta el año 2011 cuando El Rubio se reincorpora nuevamente a su actividad social, cultural y política en Camas, participando de forma más simbólica y sentimental que activa, en Izquierda Unida de Camas. Fue en este año cuando toma contacto con lo que conocemos hoy como Grupo de Camas de la Asociación “Memoria, Libertad y Cultura Democrática” presidido por José Esteban Garrido Moreira y en el que podría decirse que vuelca toda su sabiduría, conocimiento, ilusión y esperanza basadas en la necesidad de reconocer la dignidad y el sacrificio de todas aquellas personas de Camas que aportaron su granito de arena por la defensa de las libertades democráticas y destacándose en la lucha contra la dictadura. Fue El Rubio, el que con su vigor, su energía, sus convicciones y su conocimiento impulsó al Grupo entero a realizar tal vez el acto histórico más emblemático y digno en pro de la democracia y los Derechos Humanos que se haya dado en Camas en toda su historia: el “Homenaje a los luchadores y luchadoras de Camas por la Libertad y los Derechos Humanos Universales”.
Fatalmente y mientras que el Grupo de Camas de MLCD estaba preparando su agenda de actividades para el periodo 2016-2017, en un para todos triste y desolador día de septiembre El Rubio se nos fue para no volver jamás. Pero nos queda su memoria, su valentía, su dignidad, su apuesta radical por la clases obrera y todos los oprimidos, su compromiso con la democracia como expresión permanente de libertad, justicia e igualdad, pero sobre todo lo que nos queda también es su sabiduría humana, su extraordinaria sensibilidad, de la que son muestra sus propias palabras entresacadas de un texto suyo al que hemos tenido el privilegio de acceder.
Dice El Rubio:
«Si te das cuenta es que piensas. Si piensas, reflexionas. Si reflexionas, aclaras. Si aclaras, aceptas. Si aceptas comprendes que nadie es mejor que el otro, que todos somos iguales, solo que unos tardamos más en aprender que otros. Que unos cogen unos caminos y que otros cogen otros distintos. Que aunque estemos en el mismo camino, unos tienen una particularidad y otros tienen otra. Por eso tenemos que estar abiertos a cambiar de camino con el fin de tener las vivencias individuales que en cada momento, cada uno necesitemos.
Cuando dejas un camino que conoces, parece que retrocedes, que no avanzas. Sientes miedo, inseguridad, deseos de volver al camino que conocías, aunque éste fuese un camino molesto, aburrido, sin perspectivas y en el que no notabas los avances. Sin embargo, todos estos caminos, aunque sean muy espinosos son muy necesarios para comprender, el cómo, el porqué y el cuándo de la vida.
Cada uno es su sí mismo y todos llegaremos a compartir el infinito del Universo de donde procedemos todos.
Lo material de la vida son apegos que nos retienen demasiado tiempo en los caminos confusos y tardamos más en aprender. Pero tengo la tranquilidad de que a donde vamos nos transformaremos, porque no existe el tiempo, al menos como en la vida lo conocemos. Allí está prohibido odiar, o mejor, el odio no puede existir porque todo es armonía, paz y amor»
Gracias Rubio, siempre gracias por tu sabiduría. Siempre estarás en mi corazón.
Tu corazón nos diste de alimento
llenando de alegría nuestras vidas
curándote tú mismo las heridas
de sendas de dolor y sufrimiento.
La esperanza fue siempre tu argumento
de una apuesta valiente y decidida
por valores eternos sin medida
que encarnaste con puro sentimiento.
Que no calle tu voz desgarradora
de memoria, justicia y libertad
y de fuerte pasión conmovedora
Que tu clara conciencia soñadora
nos conduzca para siempre a la unidad
con sabia vocación transformadora.
Que buena biografía, sin duda un hombre muy culto y polifacético. Tuve el gusto de conocerlo y en un evento donde tuve la oportunidad de estar con él y tener una conversación me dijo que su libro favorito era ” El Secreto” de Ronda Byrne, con lo que también era un ser muy espirital y profundo. Descanse en paz.
Un gran trabajo biográfico sobre la personalidad entrañable de El Rubio. Un gran privilegio haber sido tu amigo y camarada. Dar a conocer la trayectoria personal de El Rubio es una contribución encomiable para seguir sus pasos en la lucha por los valores democráticos y los Derechos Humanos. Creo que personas como El Rubio no mueren nunca si su legado lo mantienen vivo los que le conocieron y los que gracias a este artículo hemos conocido su gran labor social.
Quiero echar contigo un ratito de tú a tú. A ver cuándo puede ser. Enrique Robles
Te llamo enseguida. Un gran abrazo.