UN COREANO EN ALEMANIA (1)

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Por Leandro Sequeiros San Román

Byung-Chul Han, seduce con sus provocaciones posmodernas

Las redes sociales (sobre todo las que alardean de “intelectualidad”) se abarrotan de frases y comentarios de un coreano que ha conquistado Alemania y se extiende como aceite por el mundo. Se trata de Byung-Chul Han.

Según los datos de Wikipedia, Byung-Chul Han (o Pyong-Chol Han) nació en Seúl en 1959. Se le considera como  es filósofo y sobre todo como ensayista experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín. Escribe en idioma alemán y está considerado como uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia.

En una entrevista en el semanario Die Zeit contó que, aunque crítico con la tecnología, esta le interesa especialmente, y que cuando era niño jugaba siempre con radios y aparatos eléctricos, pero al final se decantó por estudiar metalurgia en la Universidad de Corea. Abandonó la carrera tras provocar una explosión en su casa mientras trabajaba con productos químicos. Llegó a Alemania con 26 años sin saber alemán ni haber leído casi nada de filosofía. ​ En otra entrevista explicó que

«…Al final de mis estudios [de metalurgia] me sentí como un idiota. Yo, en realidad, quería estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en alemán. […] Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio, de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día…»

No sabemos si esto es verdad, pues los orientales suelen tener un lenguaje floreado. Si parece ser cierto que estudió filosofía en la Universidad de Friburgo, y literatura alemana y teología en la Universidad de Múnich.

En 1994 se doctoró en Friburgo con una disertación sobre Martin Heidegger. En 2000, se incorporó al Departamento de Filosofía de la Universidad de Basilea, donde completó su habilitación. En 2010 se convirtió en miembro de la facultad Staatliche Hochschule für Gestaltung Karlsruhe, donde sus áreas de interés fueron la filosofía de los siglos XVIIIXIX y XX, la ética, la filosofía social, la fenomenología, la antropología cultural, la estética, la religión, la teoría de los medios, y la filosofía intercultural.

Desde 2012, es profesor de estudios de filosofía y estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín (UdK), donde dirige el Studium Generale, o programa de estudios generales, de reciente creación. ​

Byung es autor de dieciséis libros, de los cuales los más recientes son tratados acerca de lo que él denomina la «sociedad del cansancio» (Müdigkeitsgesellschaft), y la «sociedad de la transparencia» (Transparenzgesellschaft), y sobre su concepto de shanzhaineologismo que busca identificar los modos de la deconstrucción en las prácticas contemporáneas del capitalismo chino.

El trabajo actual de Byung se centra en la reflexión filosófica y sociológica de lo que llama la «transparencia», como norma cultural creada por las fuerzas del mercado neoliberal, que él entiende como el insaciable impulso hacia la divulgación voluntaria de todo tipo de información que raya en lo pornográfico. Según Han, los dictados de la transparencia imponen un sistema totalitario de apertura a expensas de otros valores sociales como la vergüenza, el secreto y la confidencialidad. ​

Hasta hace poco, Byung se negaba a dar entrevistas de radio y televisión y raramente divulga en público sus detalles biográficos o personales, incluyendo su fecha de nacimiento. ​ Para rebelarse ante el capitalismo digital ha desarrollado una fórmula propia de resistencia política: no tiene smartphone, no hace turismo, solo escucha música analógica, no trata a su alumnado como clientes y dedica tiempo a cultivar su jardín.

El pensamiento filosófico de Byung ​           

       Ofrecemos a los lectores de Krisis algunas pinceladas sobre sus intereses filosóficos.

La sociedad de la transparencia

       Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Byung, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.  ​

La salvación de lo bello

         Para Byung, lo pulido, lo liso, lo impecable, son la seña de identidad de nuestra época. Son lo que tienen en común las esculturas de Jeff Koons, los smartphones y la depilación. Estas cualidades ponen en evidencia el actual «exceso de positividad» del que habla Han en otros ensayos, pero que aquí enfoca y desarrolla en el campo del arte y de la estética. ​

La expulsión de lo distinto

       Los tiempos en los que existía el otro han pasado. El otro como amigo, el otro como infierno, el otro como misterio, el otro como deseo van desapareciendo, dando paso a lo igual. La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por crecimiento, constituye hoy esas alteraciones patológicas del cuerpo social. Lo que enferma a la sociedad no es la alineación ni la sustracción, ni tampoco la prohibición y la represión, sino la hipercomunicación, el exceso de información, la sobreproducción y el hiperconsumo. La expulsión de lo distinto y el infierno de lo igual ponen en marcha un proceso destructivo totalmente diferente: la depresión y la autodestrucción. ​

Shanzhai El arte de la falsificación y la deconstrucción en China.

         “Shanzhai” es un neologismo chino que refiere a la apropiación de una forma o una idea, desestimando su estatus de originalidad. Un shanzai es un fake, una copia pirata, una parodia. Aplicado en un comienzo a las falsificaciones de productos electrónicos y marcas de ropa, este concepto hoy abarca todos los terrenos de la vida en China: hay arquitectura shanzhai, comida shanzhai, diputados shanzhai y hasta estrellas del espectáculo shanzhai. En tanto su atractivo radica precisamente en la variación funcional e ingeniosa, son mucho más que meras falsificaciones baratas. No pretenden engañar a nadie. Su capacidad de innovación, que es innegable, no se define por el genio o la creación ex nihilo, sino por ser parte de un proceso anónimo y continuado de combinación y mutación. ​

Psicopolítica

       El filósofo Byung – Chul Han dirige ahora su mirada crítica hacia las nuevas técnicas de poder del capitalismo neoliberal, que dan acceso a la esfera de la psique, convirtiéndola en su mayor fuerza de producción. La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente (smart), que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. ​

Buen entretenimiento

        En un perspicaz ensayo así titulado, Byung-Chul Han analiza y relata, tomando como referencia a Kant, Hegel, Nietzsche, Heidegger, Luhmann y Raushenberg, las numerosas formas de entretenimiento surgidas a lo largo de la historia y muestra el arraigo del ocio en nuestro sistema social. Tan amena como productiva, esta obra nos plantea una original reflexión sobre si todavía se puede mantener la dicotomía entre pasión y entretenimiento. ​

Hiperculturalidad 

Byung-Chul Han utiliza el concepto teórico de hiperculturalidad para distinguirlo de conceptos normativos y mal empleados en el debate actual como multiculturalidad y transculturalidad. A través del pensamiento de diversos filósofos modernos y contemporáneos, el presente libro discute la idea cambiante de cultura y muestra hasta qué punto es necesaria y posible una orientación del todo diferente del mundo que habitamos. ¿Vivimos finalmente en una cultura que nos da la libertad de dispersarnos como alegres “turistas” por todo el mundo? Si así fuese, ¿estamos asimilando bien este cambio de paradigma? ​



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