Conciencia (9). Conciencia crítica: Paulo Freire

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Conciencia (9). Conciencia crítica

Paulo Freire: arquitecto de la conciencia crítica1 Ref.Numerosos artículos de la obra y el pensamiento de Paulo Freire puedes econtrarlos haciendo “clic” AQUÍ

Por Juan Miguel Batalloso Navas

 

       Si hay un nombre inseparable de la conciencia crítica desde la perspectiva social, política, educativa y pedagógica, ese es Paulo Freire (1921-1997), educador brasileño y universal que transformó para siempre nuestra comprensión de la educación y la liberación humana (Freire; 1975, 1976).
       Freire creció en el nordeste de Brasil, una de las regiones más pobres del país. Durante la Gran Depresión de 1929, su familia cayó en la pobreza y él experimentó directamente el hambre y la dificultad. Estas vivencias marcaron profundamente su vida y su trabajo. Se prometió a sí mismo dedicarse a luchar contra el hambre y la miseria, no solo material sino también intelectual y espiritual.
       En los años 60, Freire desarrolló un revolucionario método de alfabetización para adultos en Brasil. Pero su propuesta iba mucho más allá de enseñar a leer y escribir. Para él, alfabetizarse significaba aprender a “leer el mundo”, no solo las palabras. Y leer el mundo implica comprender las fuerzas que nos oprimen y descubrir que podemos transformarlas.

         Paulo Freire identificó que las personas transitan por diferentes niveles de conciencia a lo largo de su vida:

  1. La conciencia intransitiva o mágica es el nivel más básico. Aquí las personas están absorbidas completamente por la supervivencia cotidiana. Explican los problemas de forma mágica o fatalista: “Así lo quiso Dios”, “Es mi destino”, “Siempre ha sido así”. No ven conexión entre su situación personal y las estructuras sociales más amplias.
  2. La conciencia transitiva ingenua representa un avance. La persona ya se preocupa por temas sociales, pero los interpreta de manera simplista. Tiende a personalizar los problemas: si alguien es pobre, es porque “no se esforzó lo suficiente”. Participa en debates, pero sin profundidad analítica. Puede ser víctima fácil del populismo o del gregarismo.
  3. La conciencia transitiva crítica es el nivel más desarrollado. Aquí la persona es capaz de profundizar en la interpretación de los problemas, rechaza las explicaciones simplistas, argumenta con solidez, practica el diálogo genuino (no solo el debate), y está abierta a lo nuevo sin rechazar automáticamente lo antiguo por ser viejo. Sobre todo, comprende que la realidad no es inmutable, sino que fue construida históricamente y puede ser transformada.

         Una de las críticas más poderosas de Freire fue contra lo que llamó “educación bancaria”. En este modelo tradicional, el maestro es quien sabe y los estudiantes son recipientes vacíos donde se “deposita” conocimiento. Los estudiantes memorizan, repiten, pero no piensan críticamente. Esta educación domesticadora, adapta a las personas al mundo tal como es, pero no las prepara para transformarlo.

         Freire propuso en cambio una “educación problematizadora”, donde maestros y estudiantes aprenden juntos, en diálogo horizontal. No hay transferencia de conocimiento sino concreción. Los temas de estudio surgen de la realidad vivida por los educandos, y el proceso educativo busca problematizar esa realidad: ¿Por qué las cosas son así? ¿Podrían ser diferentes? ¿Qué podemos hacer?

Un proceso de cuatro etapas

         La palabra clave en portugués es “conscientização” (concientización), que Freire usaba para describir el proceso mediante el cual las personas desarrollan conciencia crítica. No es algo que se transmitir o enseñar de manera tradicional. Es un proceso que se vive, se experimenta, se construye colectivamente y que pasa por cuatro fases o etapas (Carlson et. al.; 2006) si bien cada persona las vive de una manera singular y única:

  1. Primera etapa: adaptación pasiva. Consiste en aceptar incondicionalmente las cosas y lo que sucede a nuestro alrededor tal y como son y sin cuestionarlas. Desde esta perspectiva, la vida de una persona es al mismo tiempo resignada, conformista, pasiva e incluso catastrofista porque cree convencida que nada se puede hacer para mejorar su situación existencial. Se trata de personas que perciben percibe contradicciones porque no es capaz de observar críticamente.
  2. Segunda etapa: compromiso emocional. Algo sucede que rompe esa tranquilidad. Puede ser una experiencia personal de injusticia, presenciar algo que le indigna, o un evento social que sacude su visión del mundo. Las emociones se activan intensamente: rabia, frustración, dolor, confusión. Es una etapa incómoda pero necesaria. El corazón se despierta antes de que la mente tenga claridad sobre qué hacer.
  3. Tercera etapa: despertar cognitivo. Ahora la mente comienza a trabajar. La persona busca entender qué está pasando realmente. Lee, pregunta, dialoga, analiza. Empieza a ver patrones que antes no veía. Comprende que su situación personal no es un caso aislado sino parte de algo más grande. Desarrolla lo que podríamos llamar “visión de rayos X social”: puede ver a través de las apariencias para identificar las estructuras profundas de poder y desigualdad.
  4. Cuarta etapa: intenciones de actuar. Finalmente, el conocimiento y la emoción se transforman en voluntad de acción. La persona no solo entiende y siente, sino que cree que puede hacer algo. Desarrolla lo que los psicólogos llaman “eficacia política”: la creencia de que su acción, especialmente colectiva, puede generar cambios reales.

         Para que la conciencia crítica se desarrolle, se necesitan ciertas condiciones:

  • Un clima de confianza y respeto donde las personas puedan expresarse sin miedo. Un ambiente autoritario mata la conciencia crítica antes de nacer.
  • Situaciones límite que generen contradicciones visibles. A veces es una crisis social, otras veces es el contraste entre el discurso oficial y la realidad vivida. Estas contradicciones funcionan como grietas por donde entra la luz de la conciencia.
  • Mediación pedagógica de alguien que ya tiene cierto nivel de conciencia crítica y puede acompañar el proceso sin imponer sus ideas. Freire insistía: no es directivismo (imponer) ni espontaneísmo (dejar que pase lo que sea), sino un acompañamiento dialógico.
  • Acción colectiva que permita experimentar que juntos sí se puede. La conciencia crítica se fortalece cuando vemos que nuestra acción coordinada con otros genera resultados concretos.

         Hay que recordar aquí que Paulo Freire no trabajaba en “aulas” tradicionales sino en “círculos de cultura“, donde las personas se sentaban en círculo (no hay nadie adelante ni atrás) y dialogaban sobre su realidad. El educador no era un profesor que enseñaba sino un coordinador que facilitaba el diálogo. Utilizaban “palabras generadoras” y “temas generadores” que surgían de investigar las preocupaciones reales de la comunidad. Por ejemplo, si trabajaban con campesinos, podían partir de palabras como “tierra”, “cosecha”, “patrón”. Pero no solo aprendían a leer esas palabras: las “descodificaban”, es decir, reflexionaban sobre qué significan esas realidades en su contexto, qué relaciones de poder contienen, qué alternativas son posibles 2 Ref.FREIRE, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Madrid: Siglo XXI, 1976.

         En estos “círculos de cultura” los coordinadores procedían también al denominado “proceso de problematización” consistente en transformar las “situaciones límite” en “inéditos viables” (futuros posibles) cuestionando lo dado como natural y desvelando las contradicciones.

Continuará…

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Juan Miguel Batalloso Navas, es Maestro de Educación Primaria y Orientador Escolar jubilado, además de doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, -España–.
Ha ejercido la profesión docente durante 30 años, desarrollando funciones como maestro de escuela, director escolar, orientador de Secundaria y formador de profesores.
Ha impartido numerosos cursos de Formación del Profesorado, así como Conferencias en España, Brasil, México, Perú, Chile y Portugal. También ha publicado diversos libros y artículos sobre temas educativos.
Localmente, participa y trabaja en la Asociación “Memoria, Libertad y Cultura Democrática” En la actualidad, casi todo su tiempo libre lo dedica a la lectura, escritura y administración del sitio KRISIS. Su curriculum completo lo puedes ver AQUÍ.

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